¿Quién se beneficia si se levanta el embargo a Cuba?

Los Castro ya reciben comercio e inversiones del extranjero, y eso no ha ayudado para nada a los cubanos.

En un viaje a La Habana a finales de los años 90, recorrí la restauración de un convento del siglo XVII con un arquitecto cubano. Me dijo que el proyecto tenía problemas para obtener las baldosas de reemplazo debido al embargo estadounidense. Yo sonreí y le dije que no había un bloqueo de la isla y que las baldosas se podían conseguir en México. Él me sonrió.

“Bueno, sí”, dijo. “El verdadero problema es que no tenemos dinero para comprarlas”.

Los cubanos están programados desde una edad temprana para quejarse con cualquiera que esté dispuesto a escuchar que “el bloqueo” es la causa de la extrema pobreza de la isla. Ellos saben que es una mentira. Pero repetirlo obedientemente es una habilidad de supervivencia. Eleva las probabilidades de que el demente dictador no sospeche que uno tiene pensamientos contrarrevolucionarios, lo despida de su empleo, saque a sus hijos de la escuela y se lo lleve a la cárcel.

El presidente Obama parecía tratar de demostrar sus propias credenciales revolucionarias cuando anunció el miércoles nuevas relaciones diplomáticas con la dictadura militar y planes para hacer que sea más sencillo que los estadounidenses viajen a la isla y comercien con los cubanos. En repetidas ocasiones vinculó el aislamiento del pueblo cubano a la política estadounidense, tal como el régimen les enseña a los niños cubanos. Se quejó de que el embargo contribuye a dejar a “Cuba cerrada a un mundo interconectado”. En referencia al limitado acceso que los cubanos tienen a las telecomunicaciones, dijo que “nuestras sanciones a Cuba les han negado a los cubanos el acceso a la tecnología que les ha dado poder a personas alrededor del mundo”.

Incluso el campesino cubano más humilde se reiría a carcajadas si hubiera oído esas declaraciones, pero ninguno lo hizo porque, hablando de aislamiento, no tienen acceso a otra cosa que no sea la televisión estatal cubana. Los cubanos saben que la isla no está aislada de los extranjeros. Según estadísticas cubanas, en 2013 hubo 2,85 millones de visitantes a la isla de 11 millones de habitantes. Estos incluyeron turistas e inversionistas europeos, chinos, latinoamericanos, canadienses y estadounidenses. En los primeros seis meses de este año, según The Havana Consulting Group, hubo 327,000 visitantes estadounidenses a Cuba.

El aislamiento (esta es una noticia para Rand Paul) es causado por el estado policial, que controla y vigila los movimientos de los extranjeros, llevando a la mayoría de los visitantes a los resorts. Los periodistas extranjeros que se oponen abiertamente a la línea del Partido Comunista no son admitidos en el país.

Más visitantes no harán nada para reducir la pobreza cubana. El régimen se queda con la moneda fuerte que dejan estos y les paga a los trabajadores en pesos que no valen nada. Los extranjeros que deciden premiar a los buenos trabajadores sin la aprobación del Estado pueden terminar en la cárcel.

Es cierto que el pueblo cubano carece de acceso a la tecnología, pero la sugerencia de Obama de que se debe al embargo es un error garrafal. Carlos Slim, el monopolista de telecomunicaciones mexicano y actor global en el sector; Telefónica, el proveedor español de telecomunicaciones y banda ancha; Natcom, de Vietnam; Digicel, de Irlanda, e incontables empresas más pueden hacer negocios en la isla. Sin embargo, no pueden proveer acceso a Internet en los hogares debido a que el Estado lo prohíbe.

Las compañías de telecomunicaciones estadounidenses están cabildeando en Washington para poder hacer negocios con el dictador. Por lo tanto, para vendernos la idea, Obama asegura que este pequeño y atrasado país caribeño es un enorme mercado de exportación. Una pregunta: ¿cómo es posible que países como México y España no hayan inundado este paraíso virgen para los capitalistas y potenciado a la clase media cubana? Tal vez porque un par de rufianes ha ajustado el juego a su favor. Ellos deciden quién y qué entra al país, tratan a los cubanos como esclavos, encarcelan arbitrariamente a emprendedores extranjeros y se quedan con su propiedad cuando les place.

Algunos delirantes comentaristas promercado creen que el antimercado Obama está de repente promocionando sus ideas en Cuba. Obama quiere que creamos que cuando los estadounidenses hagan negocios en Cuba, los cubanos tendrán más poder. Es gracioso que no se haya sentido de la misma forma para ayudar a la democrática Colombia cuando su acuerdo de libre comercio con EE.UU. tenía que ser ratificado. En aquel entonces, la Casa Blanca estaba preocupada por los derechos de los trabajadores colombianos. Ahora, bueno, no tiene importancia.

Los Castro están en total pánico debido a que Venezuela, que ha sido su salvavidas financiero por 15 años, está quebrada. La última vez que las cosas estuvieron así de mal fue cuando los subsidios soviéticos se agotaron a principios de los 90 y el régimen se quedó sin dinero, Castro introdujo el “período especial”.

Se les permitió entonces a los cubanos abrir restaurantes en sus casas, operar taxis y proveer otros servicios a extranjeros y locales. A medida que los emprendedores florecieron, el Estado comenzó a perder el control absoluto del que había dependido desde 1959. Fidel tomó medidas drásticas apenas se estabilizó Cuba.

Ahora, los mafiosos están de nuevo contra las cuerdas. Si pueden elevar el número de viajeros estadounidenses a la isla y luego liberar la financiación multilateral que ahora está bloqueada por EE.UU., quizás podrían subsistir. Pero si no, la dictadura probablemente se desmoronará, lo que hace preguntarnos a quién está tratando de ayudar Obama al intervenir ahora.

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