Coacción e insultos

Si quieres que te llamen godo y retrógrado, pide que se respete la Constitución; si prefieres que te denominen fascista, “facho” en lenguaje tipo red, exige que se destapen las cartas ocultas de los acuerdos de paz, a lo que, además, te responderán que esas parrafadas están en la página no sé qué WWW y que con ello el Gobierno está cumpliendo con la pedagogía del voto, al que conmina con un “sí” inexplicado.

De las cosas que han trascendido, que no son todas ni todas se han acordado, ha sido la principal la creación de una justicia paralela, innovación que se ha tragado la Corte de Justicia con cabeza agachada. Personas que buscan escapar a la justicia ordinaria —punto de quiebre de todo acuerdo de paz— se han asesorado bien y han encontrado la fórmula mágica para resolver sus deudas penales. Esas personas se han inventado un tribunal, donde caben con amplitud sus pecados sociales. Es casi seguro que intervendrán de alguna manera en la designación de los jueces de ese tribunal, para que sean de tendencia acorde con su ideología.

La trampa está maravillosamente urdida para que otros que no están acogiéndose a proceso alguno, que andan desentendidos y son ajenos a los acuerdos, puedan ser llamados por ese tribunal, creación de los excombatientes. Se trata de que caigan en una trampa instalada con un supuesto criterio de igualdad y paridad penal.

Si ello es así, deberían los nuevos invitados a esa justicia especial haber tenido parte en la creación, normas y condiciones de la misma y no solamente sujetarse a lo que los alzados en armas y sus asesores de izquierda hayan creado para armonizar a su modo la sociedad en crisis.

Pero, cuidado, no insinúes que algo del críptico acuerdo —a firmarse— ha estado mal o que es inequitativo, porque tú eres, entonces, enemigo de la paz, el mayor estigma que hoy se le endilga al opositor de este proceso unívoco, inequívoco y ya, a estas alturas, inalterable. Pero, además, como disidente que eres de la izquierda que amedrentó con las armas a nuestros gobernantes, te llamarán con epítetos ( “facho” etcétera ) de tiempos idos, de aquellos de la cortina de hierro.

No con insultos, pero sí con desprecio brutal, el abogado de los rebeldes, en el foro de “Semana” (últimamente escorado a babor, esto es, a la izquierda), humilló al representante de Cambio Radical, Rodrigo Lara, cuyas opiniones en contra de ciertos procedimientos para la amnistía merecieron la altisonancia del jurista hispánico, virtual conquistador de las Indias. Sólo que éste no arribó con la Cruz, sino con la hoz y el martillo.

Nada de que el “sí” es la paz y el “no” es la guerra. Ojalá podamos leer la sentencia de la Corte sobre plebiscito, que ya debe estar conociéndose en su totalidad, la misma que ha estado incumpliéndose antes de conocerse.

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