Cabrales, no pague

La agenda pactada es un papel cargado de naderías que no alcanzará a completar el actual gobierno.

Ataviado con la camisa roja propia de su cómplice Maduro, ‘Pablo Beltrán’, uno de los nuevos amantes de la paz, pronunció una frase memorable para justificar el secuestro: “Nosotros no tenemos la posibilidad de acceder al crédito internacional”.

Por eso cobran rescates. Por eso extorsionan. Por eso trafican con coca. Por eso cuidan y expanden las minas ilegales de oro. Porque el mundo financiero internacional les cerró las puertas a los ‘elenos’, otra injusticia del capitalismo planetario que combaten a su manera: asesinando soldados y policías colombianos, anegando de petróleo nuestra Naturaleza, secuestrando y arruinando compatriotas, sembrando minas para mutilar y matar nacionales, reclutando niños infelices de estas tierras.

Cada vez que escucho a los jefes guerrilleros pontificar y a su contraparte explicar, quedo más perpleja. Resulta que este gobierno lleva dos años de negociaciones secretas con el Eln y no le quedó un minuto para averiguar el número de secuestrados que tiene ese coro angelical que por años comandó el español ‘cura Pérez’.

El general (r) Eduardo Herrera, miembro del equipo negociador de Santos, lo admitió sin tapujos: “No tengo la información precisa”, cuando le preguntaron sobre la cifra de cautivos. Olvidan que es un delito que la ciudadanía abomina y que la tuvo amedrentada por años.

Dada la indolencia gubernamental, no sorprende que ‘Antonio García’ afirmara que no iban al proceso “para hablar de secuestros”. Tampoco para aceptar sus crímenes y, menos aún, pedir perdón porque, según pregonaron estos días, los culpables somos todos, menos ellos.

Empezamos debiendo, pues. Igual que Ramón José Cabrales. Soportó ocho meses de infierno, su familia pagó una millonada por su liberación y aún debe cancelar otra suma importante que quedó pendiente.

Si el Gobierno conserva una brizna de dignidad, si quiere comenzar a negociar con esos facinerosos llevando la voz cantante, si le preocupa la suerte de las víctimas, tiene que empezar por exigir al Eln que renuncie públicamente al segundo pago y devuelva el dinero que le desembolsaron por el rescate. Solo queda una semana para que se cumpla el ultimátum que les pusieron a los Cabrales y no podemos permitir que coronen la nueva extorsión.

El Gobierno no podrá alegar que fue culpa de la familia del secuestrado pagar, que insistieron en que esperaran una liberación humanitaria. ‘Antonio García’, esa alma caritativa que el obispo Monsalve elevaría a los altares, aseguró el viernes que nunca se comprometieron a liberar gratis a Cabrales puesto que no podían interferir en el negocio de unos compañeros. Es decir, o pagaban o pagaban, así afrontaran las “consecuencias judiciales” con que los amenazó el ministro Cristo.

Para Santos sería mostrar algo de mano firme, porque la liberación de otros secuestrados y la entrega de los restos de Javier Alvernia, de 40 años, que murió en cautiverio, son la condición sine qua non que impuso para poner en marcha el segundo circo, que será más demorado y errático que el de La Habana.

La agenda pactada es un canto al humo, un papel cargado de naderías que no alcanzará a completar el actual gobierno. El Eln necesita un ‘show’ más intenso que el de sus camaradas, además de que se meterán por medio las Autodefensas Gaitanistas, que encabeza el exguerrillero y paramilitar Otoniel Úsuga. La ‘bacrim’ más poderosa y sanguinaria pide pista y se la terminarán concediendo. Al tiempo.

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