Y el Gobierno, en ‘huepajé’

Tanta opacidad en la información económica tiene a todo el mundo especulando.

Será un ‘annus horribilis’ para los colombianos. Duelen profundamente las perspectivas del empleo. La inflación galopa. Y viene la reforma tributaria, que nos pondrán a llorar, aunque como buenos ciudadanos contribuiremos con lo que sea socialmente equitativo y ético contra la pobreza. Pero al Gobierno le exigiremos que no nos diga más verdades a medias. Como dice, desmenuzando la quiebra hipotecaria en los Estados Unidos, la película ‘The Big Short’ (¡¡puede ser la mejor del año!!), “lo que nos mete en problemas no es lo que no sabemos; es lo que sabemos con seguridad que no es así” (Mark Twain).

Un buen ejemplo son las cosas que dice este Ministro de Hacienda: que el país está blindado; que Colombia es distinta a toda América Latina; que íbamos a crecer al 6 por ciento (y no llegamos al 3 por ciento); que la inflación será estacionaria a corto plazo; que a 3.000 pesos el dólar había alcanzado su punto de equilibrio; que el gasto público está controlado; que habrá plata para el hueco fiscal; que el desempleo seguirá bajando y las exportaciones comenzarán a subir; que el déficit en cuenta corriente no es preocupante (¡si está en 7 por ciento y es lo que más están mirando los inversionistas extranjeros!); que Colombia sigue siendo un país atractivo para la inversión; y que resiste un barril de petróleo a 20 dólares. Ah: y que no reparte ‘mermelada’, cuando ha entregado hasta el cuchillo untado.

La gran mentira es presupuestal: el Gobierno subvalora sus gastos y sobrevalora sus ingresos.

El sector salud, según Fedesarrollo, está subvaluado anualmente en alrededor de 3 a 4 billones de pesos. El de pensiones, entre 2 a 3 billones anuales. Pagaremos, al parecer, cerca de 4 billones de pesos más de lo anunciado por servicios de deuda externa. Devolveremos millones por expectativas tributarias mal calculadas. Nadie sabe cuánto costará el posconflicto. Las cuentas moderadas de Merrill Lynch Global Research hablan de 10 billones anuales durante 10 años. Las víctimas, calculadas en 3 millones, van en 6 millones y medio: resarcirlas costará 4 billones de pesos anuales más de lo estimado, según el tributarista Mauricio Plazas en su estudio ‘La hacienda pública del posconflicto’.

En cuanto a la sobrevaloración de los ingresos, los calculamos con base en un barril de petróleo a 60 dólares, y como está a 33 dólares no nos entrará sino la mitad por ese concepto. Y desplomado el precio y con el desestímulo a la inversión en el sector, cuatro recaudos caerán estrepitosamente: impuesto de renta, IVA, 4 x 1.000 e industria y comercio municipal.

OK: la caída de los precios no es culpa de Santos. Pero tercamente Cárdenas desatendió la recomendación de no prolongar el impuesto a la riqueza sobre las inversiones en exploración, improductivas hasta que no encuentren algo. ¿Qué hicieron las petroleras? Irse del país o estrangular sus inversiones. El año pasado se liquidaron en el sector 40.000 empleos directos e indirectos. Tan grave fue que Cárdenas ya habla de mecanismos para disminuir la sensibilidad tributaria de los petroleros. De improvisación en improvisación.

Tanta opacidad en la información económica y financiera del Gobierno tiene a todo el mundo especulando de cuánto es de verdad el hueco fiscal que tratará de cubrir con nuestros impuestos. Si de más de 23 a 25 billones al año, según pronóstico del tributarista Santiago Pardo, que recogió Semana en un Confidencial velozmente rectificado por el ministro Cárdenas al otro día, o de más de 80 billones (!!), como asegura Plazas que sería lo que el Estado necesita para cumplir sus compromisos constitucionales y legales y financiar el posconflicto.

Lo más mortificante de todo es que Cárdenas se irá a hacer campaña presidencial. Y los vidrios quebrados de este descalabro del que los colombianos aún ignoramos toda la verdad seguramente los tendrá que pegar el siguiente ministro.

Quién sabe quién será el pobrecito (a). Pero si es serio, tendrá que abandonar el lenguaje del huepajé*.

Entre tanto… * Término acuñado por el entonces presidente Ernesto Samper para expresar felicidad por el rumbo del país.

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