‘Iván Márquez’, el potentado

¿Era imprescindible traerlo en avión privado desde Cuba? Si pretendieron provocar, lo lograron.

Este gobierno sigue en estado de pánico con el plebiscito. Como aún no está seguro de ganarlo sobrado, continúa recurriendo al miedo y las trampas. Expandieron la creencia de que alcalde y gobernador que no apoyen el sí de Santos los vuelven parias. Y como este país lo hicieron aún más centralista de lo que era, la amenaza es clara: estás con nosotros o no te damos plata. Y ni digamos a las Fuerzas Militares: al que critique lo sacan.

Deberían abandonar la burbuja palaciega, bajar a la Tierra y escuchar a ese porcentaje de colombianos que quieren la paz pero exigen cárcel y cero política para los jefes guerrilleros. Quizá descubrirían que con frecuencia es la arrogancia de los matones, unida a la actitud entreguista del Gobierno, culpable del escepticismo reinante frente al proceso. Pongo dos ejemplos.

¿Por qué diablos escogieron San José de Oriente, corregimiento de La Paz, serranía del Perijá, como zona de concentración de la guerrilla? Hace más de una década que no ven un subversivo ni un ‘paraco’. Estaban felices viviendo en paz, sin uniformados distintos a Policía y Ejército. ¿Para qué inquietarlos? ¿Por qué no pusieron la zona en un municipio donde las Farc tuvieran presencia? ¿En qué quedó el compromiso de áreas alejadas de las fronteras? Resulta paradójico que fuera la única localidad de La Paz donde ganó Zuluaga porque los lugareños, que hicieron de sus tierras una despensa agrícola, adoran a Uribe. Dicen que les quitó la plaga guerrillera.

Esta semana fui a San José, y en el centro urbano la gente manifestaba su zozobra por volver a los tiempos en que las Farc los tenían bajo sus botas. Temen que hayan escogido ese lugar para recuperar su poder de antaño, utilicen de retaguardia a Venezuela, a tiro de piedra, y que nunca se vayan. O que aparezca una ‘bacrim’ y quedar entre el fuego cruzado. Sienten que les robaron la tranquilidad y que los ningunearon, pero al final les tocará resignarse y aceptar el chantaje: tragarse el miedo a cambio de que aparezca Papá Noel y en seis meses lleve energía, haga vías, acueductos, centros de acopio.

Tampoco pareció lógico el viaje relámpago de alias Iván Márquez a Neiva para pasar unos minutos en la funeraria donde reposaban los restos de su madre. ¿Olvidó que el congresista Jaime Felipe Lozada enterró en la misma ciudad a su padre, asesinado por las Farc, sin la presencia de su mamá, tras 7 años en cautiverio? Jaime Felipe pasó 3 años secuestrado, junto con su hermano Juan Sebastián, y salieron luego de pagar la familia un rescate. ¿Para qué agitar sus amargos recuerdos?

En las redes sociales también rememoraron las angustiosas súplicas del niño Andrés Felipe, enfermo terminal de cáncer, para que liberaran a su papá secuestrado. Colombia entera rezaba para ablandar el corazón insensible del secretariado y que permitieran el abrazo final. No solo despreciaron al niño, que murió sin ese último regalo, sino que después mataron al papá.

¿Era imprescindible traerlo en avión privado desde Cuba como un potentado? ¿Por qué lo aceptó el Gobierno? Si pretendieron provocar, lo lograron.

Nota 1. ¿Expropiarán los terrenos de cada zona durante seis meses?

Nota 2. Empecé las columnas en EL TIEMPO en 1999. Mi decisión de dejarlas estaba tomada antes del secuestro, esa gente no me asusta. Pretendo concentrarme en crónicas. Las haré para este periódico y reactivaré mi Facebook: saludhernandezmora1

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