La insolencia del farcsantismo

Es increíble la desfachatez del gobierno Santos en seguir al pie de la letra las reglas que le dicta los narcoterroristas de las Farc. Día a día se descubren insólitos datos que revelan la entrega total de Santos al plan del Foro de Sao Paulo de implantar el Socialismo del Siglo XXI en Colombia. Esto está descarnadamente planteado en las 68 (hasta ahora) capitulaciones de Santos al castrochavismo que ha demostrado el uribismo en un sesudo documento.

La egolatría del Presidente Santos lo ha llevado a la insensata y “patricida“ (se que no existe el término, pero se entiende, no?) actitud de querer entregarle el poder a unos narcoterroristas criminales de lesa humanidad. El punto clave es saber si las Farc complacerán las veleidades de Santos. Reiteradamente he insistido en este espacio que para las Farc no es negocio ( entendido literal y figuradamente) hacer la paz.

Lo que fue un movimiento insurgente creado por el comunismo internacional a través de la intervención del genocida Fidel Castro, devino en un cartel multimillonario que domina todo cuanto ilegal haya en Colombia, desde  el narcotráfico, hasta la extorsión, pasando por la minería ilegal. Su riqueza es mayor que la del PIB nacional. ¿Qué les puede dar Santos que sacie su sed criminal?

En teoría nada, pero la política siempre tiene sus laberintos. Es allí donde nace el farcsantismo, corriente perversa que pretende enajenar el destino del país en manos de unos criminales de lesa humanidad. Y es allí donde la  ruindad de Santos y los narcoterroristas llega a su clímax. Pretenden tener lo mejor de ambos mundos.

Por una parte tener el poder político legitimado por la farsa del fraude electoral enmermelado, y por la otra tener el poder criminal que el narcoterrorismo siempre les ha dado. La farsa de los diálogos de La Habana es pieza clave en esa estrategia. La goebbeliana manipulación gobiernista ridículamente apoyada por los empresarios y los medios, siguiendo el dictum leninista de que los burgueses compran la soga con las que le van a ahorcar, tiene narcotizado el país creyendo que es capaz de superar el trágico sino de un narcoterrorismo criminal de lesa humanidad acorralando al Estado y la sociedad.

Esos diálogos no son más que un paréntesis que le permite a las Farc recomponerse y ganar todo el terreno perdido gracias a la patriótica política de Seguridad Democrática. Una vez obtenido fraudalentamente el poder local el próximo año, éstos se romperán y pretenderán subyugar al pueblo colombiano mediante la doble extorsión de un poder político entregado a la mermelada y un poder criminal que impone su macabra ley a punta de terrorismo.

No habrá pues acuerdo de paz, ya lo indicó muy claramente hoy “ Alapé”, el discurso de las Farc es reiterativo al respecto, pero el gobierno Santos juega el papel de sordo. Lo que no saben es que el pueblo no es pendejo y el boomerang que significará la decepción respecto a ese sueño goebbeliano que Santos y sus secuaces han impuesto sobre el país será un despertar  que determinará que Colombia retome el rumbo que perdió con la traición al mandato popular de Santos y su capitulación incondicional al narcoterrorismo. Ningún autoritarismo es eterno, y el que pretende imponer el farcsantismo en Colombia, morirá antes de nacer. La insolencia del farcsantismo no nos la aguantamos los colombianos, así de simple, y a diferencia de Venezuela, aquí si tenemos a Uribe, un líder con los pantalones bien puestos.

@alopeznunez

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