¡$10.500 millones de dólares!

¡Atención!, diez mil quinientos millones de dólares, es lo que se piensa que las Farc tenían en el 2012. La cantidad es tan inmensa que es difícil digerir.

Este dato lo obtuvo The Economist de un estudio hecho por el Gobierno colombiano, del cual no teníamos idea. Ni la monumental cifra ni el secretismo del Gobierno, por no decir encubrimiento, nos deben sorprender.

Comencemos porque esa cifra en realidad se queda corta. Las Farc deben tener más que eso después de décadas de secuestrar, obteniendo enormes cifras por la vida de sus secuestrados, de extorsionar a media Colombia, de explotar minas de oro sin pagar mano de obra, impuestos, licencias o proteger el medio ambiente y, además, controlar la empresa del narcotráfico más grande del mundo.

Ahora que el gobierno de Santos haya ocultado que tenía datos de ese dinero, no tiene nada de raro. Su gobierno ha pretendido mantener al pueblo ignorante en lo referente a las Farc desde que comenzaron las negociaciones de paz. Para que no intervenga, no opine. Las mentiras y son usuales. Nada que pueda dañar dichas negociaciones se debe saber. Podría echar al traste su Nobel de Paz.

Pero ahora, coincidencialmente, unas horas antes de que se publicara el artículo de The Economist, Santos sale, con cara de niño cogido con las manos en la masa, a explicar que él siempre ha sospechado que las Farc tienen esa plata; pero que, ¡no la ha podido encontrar! Para mí, alguien le contó que se publicaría ese artículo y, por eso, las apresuradas explicaciones.

La paz se iba a firmar, o mejor dicho se va a firmar, sin que sepamos dónde esconden sus billones las Farc. Sin que pongan un centavo para compensar a las víctimas. Eso no solo es vergonzoso, yo diría que es ampliamente inmoral.

Aunque Santos afirma que expropiará el dinero de las Farc si lo encuentra. Podría asegurar que las Farc se quedarán tan campantes con su tesoro y con él financiarán sus campañas políticas y sabotearán la democracia colombiana. Y para sus víctimas ¡nada!

Peor aún, el dinero de los impuestos del pueblo para financiar el desarrollo de la nación, la infraestructura, la educación, salud y vivienda, se irá en la reparación de esas víctimas; reparación que debería ser pagada por sus verdugos.

¿Acaso Santos piensa que una vez firmado el acuerdo de La Habana, los narcogerrilleros se van a ungir de verdad y arrepentimiento y van a entregar sus billones. Si hay sospecha de que parte de esos dineros están invertidos en Colombia en transportadoras, tierras y papeles de bolsa, como dice el mencionado artículo, ¿por qué no se ha seguido esa pista?

Las Farc dicen no tener un centavo en los paraísos fiscales. Seguro, son muy astutas para hacerlo. Hay lugares más seguros y secretos que las cuentas offshore, como son algunos países árabes, como Irán, gran amigo de las Farc. O los Estados Unidos, usando testaferros para comprar finca raíz, industrias y hacer exportaciones e importaciones. Ojalá alguien se armara de valor y filtrara información sobre esos dineros, como hicieron con los “Papeles de Panamá”. Colombia lo agradecería.

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