Santos, Uribe es tu papá

Los colombianos aún no salimos de la sorpresa que nos produjo la amenaza de Juan Manuel Santos a finales de la semana en el sentido de que, palabras más palabras menos, habrá una guerra civil si los colombianos no aprueban el plebiscito con el que el gobierno pretende refrendar popularmente los acuerdos de La Habana.

La reacción de todos los sectores, incluidos los amigos del gobierno, no se hizo esperar. El presidente no puede pretender adelantar una campaña amedrentando a los colombianos, diciéndonos que si no votamos como a él y a sus amigos de las Farc les da la gana, entonces nos enfrentaremos a la peor de las guerras.

Y si el proceso de paz fracasa y la guerrilla reacciona destruyendo a Colombia, la culpa es única y exclusivamente del presidente Santos que lleva 6 años descuadernando a nuestro país. La Fuerza Pública está completamente desmoralizada y desmotivada. Santos, se sentó a negociar y se olvidó de la defensa y seguridad de los colombianos. Los romanos, desde hace muchos siglos, acuñaron una frase que al parecer ninguno de los asesores del presidente conocen: si vis pacem, para bellum (si quieres la paz, prepárate para la guerra).

En Colombia se hizo todo lo contrario. El Estado entró en una fase de rendición frente al enemigo. Sacó de sus filas a los mejores oficiales, como es el caso del general Forero cuya cabeza fue exigida por los cabecillas de las Farc que no le perdonan los golpes que en el terreno este héroe de la Patria les propinó. Algo similar le sucedió al general de la Policía Luis Eduardo Martínez, quien fue uno de los cerebros de la operación en la que se dio de baja a alias “Raúl Reyes”.

Las palabras de Santos ponen en evidencia algo que es realmente inaceptable. En 2010, cuando el presidente Uribe entregó el poder, las Farc estaban perfectamente diezmadas, arrinconadas, obligadas a vivir en lo más profundo de la selva colombiana. Ahora, resulta que, de acuerdo con lo dicho por el presidente, esos bandidos tienen la capacidad de llenar de bombas y aterrorizar a las ciudades colombianas. Entonces, nos encontramos frente a un panorama desolador: estos 4 años de proceso de paz han servido para llevar a la Fuerza Pública al nivel mínimo de capacidad operativa, mientras que en ese lapso de tiempo los terroristas se apertrecharon y se prepararon para tener los medios suficientes que les permitirá hacer la guerra en las ciudades del país.

¿Por qué Santos asusta a los ciudadanos que viven en los centros urbanos? La respuesta es clara: porque la mayoría de los votos están en las ciudades. Con su chantaje, el presidente creyó que la gente, así no esté de acuerdo con el contenido del acuerdo final con la guerrilla, va a votar favorablemente el plebiscito simple y llanamente para evitar que su vida se pongan en peligro.

El mensaje del presidente es en extremo delicado. Creo que él, además de chantajearnos, fue infinitamente sincero al notificarnos que si en adelante los colombianos no seguimos al pie de la letra los mandatos y caprichos de las Farc, estaremos en riesgo de sufrir una desoladora guerra civil. En otras palabras, si en 5 años no se aprueba una ley propuesta por “el partido político de las Farc”, ¿también estaremos en riesgo de que los hombres de Timochenko” desentierren la dinamita y la detonen en las calles de las ciudades colombianas?

Queda claro que las Farc han utilizado estos años de negociación en Cuba para revitalizar su músculo criminal, mientras que el gobierno, a través del ministro de Defensa se ha dado a la tarea de lavar el cerebro de los militares y convencerlos de que es mejor que estén entrenados para el postconflicto y no para cumplir con su deber constitucional de enfrentar a todos aquellos grupos que amenacen nuestra estabilidad democrática.

Santos: con tus actos, nos compruebas a los colombianos que Uribe, definitivamente, es tu papá. Te entregó un país en vía de progreso y tú, cual hijo irresponsable, te dedicasta a dilapidar la herencia. Cuando él salió de la presidencia, Colombia era una patria segura que estaba a punto de pasar para siempre la página de la violencia y tú, como el más indolente de los herederos, preferiste, pensando en premios Nobel y aplausos de líderes internacionales, rendirte ante los bandidos que llevan décadas haciendo sufrir al pueblo colombiano.

Cada vez son más sólidos los motivos que tenemos los colombianos para oponernos al acuerdo de paz que está a punto de suscribir el presidente con los terroristas. Entre más grande y agresivo sea el desafío que él nos plantee, mayor será la disposición ciudadana para enfrentarlo con las herramientas que nos brinda la democracia.

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