Sin liderazgo en el mando

Las cifras de pesimismo generalizado y de altísima reprobación a la gestión presidencial encuentran una causa común: ausencia de liderazgo político. No hay quién inspire ni guíe.

La más reciente encuesta Gallup Poll confirma que hay un clima de opinión de creciente pesimismo, de reprobación a la gestión del presidente Juan Manuel Santos, de temores sobre la situación económica, pero también trae paradojas como que la mayoría de encuestados (61 %) dicen estar satisfechos con su nivel de vida.

El componente económico de la encuesta muestra resultados desastrosos para el gobierno. Para las siguientes preguntas, la mayoría piensa que las cosas están empeorando: lucha contra la pobreza (63 %); desempleo (72 %); costo de vida (94 %); y a la pregunta sobre la economía en general, 84 % cree que va mal.

Ayer mismo, el Dane entregó nuevas cifras sobre reducción de la pobreza que el presidente Santos (Ver Contraposición) dijo que deberían servir para que el país se monte “en el tren del optimismo”, pues, según él, Colombia va “por buen camino”.

Oír y leer los discursos presidenciales lleva a medir el grado de distancia entre la percepción ciudadana sobre un futuro lleno de incertidumbres, políticas y económicas, y un gobierno que, o bien sigue sin poder comunicar lo que hace, o bien se instaló en la autocomplacencia y se contenta con tener aseguradas sus mayorías en el Congreso y en las Cortes como única forma de gestión política.

Es eso, gestión política, entendida como el poder de inspirar a la sociedad con objetivos comunes de progreso integral, lo que se echa de menos. Ni siquiera lo han logrado con su discurso de paz, a pesar de los miles de millones de recursos públicos en propaganda y contratos. Los colombianos, que sin duda quieren la paz, entienden no obstante que una cosa es alcanzar la verdadera paz y otra acomodarse a las múltiples concesiones a una guerrilla que en la mesa de negociaciones alcanzó todos sus propósitos.

Y es así como el 74 % de los encuestados dice que la situación del país va empeorando (el segundo peor indicador desde 2010); y el 69 % desaprueba la gestión presidencial.

El mensaje del país es que resiente la ausencia de liderazgo político, precisamente en momentos en que más se necesitaría para llevar a buen término los acuerdos de La Habana y su eventual refrendación plebiscitaria. Obviamente el Gobierno y sus mayorías en el Congreso, conscientes de su falta de credibilidad, aprobaron que dicho plebiscito tendría suficiente legitimidad con un umbral del 13 % de los votantes.

Nadie sabe qué va a pasar con ese plebiscito ni con la fecha de firma final de los acuerdos de paz. Quedan ahí las cifras del Gallup Poll: las Farc tienen una reprobación del 91 % de los colombianos; la opinión de que los diálogos van por mal camino vuelve a ser mayoritaria (57 % frente al 36 que creen que van bien), y sólo un 30 % manifiesta que con seguridad votarán en él.

Otro asunto que evidencia esta encuesta es el desplome en la imagen institucional de la Policía. En 2010, al comenzar la administración Santos, la imagen positiva de la Policía era del 71 %. Hoy ha caído hasta el 38 %, y su imagen negativa es mayor (59 %). Sea por “comunidades del anillo”, sea por un hartazgo ciudadano con la corrupción en todos los niveles, sea por la bochornosa guerra interna por poder y recursos, esta institución tiene que tomarse en serio la inconformidad ciudadana. No es con discursos como va a recuperar una confianza vital para un desempeño adecuado de sus funciones. El compás de espera nacional se agota.

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