La axiología de la paz entre los juegos del mal y la misericordia de Dios

Me desvela en la madrugada el pensamiento de que el amor por la paz trae un defecto de fábrica de parte de sus amantes; se la ama sin tener la capacidad de transformarla para convertirla en alegría, convicción, compañera, confidente; por lo que a veces detrás de las palabras de amor, se oye el vacío de la insatisfacción incomprendida que es la causa universal de todos los divorcios.

El titular de El Tiempo (05.24.15) “La mesa de La Habana, más allá de la guerra en Colombia” pretendía demostrar QUE HAY UNA VOLUNTAD DE PAZ, que busca generar CONFIANZA, ante los pronósticos amenazantes que han surgido a partir de los bombardeos del ejército a las Farc en donde murieron inicialmente 34 guerrilleros, agregándosele a esta búsqueda el sacrificio inútil de más colombianos. Semejaba ese titular la declaración de un amante desesperado, incomprendido. Se hablaba por lo tanto de la 'lógica’ de negociar dentro de la guerra; pero esa ´lógica’ también puede perpetuar un error cuando no cumple el objetivo para el que fue creada. Por lo pronto, esa ‘lógica especial’ no genera confianza, ni es garantía de paz, sino de mantener un ‘procedimiento’ contra viento y marea. ¿Pero es el procedimiento el correcto? Digo que no, porque le falta un ordenamiento esencial para crear confianza. Ese ordenamiento lo llamo ‘Axiología de la Paz.’ Me explico.

La axiología es una reflexión sobre los valores y su posible acuerdo para ordenarlos en busca de un fin común valioso. En la vida práctica funcionan conductualmente, de manera positiva o,negativa, cuando los llamamos antivalores, nos demos cuenta de ello o no. De la diferencia de ordenamientos de prioridades de valores y antivalores, surgen diferencias de estilos de vida, comunidad, regímenes políticos, costumbres, modos de ver las cosas en general, entre ellas, la paz, etc. Ejemplo.

Como millones de colombianos Pablo Escobar 1.Creía en Dios, 2.le gustaba el dinero, 3.amaba la familia, 4.le gustaba la diversión, 5.amaba a Colombia, 6.creía que la defensa violenta es a veces necesaria, 7.creía en la negociación para evitar la violencia, etc. Pero… ¿Cómo explicaríamos la diferencia de estilo de vida con otro ciudadano que tuviera los mismos valores y antivalores de Escobar? Si acusara a Escobar de no tener valores, diría una falsedad; en cambio si digo que su ordenamiento o prioridad de valores es diferente al mío diría una verdad. Digamos entonces, en aras de discusión, que el ordenamiento de las prioridades de Escobar era: 6, 2, 4, 3, 5, 7, 1., lo que daría como resultado su ‘estilo’ de vida y el del Cartel de Medellín y la horrible cultura del sicariato que mata gente para hacerle una casita a la mamá.

Supongamos ahora un Miguel Rodríguez Orejuela con un ordenamiento ligeramente diferente de 2, 3, 4, 7, 5, 6, 1. El resultado fue el Cartel de Cali que adquirió fama de más conciliador e inteligente hasta el punto de trabajar en alianza con el gobierno de turno para combatir a Escobar. En contraste, el ordenamiento de valores del Padre García Herreros fue el único que funcionó para convencer a Escobar de entregarse para ir a la cárcel, pues era: 1, 5, 3, 7, 2, 4. Nunca le oímos que creyera en la necesidad de la violencia (6). Ahora me atrevo entonces a delinear las prioridades de las Farc de acuerdo con su actuar terrorista: 6, 2, 4; el 7 (negociar) no es para evitar la violencia, sino para garantizar su supervivencia; no hay evidencias de 3, 5, 1. Entonces, Escobar y el Padre García Herreros creían en Dios; pero para el capo Dios ocupaba, de manera práctica, el último lugar en su vida pues no cumplía sus mandamientos. Esa es la importancia de saber no solamente cuáles son los valores de la contraparte negociadora, sino qué lugar ocupan en su agenda en relación con los nuestros. Las Farc y el Gobierno ‘creen’ en la paz; pero… ¿qué lugar ocupa en sus prioridades reales? Como resultado, para las Farc, el antivalor de la impunidad está por encima del valor de la paz. Para Santos lo que él, personalmente piensa y siente sobre la paz, está por encima de lo que piensa y siente el país.

Dentro de las actividades de grupo, que no equipo, pues están presentes / ausentes situaciones éticas encontradas como la defensa o toma del poder, veamos ahora los ‘valores’ del Proceso de Paz y sus negociadores: 1. Negociar en medio del conflicto (la valoración como positivo o negativo depende de un momento subjetivo coyuntural); 2. Lograr acuerdos para la paz; 3. Respeto mutuo; 4. Equilibrio de negociadores y equipos; 5. Comunicación; 6. Prudencia (Valoración que depende también de situaciones coyunturales); 7 Buscar consensos de aprobación. (Valor coyunturalmente positivo o negativo dependiendo de lo que se busque aprobar).

Por otra parte, creo interpretar que los valores y expectativas que están enjuego por parte de la sociedad colombiana vistos desde un ordenamiento jurídico son: 1.Libertad, 2.Orden, 3. Seguridad, 4.Poder para decidir sobre el futuro, (Estos valores los conquistamos con nuestra independencia del dominio español). 5. Paz con justicia,verdad y reparación, 6. Cooperación de los negociadores, 7. Solidaridad internacional con las necesidades del país y no solamente con el Proceso de Paz y su éxito, (estos valores han surgido como un corta fuego necesario ante la amenaza de la sociedad por parte de las Farc) 8. Justicia transparente, 9. Igualdad de todos ante la ley, 10. Bien Común. (Estos últimos tres valores son exigidos para ser parte de una comunidad internacional)

Vemos entonces que están en juego conquistas logradas (1, 2, 3, 4), expectativas inciertas (5,6,7) Dudas vitales que inciden en la estructura social de justicia (8, 9, 10). Bastante controvertido el menú por lo que a alguien se le ocurrió compararlo con degustar un plato de sapos.

Consecuencias de los antivalores que manifiestan las Farc en relación con la sociedad. Al destruir infraestructura, atacar a la población civil, el ejército y la policía, secuestrar, violar, amenazar, etc., desprecian un conjunto de valores llamado Estado de Derecho, destruyendo el ordenamiento jurídico en el que se basa nuestra sociedad. ¿Puede entonces esta situación generar CONFIANZA? No. ¿Por qué?

Porque la confianza nace de un ordenamiento, una estabilidad o garantía de los componentes de ese sistema y un conocimiento acordado de su manejo o utilización. Ejemplo, conocemos mecánicamente un carro y cómo conducirlo y hemos acordado no utilizarlo para atropellar a la gente. Lo mismo pasa con los valores positivos, como la justicia. Los seres humanos llamamos esa realidad LEYES que son de diferente orden y hay algo llamado contrato social que es uno. Las leyes naturales son el mejor ejemplo. Tengo confianza en que mañana amanecerá, que el sol saldrá por el oriente, que habrá día para trabajar y noche para descansar, etc. De acuerdo con esas leyes naturales, acuerdo con mis vecinos no perturbar su sueño. De la misma manera la estabilidad de un cierto ordenamiento de valores morales, me genera CONFIANZA sobre la interioridad de esa persona, a la que no tengo acceso, porque no puedo leer el pensamiento, ni los sentimientos de los que saben utilizar su ‘cara de jugador de póquer.’ El contenido de cada valor o antivalor se PROFUNDIZA O CONOCE de acuerdo con la prioridad que le damos. Dos personas con iguales valores y ordenamientos de prioridades tienen mayor probabilidad de entenderse y convivir con ‘lo desconocido’ del otro, que es siempre amenazante, que aquellas personas con valores y ordenamientos disímiles, incompatibles, ausentes o carentes.

Así que no hay amigos o enemigos de la paz, sino prioridades, preguntándonos entonces si podría establecerse un nuevo ‘contrato social’ basado en un ordenamiento de valores que garantizara la paz. Sí lo hay, es universal, todos lo conocemos porque nos lo enseñaron en la escuela, es el fundamento de los Derechos Humanos, y de todas las constituciones del mundo, pero lo hemos rechazado. Lo llamamos los 10 Mandamientos, con el undécimo que dice: “Amaos los unos a los otros como yo os he amado” que resume los anteriores. Así que no nos hagamos los pendejos; tengamos la humildad de admitir que la tarea nos ha venido quedando grande y no hacemos el esfuerzo para hacerla.

Entonces, estar preparados para afrontar a las Farc en su retaliación como dice Santos (valor para el gobierno, antivalor para las Farc), proteger la infraestructura, (valor para el gobierno, antivalor para las Farc) hacer apelaciones a la comunidad internacional, (valor) buscar acelerar el proceso, (¿valor, antivalor?) disminuir el escalamiento de la violencia, (valor), aumentar los asesores, (¿valor, antivalor?) hacer campañas de concientización, (valor) acusar a la oposición, (antivalor) enviar a la Canciller y a los empresarios a Cuba, (¿valor, antivalor?) etc., no sirven de nada, por la esencia contradictoria de las acciones, si no nos damos cuenta, además, de que estamos incomunicados en lo fundamental que son las escalas de valores que compartimos o no; y lo peor, ¡QUE DESCONOCEMOS! en relación con la construcción real de la paz, y que sería la base lógica y vivencial de la CONFIANZA.

En términos civiles, 40 millones de colombianos estamos en la galaxia de los valores del ORDENAMIENTO JURÍDICO esencial que queremos; y las Farc y el Gobierno están luchando en la galaxia cubana sobre la plataforma política del comando fariano que es más o menos la siguiente, y que sabemos son antivalores de acuerdo con nuestra experiencia democrática: 1. Solución política que los favorezca para implantar por vía electoral un fracasado Socialismo del siglo XXI, 2. Nueva doctrina militar, 3. Participación ciudadana en apoyo a su solución política, 4. Desarrollo económico con negociación de la deuda externa, 5.Redistribución del presupuesto nacional, y replanteamiento del papel del Estado como dueño de diferentes variables de productividad, 6.Restructuración del régimen tributario, 7. Reforma agraria Integral, 8. Defensa y explotación de los recursos naturales y mineros, 9. Relaciones internacionales, 10. Narcóticos.

Ahora bien, si admitimos que un PROCESO es un conjunto de operaciones a las que se somete una cosa para elaborarla, transformarla en algo diferente para un determinado uso; y si extendemos esta analogía a algo llamado ‘paz’… ¿Qué tenemos?

Los insumos serían los diferentes valores y antivalores, sus ordenamientos, cómo se complementan o rechazan en un llamado ‘proceso de paz’ y en otro posterior que llamaría ‘proceso del postconflicto’ para llegar a la fabricación de un producto final, estable, llamado ‘paz.’ Para las operaciones de esos procesos con materiales inestables, cambiantes, o seguros como es la naturaleza humana y los intereses políticos de las Farc de hacerse con el poder, se necesitaría una reingeniería genial, es decir, cambiar sobre la marcha; o una revolución para comenzar de cero y tener un diseño de algo con garantía de éxito, como hacer convivir el agua y el aceite, perros y gatos, o pretender un romance entre las cucarachas y el baygón. Las Farc, copiando el método guerrero del socialismo y el odio de clases para acabar con el capitalismo, ensayaron la revolución y han fracasado al igual que la URSS y Cuba; China admitió que, aunque defectuosa, la fórmula capitalista le rinde mayores beneficios. ¿Aprenderemos algún día que la llamada condición humana, buena o mala, puede hacer fracasar el mejor de los sistemas o transformar en éxito la peor de las situaciones como ocurrió en la Alemania y Japón de postguerra? ¿Cuál es el secreto? Acordar o no acordar una escala de valores comunes.

La historia militar nos enseña que si un general quiere ganar la guerra, no puede estar en el campo de batalla; debe retirarse a otra dimensión desde donde pueda contemplar el panorama; (experiencia universal de la guerra) la historia religiosa nos enseña a lidiar con las debilidades humanas, mediante el retiro, la observación interior, la disciplina y la esperanza que sostiene la fe en una dimensión superior (experiencia de todas las religiones); la historia de los negocios nos enseña el éxito, mediante la comprensión de las diferentes situaciones de inversión y riesgo en relación con múltiples variables (la lección capitalista que los comunistas están asimilando en China) ¿Necesitamos asesores de Harvard?

La situación de expectativas de éxito o fracaso que se ha creado a raíz del proceso habanero son el resultado de una falta de VISIÓN, que engañosamente llaman falta de pedagogía o comunicación. En Cuba se necesita, además del manejo práctico de una axiología de valores mediante estrategias de comunicación adecuadas, la experiencia de la fe y la confianza, la milicia y los negocios, de manera permanente, con énfasis del ingrediente adecuado en el momento justo.Prueba: que no sepamos por qué se varó el carro de la paz, no nos impide ver que no avanza. ¿Desconocimiento fatal de los valores y antivalores del otro, falta de fe y confianza, visión militar incompetente de Santos y las Farc, mal cálculo de riesgos y oportunidades? La respuesta correcta involucra todos esos aspectos.Y tener la VISIÓN es difícil por la complejidad de lo que se maneja. Yo sugeriría que se retiraran del aula los Maestros de Paz, suspendieran hostilidades, prepararan la lección, dejaran de sembrar y exportar coca, marihuana y amapola, escucharan y aprendieran que para que no haya más muertos lo único que tienen que hacer es ‘enyesarse el dedo asesino’; es decir, tener voluntad política de no matar. Ese es el primer insumo de algo futuro que se llamaría paz, mucho más complejo. ¿O es que acaso no tienen problemas serios los países que no viven en guerra? Miren a Venezuela y el ensayo de la fórmula del Socialismo del Siglo XXI. Sin tener embargo económico, con dinero, pero con corrupción de los líderes envenenados con el bicho de la dictadura y el narcotráfico ¿en dónde está el éxito que es la prueba de que algo funciona? Es decir, ¿en dónde está la vida satisfactoria y feliz de los venezolanos que no tienen guerra? Después de asimilar lo anterior que salgan entonces a ‘predicar’ porque no todos podemos o queremos ir a La Habana. Agreguémosle a lo anterior que uno de los supuestos del marxismo para llevar a cabo su misión es: ¡LA DICTADURA DEL PROLETARIADO! que no ha sido tal, sino ¡LA DICTADURA DE LA ÉLITE DEL PARTIDO COMUNISTA!

Pero antes de salir apredicar los Maestros la buena nueva de la paz, en actitud de servicio y no de politiquería,hemos de convencernos TODOS, Farc, Bacrim, ciudadanos honestos y deshonestos, toda la gama socialista de izquierda CON SUS DICTADORES EN CIERNES, incluidos los de corbatas elegantes y caviar, y los de derechas, niños y ancianos, curas y militares, políticos e indiferentes, gnósticos, creyentes y agnósticos, que solo la humildad puede ‘lavarnos’ verdaderamente la egolatría que nos impide asumir que el problema es más grande que nuestras capacidades y ordenamientos de valores; que podemos plantearlo con brillantes teorías; que nuestra voluntad puede esforzarse al máximo para luchar por la solución. Pero hay un algo profundo, en los individuos y el país, al que debemos renunciar todos, EJERCIENDO una ascética O POLÍTICA de la renuncia, libre y valiente, a todo lo malo, grande o pequeño, que hayamos hecho o imaginado y asumir nuestras responsabilidades, cualesquiera sean ellas, cárcel o angustiada libertad. Personalmente creo que solo la misericordia de Dios puede hacer ese portentoso milagro de cambiar los corazones de piedra o terciopelo mimado, es decir, aquellos a los que hay que acariciarles el ‘terciopelo’ (ego) del lado correcto porque se les paran los pelos.

Un humano corazón de luz en el interior de cada quien, capaz de crear las condiciones para recibir el regalo de la paz es el que necesitamos; sobre todo pensando en el futuro que nos espera después de haber leído sobre el maltrato, desprecio, amenaza, asesinato, burla, atentados, trampas contra los que tienen la misión de formar al país para la paz según el nuevo decreto presidencial. Hablo de “Presunta Colombia” de Andrés Hurtado García (El Tiempo, 05.26.15) Lloré en silencio porque soy maestro, aunque, gracias a Dios, nunca me sucedió lo que allí se narra. A veces fallamos, los maestros (lo confesó Mockus, paradigma de transparencia) y el resto; porque somos como Dios nos hizo y, a veces, peor, como decía mi amigo opita. ¿Entenderán ESO los de La Habana? ¿Serían MEJORES MAESTROS los de las Farc, su conglomerado socialista y el SECRETARIADO SECRETO de Bogotá para regir los destinos de la Patria?

Conclusión: Con lo presentado esperamos se entienda ahora lo que la sociedad sufre con el llamado ‘Proceso de Paz.’ Se trata de lo que los psicólogos llaman ‘disonancia cognitiva’ que se define así: Es la tensión o desarmonía interna del sistema de ideas, creencias y emociones (cogniciones) que percibe una persona o un grupo social al mantener al mismo tiempo, o forzársele a aceptar, dos o más pensamientos o sistemas de ideas y creencias que están en conflicto. O el tener que aceptar uno o muchoscomportamientosque entran en conflicto con sus creencias. Es decir, el término se refiere a la percepción de incompatibilidad de dos o varias cogniciones simultáneas, todo lo cual puede impactar sobre las actitudes y la sanidad mental de las personas. Como los señores del gobierno y las Farc no saben de psicología es mucho más fácil hablar de amigos y enemigos. A esa operación de desestabilización anímica la llamaban en otros tiempos ‘envenenamiento mental’ y producía miedo, angustia, apatía, pesimismo, terror y desorientación moral sobre el futuro, al igual que lo que nos pasa con las tales negociaciones.

Es el uso post moderno de la ‘brujería’, del hipnotismo inconsciente, o guerra psicológica, sin pentáculos, encantamientos o invocaciones, pero UNO DE LOS TANTOS JUEGOS DEL MAL. Espero que cambien el casete los negociadores. Porque la verdadera paz es UNA e insustituible, y sólo tiene un Príncipe y actor: Jesucristo. Y esta es la prueba:

El 25 de diciembre de 1914 a sólo cinco meses de iniciada la Primera Guerra Mundial, alemanes, franceses y británicos detuvieron espontáneamente las hostilidades para cantar villancicos. Casi como un milagro, “La Tregua de Navidad” convirtió a los enemigos en camaradas que durante varios días compartieron comida, regalos, y jugaron fútbol. El episodio, conocido como “la pequeña paz de la gran guerra” se extendió a muchas trincheras hasta 1915. Gobiernos y medios de comunicación de la época eclipsaron ese movimiento pacífico, que algunos historiadores creen que de haber continuado, pudiera haber detenido esa guerra que mató a más de 16 millones de personas.

De la misma forma las apariciones del 13 de mayo de 1917 que culminaron el 13 de octubre con el milagro de la danza del sol en Fátima, el secado instantáneo de gente empapada por la lluvia,registrado en los medios de la época, y la profecía del advenimiento de la Segunda Guerra Mundial si no cambiábamos, han sido eclipsadas por los medios y la historia. En la segunda guerra murieron 60 millones.

¿Aprenderemos a usar nuestra libertad para elegir el bien de manera radical y honesta? Ayudas no nos han faltado. Están en juego la evolución de la especie y nuestra alma. La verdadera paz no es de Santos ni las Farc, ni es un ‘grafiti’ de estilo en la solapa de los aduladores.

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