Continuaremos en la lucha

Que no quede duda alguna: Los uribistas estamos siendo objeto, desde hace muchos años, de una inclemente persecución política. Se han utilizado todos los medios para agobiarnos. Se nos ha criminalizado y vilipendiado; nos han violentado nuestros derechos. En las elecciones presidenciales, nos hicieron un burdo montaje que sirvió para perder en segunda vuelta.

La justicia ha sido utilizada para esta persecución. A través de investigaciones espurias, de sentencias ilegales, de procesos fundamentados sobre falsos testigos, importantes dirigentes del uribismo han sido llevados a las cárceles o impelidos a huir en busca de refugio político en otras naciones.

El vicefiscal Jorge Perdomo no ha ocultado la irritación que le produce el uribismo. Es un abierto enemigo de nuestro partido político, un férreo opositor de nuestras ideas y postulados. Lástima que el doctor Perdomo no tenga la valentía de abandonar la investidura que ostenta, para salir al campo de la batalla democrática para enfrentarnos en igualdad de armas. No, él, escudado en la Fiscalía, ha preferido combatirnos manipulando a la justicia y no a las ideas políticas.

Es preocupante que una persona con semejante nivel de odio, con tan grande capacidad de hacer daño, vaya a quedar encargado quién sabe hasta cuándo de la Fiscalía General de la Nación. Resulta en extremo preocupante que, una vez el Fiscal Montealegre salga del cargo y empaque sus maletas para irse a Alemania como embajador de Santos, Perdomo quede con todo el poder de la Fiscalía, no para perseguir al crimen, sino para continuar criminalizando al Centro Democrático.

Lo que esta semana le sucedió a Santiago Uribe Vélez es una muestra más de lo que la Fiscalía es capaz de hacer. No les importó utilizar el testimonio de unos testigos falsos, ni sustentar su decisión en el decir de criminales que fueron perseguidos y capturados durante el Gobierno del expresidente Uribe. Con tal de aniquilar al uribismo, no tendrán mayores inconvenientes de pactar con el diablo si aquello les resulta de utilidad.

Nosotros respetamos a la justicia, pero despreciamos los abusos y las ilegalidades. El proceso contra Santiago Uribe está plagado de irregularidades. La privación de su libertad no tiene sustento legal alguno. Antes bien, fue un acto con claros visos politiqueros. Fue una suerte de “regalo de despedida” que Eduardo Montealegre le ha dejado al uribismo, antes de culminar su nefasto paso por la Fiscalía General de la Nación.

Preocupante que el Gobierno sea el que promueva esa persecución. Los ministros santistas, han salido a insultarnos, a descalificarnos, pero ninguno ha tenido la valentía de responder por qué aún no se ha remitido la terna para que la Corte Suprema de Justicia elija al reemplazo de Montealegre. La respuesta es sencilla: porque el Alto Gobierno ha tomado la decisión de generar una interinidad para que el vicefiscal Perdomo continúe el hostigamiento contra el Centro Democrático.

Y eso, disgústele a quien le disguste, se llama dictadura. Acorralar a la oposición con el código penal, incriminar a sus militantes con pruebas y testimonios falaces, amenazar con cárcel a  todo aquel que disienta de las políticas de Santos, no es democrático; es criminal.

Pero no nos van a intimidar. Por más órdenes de captura que emitan y más procesos que construyan sobre mentiras, nosotros continuaremos cumpliendo nuestro deber de representar a esos millones de colombianos que no están de acuerdo con el régimen que nos gobierna. Al precio que sea, seguiremos defendiendo las bases de nuestra democracia.

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