No seamos inocentes

Vi en la televisión lo que se está haciendo en los bosques colombianos. Están acabando con ellos, están talando los árboles en la selva y en las laderas de las montañas donde nadie puede entrar para hacer un control efectivo. Lo inocente es que presentan esto como un daño ecológico grave para explotar la madera, pero la verdad, que es mucho más grave, es que esto es lo que llaman el ajedrez. Tumban bosque en lo más profundo de la selva, en áreas pequeñas, a poca distancia tumban otras dos o tres hectáreas y más allá otras tantas para sembrar coca. No es para explotar la madera por la dificultad de sacar troncos inmensos para aserrarlos. Es para sembrar coca y procesarla a las orillas de los ríos, contaminando también las aguas. Es un crimen ecológico pero también es un crimen para envenenar a la juventud del mundo.

Lo anterior se hace en lo más profundo de la selva para evitar la entrada de la autoridad y, como ahora está prohibida la fumigación aérea, están seguros de que nadie podrá atentar contra ese negocio tan productivo. Ese es el resultado de una política que se aplica y se defiende para facilitar la producción de la droga y su comercialización.

Otra cosa que ofende a una comunidad. En el municipio de Salgar, Antioquia, se presentó una grave avalancha que arrasó con muchas viviendas. El Gobierno Nacional acudió a solucionar los daños ocasionados con la construcción de casas para las familias afectadas. Ya entregaron la etapa uno con la afrenta que la bautizaron “La Habana” y la etapa dos “La Paz”. Esto como para estregarnos la entrega de Colombia a la subversión. Pero no falta el humor, dicen que la etapa tres la bautizarán con el nombre del nuevo héroe nacional, según Juanpa, con el sonoro nombre de Timochenko, su gran amigo.

Y un tercer tema: el Consejo de Estado prohibió la ceremonia del Tedeum para darle gracias al Creador el 20 de julio, día de la independencia. Yo entendía que en Colombia había libertad de cultos y que el mismo presidente podía practicar la religión que profesa. Yo pensaba que Juanpa (como le gusta que le digamos) podía ejercer libremente las prácticas religiosas como cualquier colombiano y podía mandar a celebrar misas o el Tedeum cuando le dé la gana, como le gusta decir. Pero no, la libertad de cultos como que rige para las otras creencias y no para los católicos. No he sabido de protesta alguna de Monseñor Castro.

Hay que votar por el no en el plebiscito, la situación cada vez se agrava más, las presiones se multiplican para que los alcaldes y gobernadores hagan campaña para que se vote favorablemente la entrega de Colombia a la subversión. Cada vez se amenaza más con la suspensión de las ayudas a los alcaldes para obras en sus municipios, cada vez nos señalan y amenazan más a quienes queremos una paz con justicia y sin la entrega del país a quienes han cometido los peores delitos contra el pueblo colombiano y contra el mundo entero.

Por todo lo anterior, debemos votar por el NO a Santos.

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