Las víctimas de los actos terroristas de las FARC han sido casi siempre personas de paz: campesinos, empleados, estudiantes, secretarias, amas de casa, niños y ancianos.

Y es que los terroristas, sean de donde sean, no les importa el dolor ajeno. Prueba de ello, el terrible atentado perpetrado contra las Torres Gemelas (World Trade Center) de Nueva York.

Algunas personas han osado decir que los terroristas pueden ser acusados de criminales, pero no de cobardes. Pero claro que lo son. ¿Cómo no van a ser cobardes quienes asesinan indiscriminadamente a personas inocentes e inermes? ¿Cómo pueden proclamar la razón, si el precio está basado en sangrientas masacres?

¿Se puede creer en la palabra de estos criminales que actualmente dialogan en La Habana con un grupo designado por el gobierno encabezado por Juan Manuel Santos?

¿Por qué las conversaciones de paz se están llevando a cabo en Cuba y no en otra nación donde exista la democracia? ¿Quién eligió ese país?

Al final, ¿quedarán impunes los crímenes cometidos por los narcoterroristas de las FARC y se les premiará dándoles participación en el Gobierno?

Juan Manuel Santos pregona a los cuatro vientos que las conversaciones van por muy buen camino, pero no explica por qué.

Si se llevara a cabo una encuesta entre los colombianos, ¿qué porcentaje creerá en la palabra de los bandidos para lograr la tan anhelada paz?