Petróleo, un negro panorama

La decisión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (Opep) de mantener el nivel de ventas de petróleo y de no hacer recortes en la oferta ha impactado el precio del crudo el cual mantiene su tendencia a la baja y alcanza cotizaciones por debajo de los 70 dólares por barril.

Para los expertos, la decisión de la Opep no es sorpresiva y está en línea con el propósito que tienen los principales productores del crudo, en especial Arabia Saudita, de debilitar la producción que se hace mediante el uso de técnicas no convencionales, como el fracturamiento hidráulico, que adelantan países como Estados Unidos y Canadá.

La apuesta de la Opep es que en la medida en que los precios bajen, las producciones no convencionales tendrán que salir del mercado pues sus costos de producción son muy altos.

Mientras que los consumidores de los países importadores sienten un alivio por el menor costo de la gasolina, algunas naciones productoras del crudo, como Venezuela, sienten cómo su situación económica es cada vez más crítica, pues el petróleo es el motor que las mantiene.

Para Colombia, la caída del precio del crudo es una muy mala noticia pues la creciente dependencia que el país ha generado de las exportaciones minero-energéticas hace que se comprometa no sólo la marcha de la industria petrolera, sino también los principales agregados económicos como son la balanza comercial, las cuentas fiscales y la inversión pública.

Frente al nuevo escenario se prevé que la industria petrolera disminuya sus niveles de exploración. Esto resulta bastante preocupante pues las reservas del país son bajas y, de cara al futuro, es imperativo aumentarlas, pero para ello se requiere mantener la actividad de exploración.

De otra parte, la reducción del valor de las exportaciones de petróleo va a generar una mayor presión sobre el déficit comercial el cual ha venido creciendo progresivamente. Infortunadamente, el aumento de las ventas externas diferentes a las del hidrocarburo no alcanza a contrarrestar las caídas de las del crudo.

La industria petrolera ha sido, durante los últimos años, el principal destino de la inversión extranjera directa en el país. Un agravamiento de la crisis del petróleo puede llevar a que dicha inversión se resienta, lo que tiene efectos indeseables tanto a nivel de la producción del crudo como de la balanza de pagos.

En los últimos días, a raíz de las discusiones que se han dado alrededor de la reforma tributaria, se ha hecho evidente cómo la baja del precio del petróleo afecta los ingresos de la Nación y el nivel de la inversión pública.

De tiempo atrás diversas voces le han señalado al Gobierno lo inadecuado, riesgoso y costoso que resulta la alta dependencia que la economía tiene de la actividad minero-energética.

Sin embargo, las autoridades gubernamentales poco caso han hecho de estas advertencias y hoy el país se ve abocado a enfrentar una situación que se pudo evitar.

En momentos en que más se necesita que los motores de la industria y la agricultura estén a plena marcha para solventar la caída en el precio del petróleo, estos se encuentran debilitados.

El Gobierno está en la necesidad urgente de reacomodar las cargas y de definir una estrategia de crecimiento más equilibrado entre sectores que no solo ayude a sortear la coyuntura petrolera sino que asegure un crecimiento sólido y sostenible.

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