La revolución con el tanque vacío

Cuando uno se va a morir hasta el remedio le hace daño”. Refrán de los llanos venezolanos.

En diciembre de 2013 escribí una columna en la que decía que: “Cuando me preguntan cuánto va a durar la dictadura en Venezuela nunca me siento seguro del tiempo”… “El virus chavista, así la célula madre haya muerto y haya mutado en otro ente peor, sigue vivo y no sabemos por cuánto tiempo más”… “Si la isla cárcel más grande del mundo no se ha muerto luego de cuarenta años, porque otros la han y la siguen manteniendo económicamente, ¿cómo pensar que el final del chavismo está cerca si todavía tiene mucho dinero?”… “¿Cuánto puede durar un régimen que dice proteger a los pobres pero les impone el peor castigo de todos, la inflación”… “Si la dictadura venezolana no acelera su proceso se verá en problemas, pero mientras más lo acelere, peor para ella”.

Sin embargo, sabiendo el riesgo que conlleva hacer pronósticos, sobre todo sobre el futuro como decía el físico Niels Bohr, creo que la señal reveladora del principio del fin de la dictadura venezolana se dio por fin la semana anterior.

La decisión del gobierno castromadurista de descongelar el precio de la gasolina es la señal de que su régimen ya no tiene más salida que irse, así sea pataleando. Venezuela, atrapada en una dictadura comunista que como todas fracasan, lo que realmente hizo fue inocularse una enfermedad que solo era cuestión de tiempo para volverse terminal.

Según el modelo de Kübler-Ross los pacientes de una enfermedad terminal suelen pasar por cinco etapas: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. El otro gobierno títere de La Habana, no hablo del colombiano, intentará ocultar las cuatro primeras, pero las circunstancias están haciendo obvio que la “revolución” fracasó y que su jefe y sus parásitos en la dirigencia tendrán que irse más pronto de lo que ellos desean.

Cuando la gasolina pase de 0.097 bolívares el galón a costar 6, un incremento del 6185 %, cifra cada vez más parecida a los fenómenos inflacionarios surrealistas de Zimbabue, donde otro dictador amigo de Chávez sobrevive en el poder por los mismos métodos del que habla con pájaros, entonces podemos hablar del principio del fin.

El supuesto remedio que la dictadura venezolana ha aplicado no va a cumplir el propósito curativo sino que será un veneno. La espiral inflacionaria que se avecina en Venezuela es atroz, aunque el Gobierno piense que anunciando simultáneamente un aumento salarial del 20 %, la gente no va a verse afectada por la inflación, que antes de este anuncio estaba estimada en 700 % para este año.

Como el comunismo en la juventud es una manifestación del despiste típico de esa edad, pero seguir comunista de viejo es un problema neuronal, el régimen de la Cuba Continental negará que el aumento de la gasolina tendrá efectos adversos. Incluso pueden contratar al ministro de Hacienda colombiano para que repita allá lo que dijo aquí el año pasado: “la pérdida de valor del peso no genera problemas inflacionarios” y “la inflación no nos genera ninguna amenaza, por el contrario la vemos como una buena noticia”..

Share on facebook
Facebook
Share on google
Google+
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn

Buscar

Facebook

Ingresar