#YoMarcho

No es cierto, como de forma irresponsable y mal intencionada han afirmado por estos días algunos columnistas o los enmermelados medios de comunicación, que la marcha programada para mañana sábado 13 de diciembre, y que se llevará a cabo en diferentes ciudades del país, sea creación del expresidente Álvaro Uribe Vélez, y menos aún, que se trata de una manifestación en contra de la paz.

Esta marcha nació en Facebook en la ciudad de Barranquilla, bajo el nombre de Colombia Quiere, y es iniciativa de un grupo de ciudadanos de a pie, que con el correr de los días fue creciendo hasta extenderse a las demás redes sociales y sumar cientos de miles de seguidores, y cuyo primer acto público será: Paz Sin Impunidad.

Es un proyecto de individuos sin restricción de edad, raza, religión o partido político, para expresar su descontento con los diálogos de La Habana (Cuba). Un grupo que observa en lo que se está pactando con los narcoterroristas de las Farc, entrega de la gobernabilidad y territorialidad. Que está inquieto porque la democracia se está poniendo en entredicho. Ciudadanos preocupados que no están de acuerdo con que haya cese bilateral al fuego en la negociación y reclaman, además, penas privativas de la libertad para quienes han cometido crímenes atroces; entrega de armas no dejación de estas, y que las verdaderas víctimas de esos criminales sean quienes participen del proceso.

La marcha de mañana no es, entonces, un acto de insubordinación. No. Es una manifestación de inconformidad, es una expresión de inmenso disgusto y dolor por todos los crímenes y atentados que han venido ocurriendo. Es una manera de decir que no se aceptan más ataques contra la población civil o contra las Fuerzas Armadas de Colombia, para las que reclaman respeto. Es un ¡basta ya! de atentar contra el medio ambiente y la infraestructura nacional.

Para el presidente Santos, tan inepto para hacerse entender (el eterno malinterpretado), pero tan audaz a la hora de “cañar”, de buscar adulación y de embadurnar de mermelada cuando de conseguir sus propósitos se trata, y para los criminales de las Farc, que no saben más que agredir y demandar, es un aviso de que la paciencia de los colombianos (buena parte), ha llegado a su límite.

Desde el comienzo de los dichosos diálogos de La Habana, no hemos oído hablar más que de las exigencias de los narcoterroristas de las Farc, y de las concesiones que, en aras de la paz, esa paz que desde hace cuatro años nos vienen diciendo que está de “un cacho”, el Estado está dispuesto a dar.

Ya no hay semana en la que no nos presenten un “sapo”, y nos digan que si queremos paz, esa es la dieta a la que nos debemos someter. Sin embargo, jamás en lo que va corrido de estos años (que no meses como prometió el presidente Santos), hemos visto que los narcoterroristas cedan, que nos digan qué están resueltos a entregar. Por el contrario, cada vez vemos en ellos más cinismo, más arrogancia y más demandas.

Por todas esas razones, expreso abiertamente mi respaldo a ese movimiento, a esa manifestación pública que quiere decirle no a la forma como se están llevando a cabo las conversaciones de La Habana, y clama por el respeto a la vida, a la dignidad, a los derechos humanos y a la soberanía nacional.

Share on facebook
Facebook
Share on google
Google+
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn

Buscar

Facebook

Ingresar