“Timochenko” versus “Popeye”

¿En qué se diferencian Rodrigo Londoño, alias, “Timochenko”, de John Jairo Velázquez, alias, “Popeye”? Yo diría que en poco o nada. Ambos son criminales consumados, por mucho tiempo mano derecha de otros criminales, “Tirofijo” y Pablo Escobar.

“Timochenko” fue uno de los lugartenientes de “Tirofijo”, líder de uno de los grupos de que ensangrentaron Colombia durante la época de la violencia partidista. Dicho grupo se convirtió en las Fuerzas Revolucionarias de Colombia, FARC, de supuesta inclinación marxista. Con los años perdieron su carácter marxista para convertirse en el narco cartel más grande del mundo.

Fue entonces cuando “Timochenko”, hasta ese momento jefe de estrategia militar de las FARC en el Magdalena Medio, se transformó en jefe de la cadena de narcotráfico: cultivo, procesamiento y distribución de cocaína, esto de acuerdo al Departamento de Estado norteamericano. Según este mismo organismo, “Timochenko” ordenó asesinar, torturar o desaparecer a todo el que se le opusiera, inclusive a campesinos que vendieran su cosecha cocalera a otros. Hasta hoy no ha reconocido sus crímenes.

“Popeye”, por su lado, fue uno de los lugartenientes de Pablo Escobar, jefe del narco cartel de Medellín y el capo más importante que ha existido en Colombia hasta el momento. “Popeye” mató, según él mismo reconoce, a 300 personas y mandó a matar, secuestrar y torturar a no menos de 3.000 más.

Durante los ochenta, Escobar y sus secuaces controlaron la cadena de producción, procesamiento y distribución de cocaína más grande del planeta. Hasta aquí son claras las similitudes. Dos secuaces, con el mismo trabajo criminal, famosos por sus fechorías.

Sin embargo hoy los negociadores de paz en La Habana pretenden hacernos creer que “Timochenko” es un idealista, iluminado comunista, que mató, mandó a matar, secuestrar, violar y torturar por razones revolucionarias. Por lo tanto, sus crímenes deben ser perdonados sin tener castigo. Además, dentro de poco podrá ser electo al Congreso o a la Presidencia como un ciudadano respetuoso de la ley.

Por su parte “Popeye”, luego de unos años en prisión, se ha convertido en un ídolo de las redes sociales. Según el New York Times, sus entradas en You Tube han sido vistas por más de 9 millones de personas.

La verdad estos dos son idénticos. Asesinos manchados de sangre y odio, hoy convertidos en ídolos.

¡Este sí que es un mundo al revés! En Colombia el crimen no solo paga, y con creces, sino que glorifica a los criminales. Para ellos, todos sus crímenes fueron justificados. ¿Y qué de sus víctimas? ¿Y qué del dolor y la devastación que infringieron? Da furia ver la desfachatez con la que actúan. Criminales que deberían pasar el resto de sus días en la cárcel, andan felices y radiantes gozando de plena libertad.

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