La feria de las hipocresías de la película “La Comunidad del Anillo”

Hay grandes ocasiones en las que algunos hombres están llamados a servicios de calidad, en cuya realización están exentos de la regla común de la moral. Oliver Cromwell (1599 – 1658)

Un diplomático real es aquel que puede cortar la garganta de su vecino, sin que su vecino lo note. Trygve Lie (1896 – 1968)

No, el título no es morboso ni provocador; más bien busca, dolorosamente, hacernos reflexionar sobre muchas situaciones políticas y sociales. Hace parte de la trilogía del escritor británico de literatura fantástica J.R R. Tolkien, de su libro y película “El Señor de los Anillos,” del que “La Comunidad del Anillo” (The Fellow ship of the Ring) es el primero. Las citas del político inglés, un bandido para unos y un héroe para otros; y la del diplomático noruego sí ilustran una filosofía repugnante sobre el poder, con Manual de Operaciones ilustrado por “House of Cards.”

Me atrevo a escribir sobre nuestro escándalo doméstico porque el Ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, afirma: “La red sí existió”, luego no es un mito. Sin embargo, nos hemos quedado en la procacidad del video, la ‘inducción’ a la tentación, la violación de la intimidad, circunscritas al deplorable evento, sin darnos cuenta que, a diario, somos expuestos a la misma violación de derechos y a una visión superficial de la vida, como lo narra el diplomático noruego.

EL DRAMA DEL PODER. En la película inglesa, por medio de los diferentes anillos, se corrompe para dominar; para ‘reinar,’ como le prometían a los cadetes de la policía. En la película, sojuzgados por Sauron “El Señor Oscuro;” en la realidad policial por el que dirigía la red de prostitución. Sauron proviene del griego sauros, serpiente; saquen conclusiones. Sauron puede representar la fuerza oscura detrás de la élite del poder que ha gobernado la civilización a lo largo de la historia. Tolkien nos habla del poder del Anillo Único, no importa lo que cada quien se crea sobre el poder para sí mismo como para servirse del Anillo. En última instancia, Sauron es el que está en control. Todos los anillos ‘mágicos’ fueron atados a su Anillo Único. Esto sugiere que todos nuestros esfuerzos egoístas hacen que la energía fluya hacia arriba, la fuente real del poder con la que unos pocos privilegiados pueden controlar a los muchos tontos útiles. Esto lo vemos revelado hoy en los asuntos políticos. Por lo que la mayor amenaza para la libertad individual está centralizada por el poder corporativo de los medios, las instituciones y quienes las dirigen momentáneamente, sujetos a los intereses de otros desconocidos, por encima de ellos, en la pirámide del poder.

El Coronel Mejía, hoy preso, reveló en “Los Informantes” lo que él llamó el Secretariado Secreto de las Farc que opera en Bogotá, al que pertenecen personajes lejos de cualquier sospecha quienes son los que toman las verdaderas decisiones sobre las Farc. Decía Mejía que a ese ‘Círculo de Poder’ pertenecían empresarios, miembros de la iglesia, ex ministros y gente del gobierno. ¿Entendemos ahora el ‘peso’ de negociación de los farianos en La Habana? Tirofijo los llamaba ‘nuestros amigos de Bogotá.’

En la película inglesa, Sauron pudo haber destruido el Anillo, arrojándolo al Monte del Destino; pero antes de hacerlo cambia de idea, y decide conservarlo para sí. En realidad Tolkien plantea que el Anillo tiene una voluntad propia, sencillamente porque hay una individualidad poderosa detrás de él, y puede corromper a su dueño. En la ‘película’ colombiana el grabador del video lo hizo para probar un delito, según dice él; pero lo conservó para sí, para chantajear con el poder de la ‘información venenosa’ que lo destruyó a él, al Viceministro del Interior y a Vicky Dávila. Como en la película inglesa, el Anillo tiene el poder de hacer ‘invisible’ al poseedor; en el drama doméstico el ‘poder’ hace invisible, frente a la justicia, a algunos delincuentes protegidos, y los dota de una extraña longevidad; en el drama real, el ‘poder’ le da a los corruptos larga vida, entre más arriba estén en la “Jerarquía del Anillo” que involucra a todos los géneros y estilos de la raza humana. Pero ya sabemos a quién sirven, según Tolkien.

EL DILEMA CENTRAL DE LOS MEDIOS Y LOS SERVICIOS DE INTELIGENCIA. Las fuentes de información para los medios y los métodos de espionaje tienen algo en común con las conductas de los oficiales de inteligencia: los objetivos y las tácticas de acción encubierta. Y, junto con los periodistas, sus métodos para obtener información son cuestiones normalmente oculta sal escrutinio público, métodos amparados por la ley. ¿Qué pasó en esta ocasión? Que de pronto entró a nuestras conciencias, de una forma brutal, la MANERA CÓMO SE PUEDE MANEJAR EL PODER para obtener información por medio de la manipulación y la corrupción sexual. Por lo que entonces no es un TEMA DEL DÍA, ni tampoco su importancia o falta de ella depende de que ocurriera en tal o cual gobierno. Es un caso, claramente digno, de debate público y atención filosófica.

Recientes estudios académicos de inteligencia, que han tenido alguna relación intencional en la ética o la filosofía política, se han centrado en gran medida en las cuestiones de procedimiento que rodean el grado adecuado de supervisión de las agencias de inteligencia o las fuentes periodísticas. Pero lo que a menudo se pierde en este tipo de exámenes es el análisis ético sustantivo. En nuestro caso será remplazado por el polígrafo que la policía aplicará de manera masiva. (Se puede mentir legalmente, sin que la conciencia se perturbe) Voy a intentar el enfoque ético con el caso en cuestión.

LA HIPOCRESÍA DE LA REVISTA SEMANA. María Jimena Duzán en un corajudo artículo expone las lacras del actual periodismo colombiano, lupa con la que se debería analizar a Semana. Veamos el ejemplo. En la portada de la edición 1764 se despliega “POLIGAYTE” en clara alusión a Watergate, sin que haya ningún Woodward o Bernstein en la revista. Aparecen en la carátula Carlos Ferro, el Procurador, Vicky Dávila y el General Palomino. Sin embargo, el protagonista real del escándalo sexual no es Palomino, sino el Capitán Anyelo Palacios Montero. ¿Por qué no está su foto y sí la de Palomino a la que ni siquiera se le ha acusado ni probado nada sobre el evento sexual? Ah… porque un supuestamente implicado general es más escandaloso. ¿Es la obsesión, la verdad, la venganza o el prejuicio sobre los gays o la caída de un poderoso, y su utilización en el terreno político, lo que motiva a los periodistas y la audiencia, para rasgarse las vestiduras en nombre de la ética? (Para los suspicaces aclaro que no soy homosexual.)

Para decirlo de manera franca. Pareciera que los escándalos sexuales nos hacen sentir mejor con nosotros mismos, no solo aquí sino en los dos hemisferios del planeta. Aristóteles sostenía que con el fin de ser felices en la vida, por ser mejores que los otros, uno debe ser virtuoso. Para Aristóteles la virtud sólo puede lograrse a través del buen hábito moral y la formación intelectual. Pero en estos días, para muchos la felicidad no proviene de la idea aristotélica de hacer el bien, sino de ver que al otro le va mal, especialmente si es un contendor político; siendo, el tildarlo de gay, un arma letal en la mente de muchos. A esto se le llama el síndrome de la supuesta superioridad moral.

Dándoselas de ‘entrevistador objetivo’ Coronell trata de acorralar a Vicky con su suposición de que la cercanía amistosa de la periodista con Pastrana, Uribe y Santos, era un inconveniente para el periodismo por lo ‘personal’ que podrían volverse ciertos temas. A lo que Vicky desmiente la amistad y le responde, desenmascarando a Coronell, sobre su inquina personal contra Uribe, motivación peyorativa demostrada en la entrevista; luego su ‘objetividad’ es un embuchado para los tontos, pues conocemos a Coronell como ‘maestro’ para inducir sospechas.

Coronell pretende poner entre los palos éticos a Vicky al preguntarle: “¿Usted pensó en el dolor que podría causarle a la familia?” Yo le pregunto a Coronell y al Director de la revista sobre los mismos estándares éticos que exigen. La Lección 5 de 40 Lecciones de Ética de Javier Darío Restrepo se titula: “El otro: eje de lo ético.”En ese escenario de debate público, la revista pone a Marcela Pineda como heroína moral en la sección ENFOQUE, página 12. Vladdo, a través de su alter ego, Aleida, dice: “Cuando un funcionario usa su cargo o jerarquía para satisfacer sus caprichos sexuales, su vida íntima deja de ser un asunto personal.” (Adiós intimidad, un derecho consagrado en todas las constituciones democráticas del mundo). En su columna de El Tiempo, “Muchas preguntas sin respuesta,” funge de cuestionador juicioso. Pero entonces deja ver el dictadorzuelo que todos llevamos dentro, pues ¿Pensó acaso en el dolor que le causó a Marcela Pineda, una víctima, al burlarse de su tragedia con su caricatura miserable de la página 92 de Semana? ¿En dónde está entonces la responsabilidad ética de la revista con el dolor que causan Vladdo y Daniel Samper Ospina con sus burlas y malintencionados comentarios sobre este caso? ¿Cuáles son los parámetros éticos del periodismo de Semana? ¿Olvidaron las 40 Lecciones de Ética de Javier Darío Restrepo?

SE VIOLÓ LA INTIMIDAD. ¿Qué es eso? En la columna de Guillermo Santos Calderón “¿La privacidad? ¡Chao!” expone la versión de Scott McNealy de que esa defensa dejó de existir debido a los avances tecnológicos; pero… ¿qué dice el derecho? Además, el FBI le pide a Apple que le ayude a construir una herramienta que le permita desencriptar las claves de todos los celulares, poniendo así en riesgo la privacidad de todos. Obviamente, hay oposición, así se trate de capturar terroristas porque ese invento que no existe, le abre el camino tanto al FBI, como a los criminales. Pero en Colombia, Juan Manuel Santos resolvió el dilema mandando a ‘tragar sapos,’ es decir, renunciar a nuestros derechos. En el caso que nos ocupa se ha dicho que el video no constituye prueba para establecer la realidad de la Comunidad del Anillo. Es verdad. Pero hay algo que no se dilucida, y al no hacerlo, nos engañamos y ponemos en peligro.

Digamos que la intimidad es ese espacio de familia, o privado, en donde podemos actuar de manera libre y espontánea lejos del escrutinio de los otros, lo que nos da tranquilidad. Hay otra intimidad más interna, la que cada quien conoce sobre sí mismo, los secretos que lo hacen una persona única, perdonada, reconciliada con sus imperfecciones que le permiten vivir funcional, mas no libremente. La desnudez, la intimidad sexual, son símbolos de lo sagrado que es esa intimidad que no se concede sino como un privilegio. Una barrera social para defenderla es el pudor; o la prudencia, la sabiduría que procuran proteger el misterio personal en medio de una manada de lobos. Pero esa intimidad, nuestra esencia PERCIBIDA, la que es construida por el medio social y nuestras decisiones, se puede prostituir porque se desconoce su valor. Y esa intimidad la portamos a todas partes.

¿Por qué es importante recobrarla y salvaguardarla? Porque es la antesala de la VERDADERA INTIMIDAD, LA SAGRADA, LA QUE NOS DEFINE COMO HIJOS DE DIOS, O VERDADEROS SERES HUMANOS, la que nos da la verdadera libertad para afrontar lo peor de la vida. Esa intimidad se construye LIBREMENTE, SE ESCOGE. En ella solo hay cabida para pensamientos altruistas, santos, de amor; inofensividad, inocencia, pureza, perdón, comprensión hacia el otro, dirigidos no de manera ingenua, sino soportados por una inteligencia estratégica sin malicia. Es la lucha que proporciona la verdadera alegría y sentido de la vida. Y, por ello, está puesta a prueba; es sitiada, burlada, vilipendiada. Opera en silencio, no hace proselitismo religioso, ni está acaparada por ninguna religión o pensamiento político; su autoridad viene de la BONDAD INNATA, TRANSFORMADORA, INSOSLAYABLE, COLMADORA, DE LA PERSONA. Su realidad, sencillamente, ES. Y contra ese ‘espejo’, nos juzgamos personal o socialmente, lo sepamos o no.

Tanto la ONU como el Código de Derecho Canónico, al igual que todas las constituciones democráticas del mundo, consagran el derecho de protección de nuestra intimidad básica. ¿Pero cuál es una de las amenazas contra ese derecho que generalmente se acepta como ‘normal’, destruyendo la intimidad básica, la profundamente personal y la sagrada? Un mundo morbosamente ávido de secretos que los medios, el chismorreo, la conversación banal, el montaje, el rumor, la conspiración, satisfacen.

Para justificar ese morbo miserablemente se le llama prueba o verdad; se inventan los ‘tests’ psicológicos para arrancarles las debilidades a las personas sin que lo sepan; las declaraciones judiciales que le sirven a la justicia y a la conspiración; la invocación hipócrita del derecho a la información que después se tira a la basura junto con la honra de la persona porque es un negocio de consumo de vanidades.

Además, hay costumbres que nos van DESPOJANDO DE, O AFIANZANDO EN ese derecho, y no nos damos cuenta, hasta cuando la infravaloración propia queda expuesta, o la autoridad natural se impone sin argumentos. En el vestir y arreglo personal, el lenguaje, lo que comemos, cómo nos comportamos, lo que habitualmente pensamos, quiénes son nuestros amigos, vamos defendiendo, malversando o regalando ese DERECHO AL RESPETO que es algo que nos tenemos que GANAR para no depender de la civilidad del otro, ni de la Constitución; porque nuestro derecho solo se puede exigir y hacer respetar con NUESTRA AUTORIDAD INNATA, INSUSTITUIBLE Y NATURAL porque no tenemos guardias personales para hacerlo valer. Uno no se atreve a hacer una propuesta indecente a quien no haya dado pie para hacerlo. Punto. Claro que existen los enfermos inadaptados que nada entienden y para quienes solo funciona una calibre 45para hacerlos cambiar de opinión, una trompada o una patada a tiempo por lo que, junto con el aprendizaje de la argumentación, los buenos modales y las virtudes, recomiendo las artes marciales y el tiro al blanco.

Pero hay otra manera en la que se CORROMPE la intimidad al MANIPULAR la manera cómo se enfocan las noticias o la publicidad. El negocio de los medios supone que la gente quiere estar informada, tener acceso a lo último en noticias, tecnología o moda. ¿Pero es ese querer libre o condicionado por la adicción, la necesidad, o el miedo cultural inducido al tener que estar informado? De esa manera se le facilita el camino al periodista o al publicista para entrar a las conciencias. ¿Cómo va a hacerlo? ¿Con altura, consideración, análisis, respeto, como envoltura engañosa de un argumento falaz? ¿O beberemos la ‘chispa de la vida,’ dejaremos de envejecer, adquiriremos vigor y perderemos peso mediante la magia subliminal o la ciencia engañosa? Curiosamente el ‘respeto’ se deja para ciertas franjas horarias para menores (Pero se discute si los Simpson son un buen ejemplo), o periódicos y editorialistas supuestamente ‘serios’; y el desparpajo, la procacidad, la ‘verdad’ o el engaño es privilegio de los mayores, o del que puede darse el lujo de publicar o vender amarillismo en revistas de calidad; lo que quiera, incluso veneno edulcorado para niños. Es decir, un juego de doble moral, de comodidad, para emitir juicios, vender falsas promesas y con ello hacer plata, de diversas maneras, según la hora y el tonto.

En las redes tal selección desaparece o se afila. Por ese motivo, si la verdad política o publicitaria requiere de ‘adultos responsables’, pasándole la pelota a la teleaudiencia, o al lector, ¿más bien no se requerirá un periodismo y un mercadeo de sensibilidad responsable? Pero los resultados del rating o las ventas son los que dictan la pauta ética. Violencia, sexo, fútbol y farándula, la política incluida, son el negocio. “Las memorias de Gaviria” sobre el asesinato de Galán (El Tiempo), “Poligayte” (Semana) y “El Pedregal” sobre las propiedades de los generales de la policía, ciertamente VENDERÁN; pero… ¿Y la verdad, como pregunta el editorialista de El Espectador?

Además, el asunto no es solamente vender, sino ensayar, mediante cortinas de humo, experimentos peligrosos. El Caso Conejo en La Guajira, no es sino una puesta en escena de una estrategia de sensibilización y respuesta ante el atropello democrático de La Habana en donde se pone a prueba el nuevo modelo FARC – Gobierno Santos para medir, mediante el embuchado, la participación política armada y escoltada.

Lo anterior es un debate cultural y político. Pero, si miramos lo que revela la conducta de Ányelo Palacios, lo preocupante para el nuevo Director de la Policía sería el examen de los estándares éticos de la comunidad de inteligencia de la policía y no solamente la aplicación del polígrafo.

A continuación doy un ejemplo extraído del libro "El Mossad – Historia Secreta” del periodista Thomas Gordon, para ilustrar la complejidad ética de los asuntos de inteligencia en los que se involucra el sexo y su intento de una ‘manejo limpio,’ pero que no puede evitar el siguiente dilema: A los / las cónyuges de los /las agentes secretos casados/as que están en el campo enemigo se les instruye, como preparación para sus actividades, que quizá tengan que seducir y tener relaciones íntimas con otras personas supuestamente enemigas de Israel. Para afrontar esa realidad, con una mentalidad ‘profesional’ tendrá que ‘desaprender’ muchas creencias vitales que involucran estándares éticos para la unidad familiar, altamente defendida por el pueblo judío. Quizá la persona diga que no, pero su posibilidad de carrera queda señalada.

En otras áreas, como la colombiana, al ser zona de alto riesgo para la vida, se ‘compensa’ con primas especiales, que después se prueban ineficaces y frustrantes cuando el soldado queda lisiado. También puede entrar en juego la cadena de favores sexuales como una póliza facilitadora de comodidad y seguridad profesional frente al riesgo de quedar cesante o no ascender.

Debido a lo anterior, pregunto: ¿Cuáles son los estándares éticos de la comunidad de inteligencia de la Policía Nacional; las leyes escritas, las costumbres sanas, o una agenda discreta, o no escrita, como la de Misión Imposible? ¿Cuáles son los dilemas éticos del espionaje, los de los psicólogos forenses que determinan la responsabilidad del criminal, los de los ‘negociadores’ de conflictos, periodistas, policías rasos, gente de campo en alto riesgo? Desde luego que estas preguntas son válidas para otras instituciones. Si no tenemos en claro una problemática que requiere un entrenamiento especial en ética, de pronto nos veremos sobrepasados por las consecuencias catastróficas e imprevisibles de nuestra ignorancia. Cuando el asunto se toma en serio, los chequeos de seguridad son permanentes y pueden durar años. Pero en nuestra cultura podremos predecir el peso que se le dará a la seguridad ética, cuando la ciudadana, industrial, pedagógica, legal, o son inexistentes o se ignora lo que es. Un día el país descubrió lo que era la SEGURIDAD DEMOCRÁTICA y estamos aprendiendo la diferencia cuando esa seguridad se ha diluido. La inseguridad ética se ha metido a nuestros hogares y ni siquiera sabemos el nombre de la enfermedad.

Para aprovechar y cubrir ese vacío de conocimiento fue Nicolás Maquiavelo (1469 – 1527) quien primero habló de la Razón de Estado; el Cardenal Richelieu (1585- 1642) quien mejor la practicó junto con Cromwell para hacer lo que se les viniera en gana con un ficticio lenguaje justificador; después los imitaron los reyes y dictadores sin sofisticación. Pero esa ‘Razón de Estado’ también puede ser la que derrote a la democracia cuando cae en manos indignas, ignorantes o pervertidas que tienen maneras de conformar “La comunidad de la Rosca” sin arriesgar su hombría o feminidad. Esa es la corrupción considerada ‘normal’ en una sociedad decadente. La otra corrupción, la de algunos miembros de la comunidad LGTBI, es la ‘anormal’. Sin embargo, ambas corrupciones se castigan, pero no sé cuáles sean los parámetros éticos de justicia legal o mediática en la prevención y el castigo del delito cuando una preferencia sexual, o una condición de género, queda expuesta, sugerida, o manipulada. Tengo la sensación de que la foto de Palomino en vez de la de Ányelo Palacios en la portada de Semana, junto con el señalamiento de “POLIGAYTE” huele a linchamiento de baja intensidad política y alta perversión ética.

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