Outsourcing guerrillero

Hace meses mencioné que el “resurgimiento” del ELN era curioso, para no decir sospechoso, y que olía a un outsourcing delincuencial de las Farc.

El outsourcing o subcontratación es un instrumento que le permite a una organización delegar procesos a un tercero que tenga la experiencia para que la organización pueda enfocar sus esfuerzos y recursos en asuntos más ligados a otros objetivos; bajando costos, no solo financieros sino los de actividades que pueden afectar su imagen; reduciendo riesgos y la relación laboral de una parte del personal.

El ELN, de un momento a otro se volvió muy activo y mencionado en los casos de acciones guerrilleras que todavía se registran en los medios enmermelados por el “cartel de la contratación de la paz” que maneja Jaramillo Peace Company.

De un tiempo para acá el grupo narcoterrorista Farc, que según el Gobierno no sale de sus campamentos ni mata un zancudo porque se la pasa rezando el rosario que le mandaron sus ángeles de la guarda del Episcopado, supuestamente no comete delitos porque ahora es oficio del ELN y de otros delincuentes. ¿Raro no?

Por eso es que no resulta improbable la hipótesis según la cual los guerrilleros rasos de las Farc, que en un porcentaje altísimo no acatarán el acuerdo de impunipaz con el Gobierno, tendrán alternativas distintas a las de sus cabecillas que serán senadores por decreto. Si no quieren formar su propia bacrim, emprendimiento que llaman ahora, tendrán la opción de pasarse al resucitado ELN.

El guerrillero de las Farc que tenga algún compromiso con el adoctrinamiento ideológico que recibió desde que fue reclutado por la fuerza por alguno de los frentes, podrá decir que él no se va a vender por 1.800.000 pesos mensuales al capitalismo salvaje y por lo tanto seguirá luchando por implantar el socialismo en el siglo XXI, ingresando al ELN.

El grupo terrorista Farc, que por el acuerdo tendrá un brazo político institucionalizado por el Gobierno y sostenido por nosotros, sin delitos, porque la impunidad es el ADN de estos acuerdos, podrá seguir su actividad delictiva camuflada con otro nombre. Solo tienen que poner en outsourcing el manejo de sus sembrados de coca, de sus secuestros y extorsión, de la minería ilegal, del tráfico de drogas internacional y nacional, que ya es tan grande que nadie quiere aceptar que Colombia es “la más drogada”. Y como se ve feo que el mismo que aspira al Senado sea quien con fusil en mano obliga a votar por él a quienes queden en las zonas de reserva campesina, el outsourcing criminal resuelve el problema.

Seguro algunos exguerrilleros del ELN, ahora investigadores, académicos y además, son contratistas del Cartel de la Paz, así como algunos del Episcopado que le rezan al escondido al Cura Camilo, dirán que es todo mentira y que la paz está cerca.

Por la verdadera paz, vote NO en el plebiscito tramposo.

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