Con 10 grupos de choque basados en portaaviones y 9 unidades expedicionarias anfibias, Estados Unidos domina el mar, fundamento del control mundial según McMahon, aunque solamente 5 GCP y 3 UEA están hoy desplegados en el Pacífico y el Atlántico. Por estos días, US muestra los dientes en el mar meridional de China porque China, Rusia, Eurasia, Irán, son focos de interés geoestratégico prioritario para la potencia: Latinoamérica no es una de sus prioridades geopolíticas. El narcotráfico, la migración ilegal y el comercio guían los intereses de US en la región, siendo el narcotráfico el que lleva el mayor interés militar. Ambigua entonces la posición de Washington sobre el proceso de paz en Colombia, justo ahora que míster Brownsfield señala a las farc como uno de los carteles más grandes del mundo, que Panamá certifica que sus frentes trabajan con los carteles mexicanos, que Colombia es el primer productor de cocaína en el mundo y que el consumo aumenta en US. Para el saliente comandante del Comando Sur, las farc representan una amenaza para los Estados Unidos, mientras la justicia norteamericana las persigue por narcotráfico.
En medio de la crisis económica que está emergiendo en Colombia y que está desbaratando a Venezuela, no es de extrañar que el flujo de dineros ilegales se cuele en las economías de ambos países. El escritor Saviano lo dice: “La cocaína es la respuesta universal a la necesidad de liquidez…” y el fiscal del Paraguay lo corrobora: “(…) el narcotráfico corrompe (…) a la misma estructura del Estado”. Así, en La Habana, los lobistas del gobierno pujan para que los narcodólares de las farc, se laven como “conexos” (¿conejos?) y en Bogotá, el gobierno de turno avalará “Honorables” narcocongresistas, que nos llevarán, vía narcoparlamento, al estalinismo con que sueñan hace medio siglo. La relación territorio, coca, cocaína y poder nunca será más evidente que con las farcrim y su disfraz político.
Las próximas elecciones en Venezuela, país también envilecido por el narcotráfico, pueden marcar un antes y un después no solo para el socialismo del siglo 21, que está dejando ruinas, rencores y miedos, sino para la desinteresada posición de US frente al crimen organizado que va por el poder político en Colombia, amparado en la patente de corso que está legitimando con el apoyo de Cuba, Venezuela y renovados colonizadores europeos.
El Consejo de Relaciones Exteriores, la Fundación Heritage, Diálogo Interamericano y el Centro Woodrow Wilson coinciden en que América Latina se le está escurriendo entre los dedos a US que, con todo su poder naval e influencia geopolítica, no sabemos si no puede o no quiere ayudar a parar este desastroso destino que nos ha trazado una élite veleidosa.
