Preguntas

Eso del apoyo mayoritario a una paz sin justicia y con impunidad es un desvarío.

¿Será cierto, como dijo Santos, que Uribe se está quedando cada vez más solo en su oposición al proceso de paz? Según la última encuesta de Gallup, el 72 por ciento apoya ese proceso. Pero en un sondeo de La FM (con 45.562 votos), el 92 por ciento dijo que no. En enero, la misma emisora preguntó: “¿Sería partidario de un cese del fuego bilateral con las Farc?”. A lo que el 78 por ciento (de 11.895 votos) dijo no. El diario El País indagó lo mismo y el resultado fue casi idéntico: el 75 por ciento dijo que no.

Por su parte, el portal Kienyke indagó lo siguiente: “¿Le gustaría que figuras deportivas como James Rodríguez impulsaran el proceso de paz?”. El 77 por ciento (de 707 votos) expresó que no. Entonces, ¿puede concluirse que Uribe se está quedando solo? ¿A quién creerle?

El gerente de Gallup Colombia, Jorge Londoño de la Cuesta, explica que “una mayoría apoya el diálogo, pero solo una minoría (apoya) el proceso de La Habana” (El Colombiano, 6/03/2015). Y enfatiza que se puede dividir a los colombianos en cuatro grupos, prácticamente iguales: una cuarta parte que no está de acuerdo con los diálogos; otra cuarta parte que está de acuerdo, pero no cree en la exitosa finalización de ese proceso; un tercer grupo que “quiere los diálogos, creen que van a llegar a un final, pero es un final con el que no están de acuerdo”; y una última cuarta parte que “quiere diálogos, creen en el acuerdo final y están conformes, porque creen en lo que allí se convenga. Es decir, tres de cada cuatro colombianos quieren dialogar en vez de darse bala. Pero solo uno de cuatro apoyan lo que se plantea en La Habana”.

Más claro, imposible. Eso del apoyo mayoritario a una paz sin justicia y con impunidad es un desvarío. Los colombianos no le jalan a eso y cualquier pacto, en esas condiciones, será una imposición a espaldas nuestras.

Pero pasemos a otros temas. ¿Cuánto costó ese lambetazo de La estirpe de los Santos, o quién lo pagó y a cambio de qué ‘favores’? ¿Cuánto costaron la fastuosa visita de Santos a España y cada uno de los eventos, como el Foro por la Paz? ¿Cuánto costó esa expedición ‘científica’ a la Antártida para descubrir pingüinos? ¿Cuánto el nuevo jet privado de la Fiscalía?

¿Será que este nuevorriquismo es oportuno justo ahora que la economía da muestras de fatiga? Las utilidades de Ecopetrol cayeron 41,5 por ciento; las exportaciones sufrieron la peor caída desde 1985, desplomándose un 40 por ciento en enero; el déficit de cuenta corriente crece a pasos agigantados…

Bloomberg nos ubicó en el puesto 12 entre las 15 economías más miserables del mundo. La inflación mostró los dientecitos en febrero, el mes con más alzas en siete años. Se viene un inevitable aumento de uno o dos puntos del IVA. El Gobierno insiste en feriar a Isagén para subsanar en algo el bajón de ingresos por la caída del precio del petróleo. Y hace apenas un mes se disminuyó en 17 billones de pesos el presupuesto de inversión del Plan Nacional de Desarrollo para los próximos años. ¿Alguien puede dudar que este es un gobierno derrochón que no sabe de austeridad ni de establecer prioridades?

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Solicitan los hermanos Galán Pachón una rectificación bajo el supuesto de que en mi columna anterior (‘De golpes y señuelos’, 24/02/2015) habría señalado que los 114.000 millones que recibió la Corporación Escuela Galán, en los últimos dos años, serían parte de los ‘contratos para la paz’. No, jamás dije eso, no hacen parte de esos contratos, pero, en mi opinión, son pura ‘mermelada’.

El hecho de que el Estado posea el 85 por ciento de esa entidad no despeja las dudas sobre el manejo de esos recursos a través de cargos, contratos y onerosos ‘proyectos’ de los que nada se sabe.

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