La destrucción roja va por el IVIC

Los editores de Veneconomía dedicaron ayer un editorial sobre las pretensiones del gobierno de Nicolás Maduro de desaparecer el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas IVIC. Pos su precisiones y claridad de conceptos se los reproducimos a continuación.

Ahora la vara destructora va por la ciencia

Este revoltillo destructor de toda institucionalidad venezolana que roe al país, ahora enfila las garras contra el reducto de la investigación científica nacional: El Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas IVIC.

El IVIC es un ente autónomo que fue creado el 9 de febrero de 1959, en el cual se vienen interrelacionándose las más diversas áreas de la ciencia (biológicas, médicas, físicas, matemáticas y químicas) a fin de buscar soluciones a disímiles problemas de la población en las áreas de genética y reproducción humana, de inmunología, enfermedades tropicales, ecología y contaminación ambiental, entre otras.

Un ente que dio origen a otras instituciones también de importancia científica para el país, como lo son: El IDEA, el Centro de Estudios Avanzados para la formación en cuarto nivel educativo de científicos venezolanos y de otros países de la región; el Intevep, el brazo tecnológico de la industria petrolera venezolana y desarrollador de la Orimulsión; la empresa estatal Quimbiotec, donde funciona la Planta Productora de Derivados Sanguíneos; y el Instituto de Ingeniería.

La arremetida “revolucionaria” contra el IVIC viene soportada en el manido argumento populista de que este “se ha alejado de la sociedad” y es enmascarada en un proyecto de ley inconsulto aprobado en primera discusión por la Asamblea Nacional este 18 de noviembre e incorporado al paquete de decretos-ley emanados de la presidencia con esa misma fecha.

Para comenzar, repite la práctica de “renombrar y refundar” para tratar de borrar la historia de logros pasados. Según la nueva ley que derogaría la publicada en el 2000, el IVIC, pasará a nombrarse Instituto Venezolano de Ciencia, Tecnología e Innovación (IVECIT), adscrito al Ministerio del ramo, el MITCI.

El cambio de nombre viene aderezado con la imposición de que entre los “valores fundamentales” del nuevo IVECIT esté la “construcción del socialismo”, a lo Chávez, una entelequia que no contempla la Constitución de la República por ningún lado.

Pero, lo cuestionable no es solo el cambio de nombre ni la muletilla del socialismo entre los valores que fundamentarán al IVECIT, sino el que se derogue todo el basamento legal del IVIC, para desmejorarlo y para impactar negativamente al acontecer científico nacional.

Primero, porque modifica la estructura académica del IVIC y abre paso a su politización al hacer que el director del instituto sea de libre nombramiento y remoción por el ministro de turno del despacho de Ciencia y Tecnología, sin consulta con la Asamblea de Investigadores del ente, tal como venía siendo con la ley vigente. A esto se agrega el que entre las causales de remoción de los investigadores se incluye ¨la participación individual o colectiva en actividades o manifestaciones que lesionen los principios consagrados en la Constitución¨, lo cual para el gobierno actual es lo mismo que decir que lesione a la “revolución castrocomunista” y a su Plan de la Patria. Es decir, no sería de extrañar que se fraguara un nuevo apartheid tipo el que afectó a los 20.000 profesionales de PDVSA y el que sigue siendo una espada de Damocles contra los funcionarios de cualquier ente desde hace más de una década.

Segundo, porque el proyecto de Ley con sus 40 artículos, dos disposiciones transitorias y una disposición final, busca supuestamente “democratizar” a la ciencia, sacándola de los laboratorios y poniéndola al “servicio del pueblo, la liberación y soberanía de la patria” para “que el pueblo y las comunidades construyan permanentemente elementos tecnológicos para la transformación del país”.

Como afirma el comunicado publicado por la sorprendida directiva actual del IVIC “Nadie duda del interés de la tecnología artesanal, ni tampoco que el estado la promueva. Resulta ilusorio sin embargo pensar en los grandes problemas que el país afronta en el siglo XXI, pleno de física, electrónica, informática, química, etc., tengan soluciones artesanales”.

En fin, el país que ya sufre con una producción agroalimentaria nacional paupérrima, con una producción petrolera disminuida para el desarrollo nacional, con un bajo nivel de reservas y sin divisas pasa satisfacer las necesidades ciudadanas más elementales que dependen de las importaciones, ahora también se quedará rezagada en la investigación científica un área donde por años fue abanderada.

Editores de VenEconomía

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