La erudita

El fiscal general es muy poco amigo de dar explicaciones de la manera como asigna los multimillonarios contratos que han generado indignación en la opinión pública. Su estilo es bastante particular: rinde cuentas cuando le da la gana, contrata al que le da la gana y también le monta un proceso penal al que le da la gana.

Frente a los contratos de la empresa fachada de Natalia Lizarazo García –Springer Von Schwarzenberg Consulting Services S.A.S- el doctor Montealegre ha dicho que gracias al mecanismo que ella implementó –el de adelantar investigaciones con base en unos algoritmos- la impunidad en Colombia prácticamente desaparecerá. Según el señor fiscal, la empresa de la señora Lizarazo está integrada por “un grupo de expertos que mediante herramientas de estadística, economía, matemática, ingeniería y georeferenciación de datos de última generación, nos ayuda a identificar elementos nucleares de los crímenes internacionales: la sistematicidad, la amplitud, la proporcionalidad de un ataque, la extensión y gravedad del daño causado, las líneas de mando dentro de la organización, los patrones de victimización…”.

¿Todo eso lo puede hacer una persona cuya formación profesional es la de sicóloga? No sabía yo que la facultad de sicología de la universidad de Los Andes –que entre otras no ha querido proveer la información concreta sobre los títulos de la señora Lizarazo- le enseñara a sus alumnos técnicas de georeferenciación.

Mirando los estudios que Lizarazo dice haber adelantado, encontramos que por ninguna parte hay alguno que le provea los niveles de experticia y cientificidad que ella alega tener.

En anterior oportunidad me había referido al cursillo de 13 días en el que ella participó en la ciudad de San Remo, Italia y con el que ha engañado diciendo que aquel la convierte en especialista en “derecho internacional humanitario” y a su “doctorado” que se limita a una breve disertación sobre la violencia en el Perú.

El departamento de resolución de conflictos de la universidad de Uppsala –Suecia-, es, sin duda ninguna, uno de los mejores del planeta. Ofrece estudios de todos los niveles, desde charlas hasta doctorados. La señora “Springer” estuvo por allá, pero para atender un seminario en resolución de conflictos. Ese diploma le ha servido para presentarse ante los colombianos y ante quienes la contratan como “especialista en resolución de conflictos”. Una absoluta falsedad, dado que el curso que ella dice haber atendido y que por cierto fue dejado de ofrecer en 2004, era de 6 semanas académicas. ¿Una especialización de un mes y medio?

Siguiendo con el engrandecido currículo de la señora Lizarazo, vemos que ha estado en conferencias y cursos breves en la sede de la Cruz Roja Internacional en Ginebra, Suiza y una “especialización” en la Universidad Europea para la Paz, ubicada en un hermoso pueblito en la frontera entre Austria y Hungría.

Resulta que la universidad en la que la señora Lizarazo asevera haber estudiado fue clausurada en el año 2014. En los registros que quedan del centro académico, en el que se ofrecían cursos de máximo 6 meses, no hay rastro de su paso. Pude establecer, eso sí, que otros ciudadanos colombianos estudiaron en la desaparecida universidad.

Causa curiosidad que las 3 especializaciones que la señora Natalia Lizarazo acredita en su hoja de vida sean tan cortas –Una especialización en Colombia dura mínimo 18 meses- y más curiosidad aún que esos programas académicos ya no se estén ofreciendo o que la universidad en cuestión ya no exista.

Busqué en diferentes hojas de vida presentadas por “Springer”, esperando encontrar algún curso o seminario en matemáticas, ingeniería, estadística o algo parecido para efectos de hallarle sentido a los multimillonarios contratos suscritos con la fiscalía general de la nación para realizar los mágicos algoritmos con los que se acabará de una vez y por todas con la impunidad. No hallé absolutamente nada.

Entonces me di a la tarea de revisar el certificado de cámara de comercio de la extravagante “Springer Von Schwarzenberg Consulting Services S.A.S” a ver qué hay por esos lados. Y como el que busca encuentra, me topé con las siguientes linduras:

Uno de los miembros de la junta directiva de la empresa de fachada de la señora Lizarazo es el hijo del cuestionado ex magistrado auxiliar Iván Velásquez, famoso en Colombia por irse a tomar aguardiente a pico de botella con los supuestos testigos de la parapolítica.

Pero eso no es todo. Otro miembro de la junta y socio de la compañía es el señor Juan Fernando Lizarazo García, hermano de doña Natalia. Se trata de un ingeniero físico, que a su vez es el “encargado de algoritmos y aplicaciones matemáticas” en “Springer Von Schwarzenberg Consulting Services S.A.S”.

La otra socia –y hermana- es la señorita Ana María Lizarazo García, de profesión diseñadora industrial. Vemos que la de los Lizarazo es lo que comúnmente se conoce como una famiempresa.

Llama la atención que ninguno de los socios de la compañía de alias Natalia Springer sea abogado, requisito elemental para contratar con la fiscalía asuntos relacionados con procesos penales.

Los títulos de Natalia Lizarazo García son simples pedacitos de papel que confirmarían –si es que existen- su asistencia a cursos muy breves que de ninguna manera la convierten en la erudita que el doctor Montealegre cree que es y a la que le ha entregado, en palabras de la propia Natalia, “información que compromete la seguridad nacional”.

Bueno, también hay que decir que el fiscal general  le ha grapado a la entrega de esos expedientes tres chequecitos que sumados dan la friolera de $4.276.400.000, una suma nada despreciable y que muy feliz debe tener a los hermanos Lizarazo García.

@ernestoyamhure

Share on facebook
Facebook
Share on google
Google+
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn

Buscar

Facebook

Ingresar