“Mayores obstáculos siguen siendo pobreza y desigualdad”

Colombia

Seguridad alimentaria

ALC alcanzó el primero de los 8 objetivos trazados por la comunidad internacional en el año 2000, el de erradicar el hambre y la pobreza extrema, imponiéndose como un primer hito reducir a la mitad el número de personas subalimentadas en el mundo con respecto a las vergonzosas cifras de 1990. Según la FAO esta ha sido la única región en alcanzar hasta la fecha tal cometido. 24 millones de latinoamericanos escaparon al hambre en los últimos 12 años; en 2002 61 millones de latinoamericanos no tenían qué comer, hoy son 37 millones, que aún siguen siendo muchos.

14 países de la región ya alcanzaron la meta, infortunadamente Colombia, aunque ha tenido enormes progresos en la reducción de la pobreza no puede decir lo mismo con respecto a la erradicación del hambre y la desnutrición. En Colombia 11 de cada 100 de sus habitantes no cuenta con la ingesta alimentaria diaria necesaria, la meta de llegar a 3.4 millones de subalimentados en 2015 aún está distante. Los mayores obstáculos a salvar para alcanzar dicha meta, así sea extemporáneamente, siguen siendo la pobreza y la desigualdad.

Según José Antonio Ocampo, quien lidera la Misión Rural, para 2013 la pobreza multidimensional en el campo fue 2.5 veces más que en la ciudad y la pobreza extrema 3.2 veces superior. Y en cuanto a la desigualdad el más reciente Informe sobre Desarrollo Humano del PNUD Colombia entre 2008 y 2013 descendió dos lugares, lo cual, según Alfredo González, especialista en desarrollo humano para América Latina del PNUD, “se debe en gran medida a las profundas desigualdades que imperan en el país” y por ello ocupa el puesto 12 en el mundo en desigualdad entre 168 países examinados.

En Colombia, a diferencia de lo que ocurre en el resto de América Latina, la seguridad alimentaria está más amenazada por la falta de disponibilidad de alimentos que por el acceso a los mismos y ello en razón de que el país perdió hace rato la soberanía alimentaria a consecuencia de las políticas neoliberales y a sus devastadores efectos. El combate al flagelo del hambre y la desnutrición en Colombia pasa por el cierre de la gran brecha de la desigualdad y, por sobre todo, por el aclimatamiento de la paz en el campo.

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