Fuerza para lo que se viene

Hoy, más que nunca, los colombianos y los bogotanos necesitan un Centro Democrático fuerte, que pueda enfrentar con efectividad lo que se viene.

Es indiscutible que la agenda nacional se chupó la visibilidad de la campaña regional.

Las propuestas locales se han sumergido en la indiferencia ante la contundencia de los problemas fronterizos, los desafíos del chavismo, La Habana y la inocultable crisis económica. Eso nos ha llevado al absurdo de que el único argumento de contraste entre los distintos candidatos es quién va en qué lugar de una u otra encuesta.

Ahora, a un mes de las elecciones, el Gobierno genera el apabullante hecho mediático de crear una justicia a la medida de las Farc, de acuerdo con las necesidades de las Farc y con el fin de que las Farc puedan disfrutar tranquilas el poder y la riqueza que han acumulado durante años de terrorismo y clandestinidad. La forma como han manejado las negociaciones y la manera como han ido obteniendo, uno a uno, los privilegios que han querido demuestran que el terrorismo sabe cómo lograr lo que se propone y que no se les dificulta instrumentalizar en su favor una institucionalidad frágil que terminó en pie de igualdad con un grupo de 8.000 individuos cuyo único argumento a su favor es su extrema peligrosidad.

Lo más sorprendente de esa institucionalidad condescendiente es la facilidad con la que se plegó al querer y a la capacidad de manipulación de ese puñado de terroristas. La Presidencia, los partidos políticos, la Corte Suprema, la Fiscalía y la mayoría de los medios de comunicación se apresuran a construir tesis, argumentos y explicaciones que avalen las tesis, los argumentos y las explicaciones que previamente habían planteado esos mismos terroristas. Todo eso, ante una opinión desorientada que sabe que está frente a los peores criminales de nuestra historia, pero que no se atreve a expresarlo claramente ante la embestida de fuerzas gubernamentales, políticas y mediáticas que se abalanzan sobre el que disiente para señalarlo como enemigo de la paz, ‘paraco’, ultraderechista, fascista y cientos de epítetos más, de igual o peor tenor.

En Bogotá, Pardo se apresuró a proponer que seamos ‘la capital de la paz’, sin saber si eso significará ‘farianos’ en cargos distritales. Clara hace ruedas de prensa para expresarles su complacencia a esos angelitos que vienen para acá, en donde ella los espera con una sonrisa. Y Peñalosa trina que está feliz por lo que sucede, avalando así su postura previa de que no le parece grave que el terrorismo llegue gratis al Congreso a hacer las leyes que afectarán nuestro sector productivo, nuestra propiedad, nuestras Fuerzas Armadas y, seguramente, hasta nuestra educación y nuestras creencias religiosas.

En este momento todos están del lado de las Farc, pendientes de que no se incomoden con nada. Y la pregunta es: ¿quién está del lado de los empresarios que serán señalados por ese nuevo discurso que se avecina? ¿Quién está del lado de las víctimas que se perderán en la prestidigitación jurídica del nuevo tribunal? ¿Quién estará del lado de los militares que serán perseguidos por testigos falsos y montajes en los que las Farc se han vuelto tan diestras? ¿Quién estará del lado de los colombianos cuando los narcos de las Farc traten de legalizar la droga con algún discurso antiimperialista?

La respuesta es sencilla: el Centro Democrático estará del lado de esos colombianos de bien que saben que el terrorismo debe ser enfrentado cuando pretendan lograr sus propósitos de poder desde la debilidad de un gobierno que les abrió las puertas a quienes pretenden destruirnos. Ahí estaremos nosotros para enfrentarlos, para desenmascarar sus mentiras, para recordar sus crímenes y para desvirtuar sus falsedades.

Hoy, más que nunca, los colombianos y los bogotanos necesitan un Centro Democrático fuerte, que pueda enfrentar con efectividad lo que se viene. Petro es un colegial comparado con ‘Timochenko’, ‘Márquez’ o ‘Romaña’. Cuando decimos que hay que votar por el Centro Democrático, es porque necesitamos fuerza para enfrentar lo que se viene. Con su voto, usted decide.

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