Carta a Nicole

Tu único error fue nacer en el país que se disputa el campeonato mundial en fabricar criminales.

Hola Nicole, hace ya casi 15 meses que te secuestraron, aquel 28 de diciembre de 2014 en tu natal Buesaco, Nariño, cuando tenías apenas cinco añitos. Desde entonces me pregunto casi todos los días, y no puedo entender, ¿cómo es posible escuchar que el angelito que veo en tus fotos haya sido vendido a traficantes de órganos en Ecuador por 50 millones de pesos? Sería lo más espeluznante. Espero que no; que se hayan arrepentido y todavía tengan algún residuo de humanidad esos miserables.

Porque tu único error en tu corta vida fue haber nacido en el país que se disputa el campeonato mundial en fabricar criminales, en el país de la mala leche. Ese país llamado Colombia, que entre 2014 y 2015 toleró el asesinato de más de 1.740 menores de edad, la mayoría niños, y que no se indigna por nada, ni porque en los últimos tres años no se tenga rastro de 495 niños y niñas como tú. El país que produce monstruos como Luzmila Artunduaga, Cristopher Chávez, Edison Vega y Enderson Carrillo, quienes en febrero del año pasado fueron capaces de asesinar a cuatro niños en Caquetá; como Luis Alfredo Garavito o Blanca Digna López, la mujer que planeó tu secuestro.

Me dicen en Chachagüí, el pueblo vecino al tuyo, y de donde es ese engendro, que se extrañaron de verla llegar en una camioneta último modelo y de que estuviera comprando tierras desde hace dos años. Por su profesión de enfermera y humilde condición, su repentino enriquecimiento está ligado al crimen y al tráfico de niños, como confesó su compinche José Germán Paiguatian. Deberían aplicarle la extinción de dominio y enviarla al patio y la prisión más peligrosa para obligarla a delatar, porque mientras guarda silencio muchos otros niños están siendo víctimas de los criminales. Y es que no se puede entender que después de cuatro meses de las primeras capturas y de siete en total, incluido un primo de tu mamá, aún no se sepa qué pasó contigo, Nicole. Quizás cometiste otro involuntario error y fue haber nacido en un país con una Policía que no siempre protege a los niños, sino que también, desde hace muchos años, les dispara o los asesina, como a Sandra Catalina Vásquez, de tan solo 9 añitos, a quien abusaron y asesinaron en la estación de Policía de Germania en Bogotá.

Me pregunto, Nicole, qué hubiera sucedido conmigo si de niño, de tanto que callejeaba vendiendo lotería y yendo al río, me hubieran siquiera abusado. Pero no, tuve mejor suerte, porque si bien nací en la pobreza, como tú, y en un pueblo con muchos criminales, la diferencia es que allá en Viterbo, Caldas, los niños son sagrados y amados. Ah, y qué pena decírtelo, pero quizás esa es una gran diferencia. Aunque he hablado con tu madre Elizabeth Narváez y tu padre José Eduardo Palacios, allá en el corregimiento de San Antonio de Padua, ellos parecen vivir en total frescura. Hay que prestarles la palabra desesperados para que la pronuncien, y definitivamente ni se les nota.

Pero a pesar, Nicole, de tantos criminales y bandidos que hay en este país también hay gente buena que te extraña y espera que regreses. Solo falta voluntad política para llegar hasta las últimas consecuencias de tu secuestro y de todos los niños que como tú están desaparecidos, y falta la voluntad del nuevo director de la Policía, Jorge Hernando Nieto, para exigir resultados. Sería una buena oportunidad para recuperar en algo la maltrecha imagen de la Policía y para luchar contra un horrendo crimen transnacional como el comercio de niños u órganos.

Posdata: si conoce alguna información sobre este secuestro, le agradezco me escriba a johnmariogonzalez@gmail.com

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