Venezuela, una campaña incierta

Preocupante advertencia de Maduro
Oposición apuesta el todo por el todo

A medida que se agota la cuenta regresiva para los cruciales comicios parlamentarios en Venezuela el próximo 6 de diciembre, la tensión política en ese país y la expectativa internacional frente a la transparencia y los resultados de esos comicios aumentan significativamente. La antesala de la cita en las urnas ha estado marcada por hechos muy complicados, empezando por la confesión de un fiscal según el cual hubo presiones políticas para enjuiciar y condenar al líder opositor Leopoldo López, recientemente sentenciado a 14 años de prisión. A ello se suman las insólitas acusaciones del gobierno Maduro contra el presidente de una de las empresas de producción y comercialización de alimentos más grandes del país, a quien señalan de estar negociando con el Fondo Monetario Internacional e incluso lo denunciaron por “traición a la patria”. Adicional a lo anterior crece el temor porque Caracas se ha negado insistentemente a las peticiones internacionales para que comisiones de la OEA e incluso de expresidentes actúen como veedores de los comicios de diciembre. Y, como si todo lo anterior fuera poco, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) alertó días atrás sobre el efecto negativo que tendrá en las elecciones parlamentarias el estado de excepción que está rigiendo en una veintena de municipios de la frontera con Colombia, que Caracas mantiene cerrada desde agosto pasado. En varias de estas poblaciones los partidos de oposición tienen mucho eco y es claro que las limitaciones impuestas por el Gobierno, que incluyen hasta prohibiciones de manifestaciones públicas, afectan un bastión político que debe elegir a casi 20 de los 167 diputados de la Asamblea.

No menos preocupantes han sido las declaraciones contradictorias del presidente Maduro que un día se compromete a acatar el resultado de las elecciones legislativas, en donde se prevé que la coalición opositora podría quedarse con un número significativo de los 167 escaños de la Asamblea Nacional, pero otros, como el del jueves, envían mensajes cifrados que generan mucha incertidumbre sobre qué pasaría si el chavismo oficialista pierde en las urnas. “Si se diera ese escenario, negado y transmutado, Venezuela entraría en una de las más turbias y conmovedoras etapas de su vida política y nosotros defenderíamos la revolución, no entregaríamos la revolución y la revolución pasaría a una nueva etapa…", indicó el Jefe de Estado, agregando que pasaría a gobernar con “el pueblo” en “unión cívico militar” y que teniendo “… la Constitución en la mano echaremos adelante la independencia de Venezuela cueste lo que cueste, como sea”. Y para terminar con su advertencia, recalcó que “… quien tenga oídos que entienda, el que tenga ojos que vea clara la historia, la revolución no va a ser entregada jamás”.

Precisamente por esa ambivalencia gubernamental es que la Mesa de Unidad Democrática, que agrupa a 20 partidos y movimientos de oposición, no cree en las ofertas de diálogo que ha lanzado Maduro para después de los comicios. Todo lo contrario, los líderes del anti-chavismo hacen llamados a que la ciudadanía vea en estos comicios una especie de comienzo del fin de un régimen que, aseguran, ha llevado al país a la quiebra económica y fiscal, la inviabilidad institucional, el desabastecimiento crítico de alimentos y víveres básicos, hiperinflación, desempleo disparado así como al aislacionismo internacional. Incluso, circulaban esta semana rumores en torno de que Venezuela habría ya acudido a la venta directa de las reservas de oro para poder fondear los gastos oficiales, disminuidos de manera drástica por la crisis de los precios internacionales del petróleo en los últimos quince meses, la abultada deuda exterior, la caída en picada de las divisas y los problemas de sostenibilidad financiera de la petrolera estatal, que fue utilizada irresponsablemente por años como la caja menor del chavismo y hoy se encuentra con cifras en rojo.

¿Qué podría pasar, entonces, en lo que resta de la antesala electoral y el mismo día de la cita en las urnas? ¿Cómo reaccionará el Gobierno si pierde y a qué se refiere cuando advierte que “la revolución no se entregará” y gobernará en “unión cívico-militar”? La respuesta a esos interrogantes es muy difícil de aventurar. Lo único claro es que el panorama político, social y económico en Venezuela se torna cada vez más sombrío.

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