El Foro de Sao Paulo en cenizas

La detención de Luiz Inacio Lula da Silva por los fiscales que lo investigan a él y a su hijo, al igual que a Dilma Rousseff y a una selectiva cúpula de Políticos y empresarios del Brasil, configuran una radiografía de la corrupción, de la concupiscencia. No es una coincidencia que Petrobras y Pdvesa, la una brasileña y la otra venezolana, hayan sido las fuentes del abuso con el dinero de la producción y exportación de petróleo, en las mejores época en que el oro negro se cotizaba a precios que superaba los cien dólares por barril. La izquierda chavista del siglo XXI, succionó  cientos de millones de dólares a las empresas estatales del petróleo. Financió los nuevos patrimonios personales y familiares pero sus “intelectuales y asesores” no dejan ni un libro serio de su historia y propuestas. En cambio heredamos unos guiones de película gansteril.

A Lula lo pusieron en la mira desde 2014 cuando comenzó la investigación. El método para apoderarse de los dineros públicos es muy sencillo: Petrobras contrata con empresas privadas de mucha solvencia, actividades de expansión de sus instalaciones o perforaciones,  empresas de asesoría, de suministros para su funcionamiento, etc. Estas empresas particulares,a su vez, trasladan fondos a los dirigentes políticos que estén dentro de una rosca especial. Así descubrieron los lazos financieros de los dirigentes del Partido de los Trabajadores, comenzando por la Presidenta y algunos de la alta jerarquía partidaria. Pero no solo esta organización política. Otros jerarcas de partidos diferentes, pero aliados en las coyunturas congresionales, también recibieron prebendas en efectivo unos, otros en amueblamientos suntuosos o vehículos de marca y gama superiores.

La plata de Pdvesa sirvió, entre otras inversiones, para reforzar, en las elecciones argentinas, a Néstor Kirchner y Cristina Fernández viuda de Kirchner. Y en especie líquida se reparte a los gobiernos afines del Caribe, en especial Cuba y Nicaragua. Ahora podemos deducir de dónde provienen los fondos del Foro de Sao Paulo que mantiene una nómina de personajes que viajan por toda Latinoamérica y realizan congresos o asambleascon los partidos de izquierda y en la categoría de observadores,  las Farc y Eln, en lujosos hoteles e invitados especiales, además las delegaciones de organizaciones “hermanas” internacionales. El Foro de Sao Paulo se fundó en 1990 por iniciativa de Luiz Inacio, el mismísimo Lula Da Silva que ya no podrá alimentar a su hijo político. El Foro, desde su creación, ha realizado, año tras año, los encuentros a nivel continental, en diversas ciudades capitales, un total de 21 encuentros. La ciudad con repetidos episodios del Foro es Ciudad México. El promedio de costos de cada encuentro es de 11 millones de dólares.

La izquierda roba más que la derecha, como puede observarse en los “líderes” que han ocupado en los tres últimos periodos la Alcaldía de Bogotá. Eso se debe a un principio estratégico social-liberal: el estado debe prestar unos servicios básicos a la comunidad, pero esos servicios se contratan con los particulares. De esa manera mantenemos en alto la bandera de la defensa de lo público, pero privatizamos la ejecución presupuestal. Ese método lo aprendió la izquierda de su maestra la derecha. Los iluminados del Foro de Sao Paulo no encontrarán las canillas abiertas de sus patrocinadores porque estos andan tras las rejas o ad portas. Y porque el socialismo del siglo XXI, no pasó de ser un populismo desnutrido.

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