“El Capital “ de Piketty

Suelo desconfiar de los libros de economía que se convierten en best-sellers, en general son más libros doctrinarios que quieren vender alguna propuesta ideológica que concienzudos tratados científicos. La principal muestra de tal aseveración está en “El Capital” de Karl Marx. Recién acaba de salir otro ejemplo de best-seller doctrinario presentado como tratado de economía, “El Capital del siglo XXI” de Thomas Piketty.

Para llegar a ser best-seller se necesita todo un aparato de promoción muy sofisticado, en efecto el libro de Piketty  ha tenido toda la “intelligentsia” de izquierda como su promotor, disfrazándose como siempre de sesudos análisis científicos. Ciertamente Pikkety ha hecho una descomunal labor de investigación y todo su libro está  soportado por análisis cuantitativos de gran valor. No obstante el libro ha tenido innumerables críticas, me ha llamado la atención la profunda revisión que hace del libro una de las más reputadas economistas de norteamérica (McClosky, Deidree: “Measured, unmeasured, mismeasured and unjustified pessimism: a review essay of Thomas Piketty’s Capital” Erasmus J for Philosophy and Economics, 7 (2) Autumn 2014: 73-115).

McClosky hace un penetrante análisis del libro desde dos puntos de vista: 1) el económico, 2) ético. Comienza por inscribir obviamente el libro dentro de la tradición de la izquierda señalando que éste es “una buena oportunidad de entender la última de las preocupaciones del izquierdismo acerca del capitalismo, y de validar su  vigor económico y filosófico. La preocupación de Piketty acerca de los ricos siendo más ricos es solamente la última de una larga serie que se remonta a Malthus, Ricardo y Marx”, procediendo a analizar en detalle toda esta escuela económica, indicando sus errores, pues ninguna de sus predicciones se efectuaron.

Continúa McClosky señalando que la propuesta de Piketty está inscrita en la tradición estatista en la cual “es frecuente que el economista no sienta necesario ofrecer evidencia de que su propuesta de intervención del Estado va a  trabajar de la manera que se propone, y casi nunca siente que es necesario ofrecer evidencia de que la imperfección objetada es tan grande como para reducir el desempeño del agregado de la economía analizada”.

La tesis de Pikkety es simple: el interés de la riqueza (siempre heredada) causa la  desigualdad del ingreso, porque siempre la tasa de retorno del capital (r) va a ser mayor que la tasa de crecimiento de la economía (g) r>g.

Al respecto McClosky señala la falacia fundamental de Pikkety: el no toma en cuenta para sus cálculos el capital humano sino meramente el físico. El hecho de excluir el capital humano es un recurso artificial de Piketty para forzar la conclusión que él desea obtener, señala McClosky, éste ha crecido hasta convertirse en la principal fuente de ingreso.

Desde el punto de vista ético McClsoky señala dos problemas fundamentales. En primer lugar que Piketty tiene obsesión por la riqueza heredada, cuando la principal forma de acumulación de riqueza no es ésta. En segundo lugar que planteándose el problema de que los ricos devienen más ricos, no analiza que los pobres también se enriquecen: “ El principal problema del libro de Piketty es que el principal acontecimiento de los últimos dos siglos, no es la distribución en la cual él se enfoca, sino el gigante enriquecimiento del individuo promedio por un factor de 10 en el planeta y de 30 o más en los países ricos. Esto es explicado por las ideas de mejoramiento que derivan del liberalismo”

Estas falacias de Piketty la explica McClosky de la siguiente manera: “ Uno comienza a sospechar que el típico izquierdista comienza con una radical convicción de que el capitalismo es seriamente defectuoso. Nosotros jóvenes economistas e ingenieros sociales norteamericanos de los 60, inocentes como bebés, estábamos seguros que podíamos alcanzar la perfección predicha. Esto falló como debe fallar el objetivo de lograrla”. McClosky concluye que el error de Piketty es el mismo de las innumerables modas izquierdistas: las jamás medidas “imperfecciones” del mercado hacen que el capitalismo haya funcionado pesimamente, cuando todos los análisis cuantitativos coinciden que desde1800 éste ha funcionado bien.

Las proposiciones de Piketty no son analizadas en esta revisión, pero yo agrego que son las típicas del modelo estatista, basado principalmente en una alta imposición fiscal que ahoga al productor, con el consecuente daño a la economía, teniendo como resultado lo contrario de lo que se pretende, pues se golpea fuertemente a los más pobres que son los que más sufren la recesión.

Colombia desde hace varias décadas ha sido ejemplo de moderación en la política económica, ahora Santos intenta promover el modelo estatista radical que está demostradamente fracasado siguiendo el modelo de Piketty de altísimos impuestos. Que tristeza da el enorme daño que se le hace a Colombia por estas determinaciones ideológicas erróneas.

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