“Ser pillo paga” o el negocio de la “lógica defectuosa”

Del santo me espanto; del pillo, no tanto. (Anónimo)

Ese dicho me lo ‘sopló’ el ex Fiscal Montealegre después de exponer el fraude del gobierno con el Plebiscito en el programa “Explosivas declaraciones del Ex fiscal Eduardo Montealegre en el Programa La Noche, III.” Y entendí también que “Ser pillo paga” hasta que te pillan.

Recordé entonces que una de las motivaciones conocidas de Santos para armar su ditirambo con la guerrilla era que ‘quería parar un baño de sangre’. Pues bien, un chorro se para cerrando la llave; y ésta se cierra o abre por la voluntad que obedece a un modo de ser. Por lo tanto, no se necesitan acuerdos para dejar de matar. De ser así, Dios los habría incluido en el Decálogo, como ‘nota’ al pie de piedra. La verdadera paz la engendra una sensibilidad especial del corazón; y los verdaderos acuerdos de paz son también el resultado de una ‘senso conciencia’ insobornable, una idiosincrasia orientada hacia el verdadero bien común. Y todo lo anterior es el resultado de una ‘lógica’ que no reside solamente en el lado frontal del cerebro.

Un empresario responsable se preguntaría: El plan es muy lógico, pero ¿Cómo se sentirá la gente? Eso jamás se lo preguntaron los planificadores soviéticos y por eso sus planes quinquenales fracasaban. Lo mismo puede ocurrir con ciertos arquitectos sobre el color, tamaño, forma, inspiración de las casas, que no son solamente techo, paredes, ventanas y puertas. ¿Se ha preguntado o imaginado usted a qué huele o sabe, o cómo se siente, canta o luce la paz? Aparentemente algo ilógico, ¿verdad? Pero, como parte de la vida, la paz es primordialmente una cosa de los cinco sentidos y de otros más intuitivos. Un perro huele feromonas y concluye: “Aquí hay ‘programa’; pero si huele adrenalina, intuye problemas; ventajas de las que nos perdemos los de cerebro ‘más desarrollado.’

Por otra parte, cuando Alexánder Vargas en el programa “El hijo de Joaquín Gómez” habla de las 1000 fosas comunes de El Caguán que las Farc guardan en secreto; o cuando dice: “A ellos (los líderes) no les importa si las Farc se desmovilizan. Lo que les importa es su propio pellejo. Por eso ese proceso es falso.” “Si en Colombia existiera justicia, la pena de muerte sería poquito para las Farc.” “Por lo derrotados que nos sentíamos íbamos a crucificar a Mendieta, abrirlo, rellenarlo de dinamita y dejarlo como cadáver bomba en una trampa para el Ejército.” (Plan aprobado por los jefes) vemos que algo en la conciencia, no en la nariz, ‘hiede’. Es el ‘olor’ del infierno.

Por ese motivo, al no participar de ese secreto del ‘esoterismo político’, el ‘olfato trascendente’, Mauricio Vargas decía en su columna “Santo sin devoción” algo luminoso sin darse cuenta, porque no es un ‘perro’ de la guerra:

Hay algo en el ADN del Presidente que no ha convencido jamás a la opinión.” También, mi nietecito Martín, que tampoco es perro, rechaza con la lengua cuando le dan la mermelada equivocada y no ha recibido lecciones de sabiduría política. De igual forma, Saúl Hernández Bolívar de manera genial resumió el asunto del dilema en el título de su columna “Sí a la paz, no al acuerdo” (El Tiempo, julio 12/16) y señaló el problema del medio correcto para decidir, cuando también lo resume en el epígrafe o antetítulo: “Voto informado, una quimera.” Y Semana nos presenta 100 desafíos de la paz, pero no menciona el verdadero desafío, las mentira de las Farc, probadas en videos virales como “Zonas de concentración FARC, cogobierno” (la misma idea que exponía Santos en su editorial del 4 de septiembre de 1998 “Coger al toro por los cachos”, analizada en mi columna anterior “El Tercer Reich, las Farc y los intereses de Santos”) o “El hijo de Joaquín Gómez” que denuncia las mentiras con más precisión. Sencillamente el poco educado o informado, pero sensible pueblo colombiano, se ha dado cuenta que los ‘acuerdos’ habaneros huelen, saben, se sienten, cantan o lucen como Santos, Farc, Timochenko, Cuba, Castro, algo tenebroso representado por las Farc y que ignoramos; algo que no se parece a lo que ‘come’ Colombia. ¿Por qué?

Porque podemos armar con cierta ‘lógica pilla’ un menú con fotomontajes que no son el plato, un sistema o una argumentación coherente para perpetuar o confundir una verdad, un error o un crimen. Pregúntenle a los que crean ‘virus’ informáticos como negocio, basados en ‘lógicas matemáticas impecables.’ Y como una lógica respetable, con autoridad, puede engañar o convencer, no se preocupa por la ética de las intenciones. La lógica se utiliza en el lenguaje, en las argumentaciones jurídicas y en la poesía que admite la lógica surrealista, la de los sueños y los crímenes altruistas; pero la película de un degüello terrorista desbarata todo; la niña quemada con napalm derrotó a los gringos en Vietnam; las militares colombianos tras alambradas en el barro, vigilados como cerdos, humillados, no debería repetirse bajo ningún otro ‘simbolismo’ de menosprecio; pero hemos preferido la ‘lógica’ de ciertos abogados (Enrique Santiago Romero, Álvaro Leyva Durán) con la que cualquier cosa puede pasar.

Un texto de William Ospina, “Al final”, plantea que en una guerra todos somos moralmente culpables. ¿Cuál es el truco de esa acusación en el contexto de un juicio de responsabilidades como pretenden adelantar desde La Habana con la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP)? ¿Será un asunto de transferir LACULPAMORAL de lo colectivo, sobre lo que pasa en La Habana o en el país, al individuo? ¿O será un tema de transferirle LOS ACTOS CRIMINALES DE MUCHOS, en la conducta colectiva, al individuo? ¿Quién resuelve este embrollo? Como las guerras no la llevan a cabo entidades abstractas, sino individuos, si hablamos de CULPA MORAL, solamente lo puede resolver Dios, quien conoce la conciencia de todos ¿Será que Ospina se considera Dios? Pero si hablamos de ACTOS CRIMINALES, entonces lo resuelve una justicia radical e insobornable. La JEP habla de actos, esperamos que sea insobornable.

EL TRUCO DE LA IMPUNIDAD Y LA VIVEZA CRIOLLA. Muchas de las atrocidades cometidas por las Farc contra comunidades inermes, pueden definirse como delitos colectivos, pero los individuos que participaron en la comisión de esos crímenes frecuentemente argumentan que se encontraban en las complejas relaciones de poder estructural de su organización, que en el sistema democrático se llamarían ‘Actos de Estado,’ alimentadas por un supuesto derecho a la rebelión. Por eso es importante para las Farc que se les considere ‘iguales’ al Estado. Los líderes políticos y militares o cuasi militares de las Farc han creado políticas, incitado a organizar, o al menos tolerar esas actividades criminales colectivas que han llevado a la ejecución de atrocidades masivas, por ejemplo, el narcotráfico; sin embargo, rara vez han estado en el lugar de los hechos, casi nunca apretaron el gatillo, o ayudaron a sembrar la mata de coca. Por ese motivo se hace difícil probarles judicialmente ese tipo de delitos; pero la mayoría de nosotros estaríamos de acuerdo en que estos líderes son los arquitectos intelectuales y llevan un tipo especial de responsabilidad moral aparte de los que físicamente perpetraron los crímenes. Entonces, si la discusión de la responsabilidad se sitúa en el terreno de lo moral, y no de los actos, entenderemos que sea muy fácil recurrir a una interpretación de la justicia popular con el adagio de: “O todos en la cama, o todos en el suelo «utilizado como argumento fariano en La Habana para sentar, cultural y estratégicamente, la justificación de la impunidad. Por eso, burlándose de la demagogia educativa del gobierno, y ‘leyendo’ la ‘Novela Ejemplar’ que nos agobia al ver lo que ocurre en La Habana, muchos jóvenes empiezan a decir: “Ser pillo paga.” Y algunos frentes de las Farc aplican el adagio prefiriendo el billete seguro, aunque mal habido, a la paz, porque conocen el riesgo de acogerse a una inexistente política laboral para desmovilizados y desplazados. Por otra parte, a la oligarquía fariana habanera, a los que la guerrillera da no les come cuento, creen que con ‘hacer pedagogía marxista’ la cosa se resuelve. Nadie va a cambiar la vida de vago militante con fusil al hombro y sueldo, por un taxi, lecciones de panadería, o predicar el marxismo en el que nadie cree, cuando traficar con coca es más fácil que pretender regenerarse. El análisis de Semana “La primera disidencia de las Farc” es bastante realista. Se cumple la profecía de mi difunto mentor, el Profesor Alberto Assa Anavi, quien conociendo la ‘formación’ de los comunistas criollos decía allá en los años 60: “Es muy fácil acabar con el comunismo colombiano; invítelos a Disney World y deles hamburguesas.” Es decir, para el caso, proyécteles una paz de fantasía con trabajo y renunciarán a sus ‘ideales’ marxistas. Para algunas mentalidades de izquierda, eso se parecería a un tipo de ‘corrupción light’; pero con el narcotráfico, o corrupción fuerte a bordo de la ‘revolución,’ la cosa es a otro precio. Y ahí los intelectuales de izquierda callan.

Por otra parte, se engañan olímpicamente quienes asumen como poco importante la disidencia de las Farc, al tomarla como una cuestión de número o porcentajes. Cualquier disidencia se basa en razones pragmáticas o de principios; cuando estas razones se aclaran, conceptualizan y analizan, entonces surgen las sorpresas, cuando se pela el cobre. En el caso de las Farc se sabrá quiénes pertenecen al grupo de los bandidos y aprovechados o al de los verdaderos luchadores políticos. Son muy pocos los que no se han visto involucrados en el delito. En el plano nacional ya se ha configurado la DISIDENCIA POLÍTICA DEMOCRÁTICA que da origen a la desobediencia civil; falta ver cómo se conforman los nuevos bandidos.

Las formas de la disidencia política democrática, de las que la izquierda se quiere adueñar, pueden manifestarse como escritos, debates, libros, películas, diversos tipos de protestas pacíficas, boicots, sentadas, comités organizadores, organización popular, huelga general, acción en la calle, calcomanías, folletos, carteles políticos, teatro en la calle, marionetas políticas, caricaturas, la quema de efigies, banderas, propaganda, contra propaganda, lemas, consignas, memes, cabildeo. Para todo ello se necesita genialidad, inteligencia, pasión, y el compromiso de que todos ponen dinero, esfuerzo, trabajo, ganas.

Por el contrario, la disidencia antidemocrática utilizada por LA VIVEZA CRIOLLA se pavonea como revolución justificada, terrorismo, inmolación suicida contra víctimas inocentes, revuelta, rebelión, insurrección armada, levantamiento popular. A los que no somos bobos nos enseña que unos poquísimos avivatos, ponen las ‘ideas,’ mientras los otros ponen el cuero para hacer el chicharrón. De esta observación obvia no son ajenos ‘los ilusos’ de las filas farianas, ni muchos desmovilizados. ¿Empezamos a entender qué significa la disidencia? Las víctimas internas de las Farc están despertando para advertirnos el engaño.

Por otra parte, el derecho a la rebelión se basa en la marxista noción romántica de un ideal, que ellos erigen en derecho, por el que vale la pena morir, asesinar, violar la ley del Estado que no se respeta; es una decisión totalmente subjetiva que no involucra a los otros. Si las víctimas de las Farc pudieran hablar, no creo que aceptarían ese derecho. Tampoco lo hacen sus dolientes. En los estrados internacionales el tal derecho es discutible, y el hecho que los resultados de los que argumentan en favor sean percibidos como impunidad, nos dice, en sana lógica, que el pretendido escenario judicial de La Habana no es objetivo. Por lo tanto, luchar a nombre del pueblo, Y ESPERAR QUE EL PUEBLO ASUMA LO QUE NO HA DECIDIDO, pues tiene el derecho a decir NO, obligarlo a violar la ley del estado que lo protege, es una falsedad política, moral y trágica, PUES VIOLA el mecanismo de reciprocidad objetiva entre derechos y deberes, sobre todo el que se debe tener con un pueblo inocente de la culpa política que los farianos dicen atacar.

Por el contrario, la noción de justicia que aceptamos y practicamos en Colombia, que incluye el castigo, se basa en un contrato colectivo, libremente aceptado, de respeto a normas comunes que las Farc han rechazado, pretendiendo sustituir la ‘validez legal’ impuesta por el romanticismo marxista de un sacrificio que nadie les ha pedido, por la conducta justa que hemos acordado como colectividad. Cuando desaparecen las balas surge el truco mental con el que pretenden cubrir sus aspiraciones de impunidad, que otros ‘insignes’ pensadores llaman justificación del asesinato, el crimen o el delito altruista. Pero una vez en el poder los comunistas adoptan, no las reglas subjetivas para el crimen, sino un ‘revolucionario’ SISTEMA OBJETIVO DE ‘JUSTICIA’ adaptado a las necesidades totalitarias del régimen. ¡Ay de quien se atreva a cuestionar ese sistema!

En el contexto nacional que conocemos. LA SUBJETIVIDAD DE LA DECISIÓN por la revolución marxista basada en el SUBJETIVO ODIO DE CLASES, nada tiene que ver con las cacareadas condiciones objetivas que otras comunidades sufren y sin embargo no asumen violentamente. Este engaño convirtió las atrocidades en masa en ‘normales’; pero frente a un objetivo juicio de responsabilidades penales, morales y políticas, con reglas y procedimientos claros, se escudan con la conceptualización sociológica y política de lo que se ha llamado violencia. De esa manera la SUBJETIVA ortodoxia marxista SOBRE EL DELITO, que se practica en Colombia, no en China, Cuba o Venezuela, le mama gallo a la sociedad, como si aquí no pasara nada, con el odio de clases contra los ricos e influyentes, el ejército y la policía, y hasta los pobres que no se pliegan a sus caprichos; así, los crímenes violentos y sistematizados, se convirtieron en aceptables para los miembros de las Farc, privando a los individuos de su capacidad racional para frenar sus impulsos criminales. De esa manera, la elección racional y moral que una persona puede hacer de acuerdo con cualquiera de sus códigos morales individuales o los enseñados por un contexto social sano, no ha operado en ese colectivo. Cuando alguien de ese enjambre se manifiesta contra las víctimas cantándoles ‘quizá, quizá, quizá’, ingenuamente llamamos a eso, ‘cinismo’, un suave regaño moral, cuando en realidad manifiesta una naturaleza contraria a lo humano, como resultado de lo que ESE GRUPO ES. (Ver el testimonio completo de “El hijo de Joaquín Gómez.”)

Además, consideramos que si, libremente, una persona decide obedecer a la estructura mental o política que la lleva a cometer crímenes violentos, en contraposición a principios morales en contra de esos actos, en condiciones normales del derecho penal interno, ese acto daría lugar a responsabilidad penal. Sin embargo, cuando las normas que rodean al individuo, o las que dan posibilidad a la impunidad, porque la violencia e injusticia son interpretables, según una supuesta moral o derecho revolucionario, el derecho a la rebelión, o la conveniente sociología, la capacidad de hacer una elección moral positiva puede quedar reducida en el plano individual de los ignorantes, la gran mayoría que sirve de carne de cañón, no así en el de los líderes estudiados que manejan asesores. Se pretende entonces que esa estupidez ambivalente sea aceptada como un código de justicia. De esa manera se impacta negativamente el ambiente social formativo, el popular y el político, en el sentido de unas percepciones de injusticia e impunidad, aceptadas o promovidas por la élite gobernante. Así, junto con las pretensiones de las Farc y quienes los apoyan o asesoran, son moralmente culpables de promover una violencia sutil llamada impunidad, a base de engaños, como precio para la paz, pretendiendo, además, juzgarnos con sus razonamientos chimbos. Los resultados de esa ‘lógica defectuosa’ o atrocidad racional, ya los estamos viendo en la sociedad que empieza a linchar y tomarse la justicia por sus manos; en la ‘rebelión’ de algunos frentes, pues la doble moral fariana de La Habana cuando dicen que están quebrados, ya empieza a pelar el cobre en sus filas cuando ‘los disidentes ocultan intereses económicos con razones políticas;’ y cuando estos ‘disidentes’, que no son bobos, acusan a sus dirigentes de tergiversar las bases de lo acordado en La Habana. “Ser pillo paga” más que la honestidad, es el mensaje habanero y de las Farc. Así comenzaron todos los regímenes totalitarios.

LA ‘CEREZA’ EN EL COCTEL DE LA ‘LÓGICA DEFECTUOSA’. Dice así el documento “ABC Jurisdicción Especial para la Paz” emitido por la Oficina del Alto Comisionado para la Paz: “Los terceros que sin formar parte de las organizaciones o grupos armados hayan participado de manera indirecta (o hayan contribuido) en el conflicto armado y hayan cometido delitos en el contexto y en razón de éste, podrán acogerse a la JEP y recibir el tratamiento especial que las normas determinen. La JEP sólo podrá obligar a comparecer a aquellas personas frente a quienes existan bases suficientes para entender que la conducta existió y que la persona mencionada en efecto hubiera tenido una participación determinante en la comisión de los crímenes más graves y representativos.”

Definamos. ¿Qué es participar o contribuir de manera indirecta? ¿Existe un concepto jurídico llamado ‘entender’ equivalente a PROBAR, o es sinónimo de SOSPECHAR? ¿Qué es ‘participación determinante’? ¿Es la prédica o el adoctrinamiento marxista determinante de los crímenes o persecuciones de odio político? Yo puedo ‘entender’ que eso es así. Con base en esta semántica indeterminada la JEP podrá obligar a comparecer. ¿No se parece el escenario a algo llamado inquisición, es decir, carente de una correcta lógica jurídica objetiva, regulada por leyes y procedimientos democráticos?

OTRA CEREZA. “Los magistrados (dela JEP) serán elegidos mediante un proceso de selección que dé confianza a la sociedad colombiana.” Pregunto: ¿Por qué se parte del supuesto de que la sociedad colombiana no confía? Inferir que no se puede confiar nos habla de conductas sospechosas admitidas, o consideradas posiblemente inequitativas en términos de justicia por parte de quien redactó o avala el documento. Luego esa posibilidad invalida la credibilidad de todo ese sistema de ‘justicia’ anunciado por el Alto Comisionado para la Paz porque, en una reunión con empresarios el 23 de abril de 2015, mientras les solicitaba más apoyo económico para el Proceso de Paz, y les pedía a los periodistas que se retiraran del recinto, esto fue lo que les dijo:

‘’Tenemos una noticia triste que nos ha dado el Fiscal quien dice que de los proceso de justicia y paz han salido 13 mil noticias criminales que involucran a empresarios, y eso tiene que ver de todas maneras con el conflicto. ¿Qué es lo que vamos a hacer exactamente? Hay que reconocer que hay una falta de concientización de lo que significa la terminación del conflicto en muchos sectores incluyendo el empresarial. Hay que mirar ese tema delicado pero inevitable de mismo empresariado’’. Jaramillo claramente no quería que esto se conociera públicamente; sin embargo el periodista de Red Más Noticias permaneció en el recinto y grabó la información. ¿Qué significa ese procedimiento de secretismo con esa información en contra del empresariado? ¿No debió haber sido la Fiscalía la que oficialmente notificara a los supuestos implicados? ¿Por qué se atribuyó Jaramillo esa función? Juzgue usted. Yo pienso de esta manera. Si la JEP puede ENTENDER que los empresarios pudieron haber cometido delitos, sin haber sido sometidos a un juicio y actuar a su manera ¿Qué confianza puede inspirar esa Jurisdicción Especial como garante de Justicia, un requisito necesario para la Paz? Ninguna, porque Jaramillo actuó según su leal ‘saber y entender’, es decir, como un dictador. De ahí que digan: “Los magistrados (dela JEP) serán elegidos mediante un proceso de selección que dé confianza a la sociedad colombiana.”

LA REINA DE LAS PERLAS QUE SE PASA LA CONSTITUCIÓN Y LA CC POR LA FAJA: “No se podrá conceder la extradición ni tomar medidas de aseguramiento con fines de extradición respecto de hechos o conductas objeto de la JEP, cometidos durante el conflicto armado y con anterioridad a la firma del Acuerdo Final.”

¿Qué es la extradición? “La extradición en su acepción más amplia es entendida como un mecanismo de cooperación internacional que busca combatir el crimen y evitar la impunidad.” Sentencia C 460 de 2008. Corte Constitucional. Magistrado Ponente: Dr. Nilson Pinilla Pinilla. ¿En qué consiste la impunidad en este caso? Se ignoran los principios de legalidad para combatir el crimen y los de jurisdiccionaldad foránea y doméstica porque no se les juzga ni aquí, ni allá, por ejemplo, por los crímenes de los indigenistas norteamericanos, o el secuestro y muerte de uno de los contratistas, o por narcotráfico, etc. Viola además el principio de reciprocidad entre estados para combatir la impunidad y el delito, como carácter general de todas las relaciones internacionales de Colombia con los Estados en virtud del artículo 226 de la Constitución Política.

Por otra parte, si el narcotráfico se empieza a considerar como un crimen de lesa humanidad en el Estatuto de Roma, la comunidad internacional se preocupa por dos cosas: 1. ¿Cuál es el mejor método para combatir ese crimen? 2. ¿Qué pasará si se empiezan a formar vacíos normativos, o conductas políticas, que faciliten la ejecución de ese crimen? Entonces si el narcotráfico se hace un delito conexo con la actividad política, torciéndosele el cuello a la constitución y a todo el sistema penal, (La extradición no procederá por delitos políticos Acto Legislativo Nº 1 de 1997, Art. 35) la comunidad internacional no lo va a ver como el cumplimiento del reconocimiento de los derechos de un procesado, porque ese ‘reconocimiento’ los perjudica, al favorecer penalmente a los malhechores; y como corolario, no lo van ver así los correspondientes sistemas de la CPI o las legislaciones norteamericana y de otros países, porque nada de político tiene envenenar a la juventud nacional y mundial, ni justifica todos los actos criminales de las Farc, en Colombia o fuera de ella, como el lavado de activos, inducir a mulas poniendo en riesgo su libertad y seguridad, degenerar la sociedad, utilizar la amenaza, el asesinato y la coerción para el negocio, obligar a miles de familias a sembrar coca, etc. ¿Qué tienen estos actos de políticos?

De ese modo, Colombia se ve obligada a defender un innecesario escenario de justificación jurídica para unos crímenes, al suponerse que su sistema de juzgamiento del narcotráfico es ‘mejor’ que el de las naciones que se ven afectadas negativamente por ese flagelo; es decir, las Farc y el gobierno actual la ponen en situación de enemistad o cuestionamiento como Estado serio, si no es que la van a juzgar como cómplice de los narcoterroristas, lo que podría dar lugar a sanciones o a que, nuevamente, se le pueda considerar un estado paria. Y ahí sí, nos jodimos todos, y se justificaría la discriminación que sufrimos en los aeropuertos, cuando el gobierno de nuestro país perdona a criminales que atentan contra la comunidad internacional. Pero eso no les importa a Santos y sus amigos. La lógica de Perogrullo nos dice que si las Farc solo hubieran cometido delitos políticos domésticos como sedición, asonada, rebelión, etc., pues la cosa sería parroquial. Pero no es así, porque afecta la comunidad internacional. Leer “Delitos políticos y conexos” de Hernando Gómez Buendía.

No nos engañemos. La competencia democrática en la que quieren participar las Farc en su aspiración de tomarse el poder implica admitir que es necesaria una ALFABETIZACIÓN POLÍTICA de las masas que no se debe tomar como enemistad. ¿Por qué? La ignorancia política e ideológica que viene funcionando como el rechazo o la imposibilidad de informarse sobre lo que pasa en La Habana, que malamente llaman indiferencia, porque no existe una lectura clara y convincente, sobre los límites y consecuencias políticas de admitir al juego democrático a un grupo terrorista que quiere cambiar el sistema de vida de los colombianos, son razones suficientes para admitir que hay un gran engaño o desinformación, intencional, o por ineficacia comunicativa. En la alfabetización política es importante reconocer la necesidad de reconstruir una visión radical de la información política veraz para transformar la ignorancia sobre el comunismo como opuesto a una vida pública organizada y creativa con base en los imperativos de una democracia crítica. Por ese motivo preguntémonos para comenzar con esa alfabetización política:

¿Cómo debemos organizarnos políticamente para darle cabida a un grupo terrorista? ¿Cuál es la fórmula capaz de ofrecer cauce productivo a la pluralidad de intereses, concepciones, ideologías que se expresan en una sociedad compleja y diferenciada, sin cambiar el sistema democrático en su esencia? ¿Qué garantías ofrecen las Farc de que respetarán la diversidad política, religiosa, el trato respetuoso de género, las leyes y la constitución, el sistema económico, la estructura de las FF AA; es decir, todo aquello que nos identifica como nación y estado? Las diferencias políticas indefectiblemente llevaron a las Farc al comportamiento guerrero y a la aspiración del aniquilamiento del contrario. ¿Ha desaparecido esa conducta esencial de su visión competitiva para obtener el poder? ¿Es posible la gobernabilidad real con ellos donde subsisten concepciones ideológicas y pragmáticas sobre el odio de clases? ¿Pueden conjugarse estabilidad y cambio, paz social y competencia política, con la concepción de odio de clases del marxismo?

Y preguntémosles a los camaradas de las Farc en la eventualidad de un posible gobierno comunista. ¿Tendrían ustedes las capacidades y la PERICIA de tener un control centralizado de la economía para satisfacer las necesidades de la población? ¿Qué planes diferentes a los capitalistas o socialistas propondrían para llevar a Colombia a un gran desarrollo económico y social? ¿Cómo manejarían, pacíficamente, un período de transición entre el esquema actual colombiano y el esquema desconocido de ustedes? ¿Qué sectores estratégicos se nacionalizarían? ¿Tendrán los patronos y comerciantes que unirse a sindicatos y renunciar a la estructura privada de empleos? ¿Cómo sería la estructura de impuestos? ¿Tendrán los mismos derechos los asalariados del sector estatal y el privado? ¿Cómo se revertirá el flujo del campo a la ciudad? ¿Se estimulará la economía capitalista de consumo y mercados en un mundo globalizado, o sólo existirá la economía de subsistencia y crecimiento? ¿Habrá campesinos ricos y pobres o serán iguales? ¿Cómo mejorarían, como modelos, los fracasados planes quinquenales soviéticos o superarían el experimento chino? Las anteriores son algunas de las preguntas hipotéticas que me han surgido inspiradas por el fracaso del sistema socialista.

Ahora bien, a veces la COMPRENSIÓN de los problemas que surgen con los individuos o comunidades, no son asunto de economía o teorías, sino de la naturaleza humana. Aquí vale la pena que recordemos la fábula de la tortuga y el escorpión. La dialéctica del escorpión convenció a la ingenua tortuga para cargarlo en el caparazón y cruzar el río a pesar de que la tortuga conocía el peligro; pudo más el corazón bondadoso e ignoró lo que le decía la razón y la experiencia. A la mitad del río, obedeciendo a su naturaleza, el escorpión la pica en el cuello y ambos se hunden y mueren. Moraleja: Lo único a lo que ciertas personas no pueden traicionar es a su propia naturaleza porque “ser pillo paga.” Por eso se inventó “la lógica defectuosa;” y si todo termina con la muerte, pues nada se pierde siendo malo. ¿Harías el negocio de tu vida con esa persona?

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