Planetario. Malabares (I)

“Capacidad del régimen castrista para adaptarse y sobrevivir”

El régimen de la familia Castro ha logrado sobrevivir a lo largo de los 25 años de posguerra fría gracias a una compleja mezcla de represión y pragmatismo. Lo de la represión ha sido la constante, pero es en lo del pragmatismo en lo que ha dado muestras de una prodigiosa capacidad para adaptarse y sobrevivir. En su versión más reciente, este pragmatismo está directamente relacionado con la muerte de Hugo Chávez.

Durante los últimos tiempos, la revolución bolivariana fue, literalmente, el combustible que les permitió a los Castro mantenerse económicamente a flote, al tiempo que ensayaban fórmulas de flexibilización industrial por inversión extranjera y "cuentapropismo", un modo muy limitado y primitivo de capitalismo que se fue agotando en sí mismo. Pero al morir Chávez, todo ese castillete de naipes se vino al piso puesto que con una economía desastrosa y una gobernabilidad en cuidados intensivos, Venezuela ya no podía ser el socio salvador del desgastado ideal revolucionario.

De hecho, la próxima zona franca de Mariel y la urgente necesidad de transformar a dos millones de burócratas en ciudadanos productivos, llevaron al régimen de La Habana a la conclusión de que, a mediano plazo, solo podría subsistir logrando acuerdos con los EE.UU., de tal modo que tan pronto como sepultaron a Chávez, comenzaron las negociaciones secretas con Obama.

Por su parte, y consciente de que el embargo de más de medio siglo ha sido el mejor ejemplo de política exterior infructuosa, el gobierno demócrata, ya aliviado de la presión reeleccionista, ha comprendido que éste es el momento histórico propicio para atraer a Cuba al auténtico capitalismo facilitándole las cosas para que se decida a dar el salto gradual hacia la competitividad.

Por supuesto, Obama cree que es él quien ha lanzado y no quien ha picado el anzuelo, así que con esa convicción aspira a catalizar también los cambios políticos en la Isla, con lo cual, en vez de estar legitimando a una dictadura, estaría acelerando la tarea de los disidentes que, en vez de años de lucha estéril, ahora verían un horizonte de cambios en la mentalidad política y social del cubano común. Sin embargo, estos asuntos no suelen ser tan sencillos y, menos aún, con un régimen que, como se dijo antes, es un verdadero experto en el subterfugio y los ardides.

Share on facebook
Facebook
Share on google
Google+
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn

Buscar

Facebook

Ingresar