Bienvenido Coronel Plazas

Con felicidad desbordada recibí el miércoles la noticia respecto de la libertad del señor coronel Luis Alfonso Plazas Vega, luego de 8 años y medio de injusto encarcelamiento.

Como colombiana, siento infinita gratitud hacia ese hombre que se jugó la vida por todos nosotros durante aquellos aciagos días en los que un comando terrorista del M19 se tomó a sangre y fuego el Palacio de Justicia.

Plazas Vega, esposo y padre de familia, puso su deber con la Patria por encima de sus temores personales y sin pensar en su familia no dudó un instante en cumplir la orden que en su momento le dieron sus superiores: ingresar al Palacio de Justicia para apoyar la liberación de los rehenes que estaban en poder de los asaltantes.

Él y sus hombres salieron victoriosos. Lograron, al decir de él, “mantener la democracia” y salvar a nuestro país de uno de los más fuertes desafíos que se le ha planteado en su historia republicana.

Desde siempre he visto al coronel Plazas como un héroe de nuestra Colombia. He leído todos sus libros sobre la historia de la toma del Palacio y también su compilación de las biografías de los presidentes de la República. Es un hombre culto, respetuoso y cumplidor del deber.

Sus enemigos, agazapados en colectivos de abogados y en algunos despachos judiciales, le cobraron caro su heroicidad. Fue vinculado a un proceso penal colmado de irregularidades. Lo acusaron de delitos que no existían en la época de los hechos y lo condenaron con base en el decir de un testigo falso claramente inventado por la fiscal que llevó el caso.

8 años y 5 largos meses estuvo alejado de su familia. Le violaron los derechos fundamentales, no le concedieron permiso para ir a visitar a su señor padre en su lecho de muerte, no le permitieron ver el nacimiento de sus nietos, lo separaron de su adorable esposa, doña Thania Vega de Plazas, mujer valiente que a pesar de las adversidades nunca desfalleció en la batalla por defender la inocencia de su esposo.

El proceso del coronel Plazas nos obliga a reflexionar sobre las fallas de la administración de la justicia. No es posible que en nuestro país sigan condenando a personas con fundamento en testigos falsos. Pero lo más importante: resulta inadmisible que la majestad de la justicia siga utilizándose para la vindicta política.

No queremos ver a nuestros militares privados de la libertad por procesos falsos y en los que se nota la mano oscura de entidades simpatizantes de la guerrilla. No puede ser que las victorias de nuestra Fuerza Pública en el campo de batalla continúen siendo vengadas en los tribunales de la justicia.

Bienvenido a la libertad coronel Plazas. Disfrute de su familia, abrace a los suyos, recupere el tiempo perdido y, por favor, nunca deje de prestarle sus servicios a este país que lo ve a usted como un hombre íntegro e intachable.

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