Vota por mí y habrá presupuesto para ti

“El presupuesto no es solo una colección de números, sino una expresión de nuestros valores y aspiraciones”. Jacob Lew, Secretario del Tesoro de EE. UU.

Al presidente anterior había que cuidarlo de la guerrilla, la que pronto ocupará el Capitolio gracias al acuerdo de “impunipaz”, porque era su principal amenaza. Los anillos de seguridad de esa época eran para alejar a los francotiradores y encontrar potenciales artefactos explosivos. Difícil tarea, porque la gente quería hablar con el presidente que hizo cercano y actuante al Estado, lo que nunca había pasado y en parte explica por qué un segmento de la clase política tradicional vio y sigue viendo en dicho presidente una amenaza a su inepto y habitual modus operandi, por lo que buscan meterlo a la cárcel o a su familia, si no se puede “neutralizar” por otras vías.

Los anillos de seguridad del actual presidente no son para alejar a la guerrilla sino para apartar a quienes lo silban y evitar que se registren sus abucheos en los informes de los medios adictos a la pauta oficial. El mayor riesgo para el presidente proviene de sí mismo. El cuerpo de seguridad presidencial no se preocupa porque una bala de AK47 lo impacte, sino que no haya teleprompter cuando vaya a hablar, pues los atentados provienen de sus improvisaciones. El chaleco antibalas del presidente es tener un discurso escrito por otro.

Yo me imagino cómo sufren los asesores presidenciales cuando ven que va a coger el micrófono, a hacer un solito, sin discurso preparado, porque saben que su incapacidad expresiva y sobre todo su incontinencia mental va a dejar salir de su cabeza todo su cinismo.

Hace unos días el presidente se encontraba “devolviendo favores” en una correría por la tierra de los caciques electorales de la sabana atlántica que lo llevaron a la presidencia, esos que obtuvieron votaciones masivas a punta de “impresionantes proyectos de ley y propuestas conceptuales tan alucinantes” que hasta consiguieron votos en el Amazonas y Vaupés, a donde espero hayan ido alguna vez.

En dicha correría el presidente sin teleprompter, que es la única manera de saber lo que realmente piensa y entiende por el ejercicio político, sin vergüenza alguna dijo: “Aquí en Sahagún obtuve el 77 % de la votación. Y como lo he dicho siempre: el amor en la política se expresa con presupuesto, con inversiones, con obras como este estadio que hoy estamos inaugurando.”

Qué tal la desfachatez del presidente que todavía tenemos que soportar un tiempo que parece infinito. Al darle rienda suelta a su boca, lo que realmente sale de allí son sus concepciones sobre la clase política a la que pertenece, representa y a la cual favorece, sea quien sea.

A una persona así, que según los votos hace “selectivamente” con el presupuesto lo que la ley le obliga a hacer sin distinciones, y que tiene menos aprobación en las encuestas que el dictadorzuelo de Venezuela, es a quien le van a dar facultades excepcionales en una ley habilitante que el mismo Maduro envidia, para lavarle la cara y sus delitos a un cartel narcoterrorista.

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