Cuba antes y después de Fidel y el efecto Lucifer

Si hubiera escrito este libro poco después de acabar el experimento de la prisión de Stanford, me habría contentado con explicar que las fuerzas situacionales tienen más poder del que pensamos para conformar nuestra conducta en muchos contextos. Sin embargo, habría pasado por alto el poder aún mayor de crear el mal a partir del bien: el Poder del Sistema, ese complejo de fuerzas poderosas que crean la SITUACIÓN. La psicología social ofrece muchas pruebas de que el poder de la SITUACIÓN puede más que el poder de la persona en determinados contextos. No obstante, muy pocos psicólogos se han interesado por las fuentes más profundas de poder inherentes a la MATRIZ POLÍTICA, RELIGIOSA, HISTÓRICA Y CULTURAL que define las situaciones y les otorga una entidad legítima o ilegítima. La comprensión plena de la dinámica de la conducta humana nos exige reconocer el alcance y los límites del poder personal, del poder situacional, y del poder sistémico. (Pág. 16)

EL EFECTO LUCIFER – el porqué de la maldad Ediciones Paidós Ibérica, S.A., 2008. Philip Zimbardo

“este país puede autodestruirse por sí mismo; esta Revolución puede destruirse, los que no pueden destruirla hoy son ellos (EE.UU); nosotros sí, nosotros podemos destruirla y sería culpa nuestra.” Fidel Castro Ruz

Discurso en la Universidad de La Habana, 17 de noviembre de 2005 en el 60 aniversario de su ingreso a esa universidad.

¿Por qué Fidel Castro pudo haber sido un héroe al derrocar a Batista y terminó de malvado como dictador de su pueblo? ¿Qué hace que alguien actúe con maldad? ¿Cómo se puede seducir a una persona moral para que actúe de manera inmoral? ¿Dónde está la línea que separa al bien del mal y quién corre el peligro de cruzarla? ¿Se harán estas preguntas Santos & Co. sobre el proceso habanero? El avión de LaMia se cayó, según revelan los últimos informes, por jugar con la línea de la legalidad. Y en el periodismo, como paradigma del Efecto Lucifer, es decir, la fascinación por el mal y el poder, patrocinados por un sistema ideológico supuestamente de avanzada, Antonio Caballero no nota su sutil aceptación de la admiración del mal al decir que Fidel fue ‘grande’, aunque no necesariamente bueno. Y esa vaguedad desorientadora, inducida por la justificación de un pensamiento político, ignora su lista de atrocidades contra la humanidad. Es decir, lo que la literatura aguanta, necesariamente tiene que ser la ‘verdad’ de la paradoja. No creo que usted se deje operar por un médico que le dice: puede morirse, pero sobrevivirá, pues la sabiduría que exige certezas le diría: abstente.

En su libro “El efecto Lucifer”, arriba citado, el Dr. Philip Zimbardo plantea que “podemos aprender a ser buenos o malos con independencia de nuestra herencia genética, nuestra personalidad o nuestro legado familiar” o nuestros principios; este enfoque difiere de la perspectiva más habitual que estima que la ejecución del mal depende de un carácter que se inclina a tales actividades. Resalta, el psiquiatra, por el contrario, que existen fuerzas sistémicas capaces de fomentar y alimentar la maldad, con procedimientos eficaces para inducir la “imaginación hostil” con herramientas como los interminables discursos de Castro y Chávez contra los gringos y escuálidos; y en nuestro medio el epíteto santista de ‘enemigos de la paz’.

Se forman de esa manera fuerzas sistémicas disfrazadas de barras bravas, grupos satánicos o esotéricos, partidos políticos, concentraciones de fanáticos, cárceles, la cultura de la droga, opinión autorizada, etc., para que personas normales lleguen a justificar el aborto, e incluso, el genocidio. Así, cualquier ser humano puede llegar a renunciar a su humanidad, movido por una ideología o una opinión asumida irreflexivamente (nazismo, comunismo, fanatismo religioso, ‘liberación’ de…), o por cumplir órdenes atroces de autoridades que etiquetan a otros seres humanos como enemigos de cualquier cosa que se le ocurra al tirano de turno: la paz, la burka, el país, la democracia, etc. Porque la moralidad y los sentimientos humanitarios pueden desconectarse mediante la manipulación adecuada.

Recorriendo la infinidad de episodios donde la maldad de unos seres humanos se ensañó con otros inocentes, Zimbardo trató de entender cómo es posible que en un corto período de tiempo puedan las personas transformarse hasta el punto de cometer actos inconcebibles; la reciente campaña gringa llevó a los californianos a proponer la separación de EE UU; otros, a desconocer, peligrosamente, el tradicional reconocimiento del presidente electo. La banalidad del mal de H. Arendt, que Zimbardo extiende, igualmente, a la banalidad del heroísmo nos explica a un Fidel Castro, o los diferentes frentes paramilitares o farianos con nombres de ‘héroes,’ y todos los engaños, atrocidades y persecuciones en nombre de la paz, la sacrosanta revolución, la liberación, o cualquier religión.

En el escenario anterior, “Cuba después de Fidel” es un libro que compré en una realización por diez mil pesos en la Librería Panamericana porque incluye el discurso de Fidel Castro "Esta revolución no la pueden destruir ellos, pero sí nuestros defectos y nuestras desigualdades" (procedimiento paradójico del sistema castrista que en nombre del ‘hombre nuevo’ comete atrocidades) que se puede leer en internet. Trae también un análisis del discurso por Heinz Dieterich Steffens, el fundador del Socialismo del Siglo XXI. Al preguntarle al vendedor por qué tan barato el precio, me dijo: “Eso no se vende.” Sabio dictamen comercial y político. Pero fui valiente y me leí las 33.781 palabras de la diatriba empacada en las 101 páginas del libro. Lo que Castro dijo en muchas horas, con su estrategia de enredar la pita y encantar, Dieterich lo analizó y resumió en 15 minutos. Eso debe decirnos algo sobre la parodia educativa cubana: no hay pensamiento crítico en la secuestrada opinión isleña, solo el monólogo acusador del dictador.

Pretendía Fidel Castro plantear un tema académico para un foro mundial; no sé si hubo respuesta. Hacía preguntas ante un estudiantado embobado con sus historias de la ‘revolución’ (hay muchos datos fidedignos sobre su asquerosa fortuna secreta):“¿Es que las revoluciones están llamadas a derrumbarse, o es que los hombres pueden hacer que las revoluciones se derrumben? ¿Pueden o no impedir los hombres, puede o no impedir la sociedad que las revoluciones se derrumben? Podía añadirles una pregunta de inmediato. ¿Creen ustedes que este proceso revolucionario, socialista, puede o no derrumbarse? (Exclamaciones de: "¡No!") ¿Lo han pensado alguna vez? ¿Lo pensaron en profundidad?”

“¿Conocían todas estas desigualdades de las que estoy hablando? ¿Conocían ciertos hábitos generalizados? ¿Conocían que algunos ganaban en el mes cuarenta o cincuenta veces lo que gana uno de esos médicos que está allá en las montañas de Guatemala, miembro del contingente "Henry Reeve"? Puede estar en otros lugares distantes de África, o estar a miles de metros de altura, en las cordilleras del Himalaya salvando vidas y gana el 5%, el 10%, de lo que gana un ladronzuelo de estos que vende gasolina a los nuevos ricos, que desvía recursos de los puertos en camiones y por toneladas, que roba en las tiendas en divisa, que roba en un hotel cinco estrellas, a lo mejor cambiando la botellita de ron por una que se buscó, la pone en lugar de la otra y recauda todas las divisas con las que vendió los tragos que pueden salir de una botella de un ron, más o menos bueno.”

“¿Cuántas formas de robo hay en este país? ¿Por qué en los estados de opinión leo todos los días que muchos preguntan cuándo van los muchachos para las tiendas en divisa, cuándo van para las farmacias, cuándo van para aquí y para allá?”

Castro citaba la experiencia cubana y la de los países socialistas fracasados. ¿Por qué era posible esa prestidigitación política? Porque Cuba vive aislada, pero se cree redentora de Latinoamérica; de ahí que en esa ocasión hiciera magia con los bombillos ahorradores como si hubieran sido inventados en Cuba a la que llamó “la capital mundial de la medicina” (hablé con varios doctores quienes me demostraron las falencias de dicha afirmación) y “pero me atrevo a añadir, por encima del montón de defectos que tenemos todavía, de errores, de faltas, es la sociedad en la historia humana que está más cerca de poder calificarse como sociedad justa” (pág. 35) desconociendo esa afirmación la contradicción implícita de sus preguntas. Desde luego que toda esta retahíla venía mezclada con comparaciones negativas contra EE UU, el aprendizaje del odio preferido de los isleños, porque su sistema lo había legitimado; odio que es negado por la jinetera del momento.

Pero si el meollo del asunto son las razones del fracaso de la revolución, ¿a qué conclusiones llegó el análisis de Dieterich según lo expuso el mismo Fidel Castro?

FACTORES SUBJETIVOS:

1. Crítica a los economistas cubanos que no vieron la debacle del sistema. (Los otros eran siempre los que tenían la culpa, los gringos, etc. Él nada tenía que ver con SU fracaso. Típico del paranoico.)
2. Falta de disciplina en las empresas. (De la que, gracias a su corrupción, él se nutría.)
3. Corrupción, robo e ineficiencia en amplios sectores de la economía (¿Y qué hay de su fortuna escondida mediante testaferros?)

PROBLEMAS GERENCIALES

4. El mecanismo de la crítica-autocrítica no da los resultados esperados. (¿Entonces por qué no cancelan esa metodología marxista?)
5. Un problema de jerarquía sistémica: “la administración central del estado no tiene que negociar con ningún ministro; tiene que darle órdenes a los ministros.” (¿Y en dónde está la eficacia del dictador?)
6. Dogmatismo y esquematismo (¿No se dicen acaso democráticos los camaradas?)
7. Desconocimiento ‘de cómo vivía la gente’ (¿No representa el Partido Comunista al pueblo?)
8. Errores de todos: “entre los muchos errores que hemos cometido todos, el más importante error era creer que alguien sabía de socialismo, o de que alguien sabía cómo se construye socialismo.” (¿No sabe Dieterich de socialismo?)

ATRASO TECNOLÓGICO

9. Transporte, instalaciones de producción, productos, desorden, caos, etc. “estado de cosas que ha llevado a la aparición de parásitos sociales, reyes, zares, emperadores y nuevos ricos” ¿Por qué no proponía soluciones en vez de acusar?

No sé si el panorama anterior, en lo personal y social, nos recuerde al de Venezuela con Chávez y Maduro. Al haber Dieterich vivido esas circunstancias en Cuba y señalárselas a Chávez, fue despedido como el asesor principal del régimen. Supongo que Dieterich, manteniéndose alejado del sistema, pudo hacerse las mismas preguntas que dicta el sentido común antisistémico. Y si esto es así ¿podrían esas contradicciones autodestructivas del régimen cubano, evidenciadas por Fidel Castro, Chávez y Maduro ‘migrar’ a la mente de líderes de esa misma tendencia? ¿Podríamos saber cuál es la clave para entender esa autodestrucción? Y de ser así ¿qué le espera a un ‘proceso de paz y su acuerdo habanero’ influido por personas de esa misma mentalidad? Por otra parte, si se ufanaba en decir “Yo soy la revolución,” ¿qué sucede cuando esa figura desaparece, si al parecer la cubana es la revolución de un hombre solo que se creía todopoderoso? La clave está en el perfil psiquiátrico de Fidel Castro, Chávez y Maduro que, como dictadores, han moldeado esa revolución y el pretendido Socialismo del Siglo XXI. Y la conclusión es que como la generación castrista no sabía administrar un país se dedicaron a exportar su política y revolución como única profesión conocida. Lo mismo les pasa a las Farc. Pero no pueden detectar esa contradicción.

Después del discurso Castro nunca dio a conocer la institucionalidad que salvaría a su país, pero sus discípulos se atreven a proponer una estrategia para Colombia llamada ‘Nuevo Acuerdo de Paz’. De mejor formación Dieterich, quien ostenta varios doctorados, ve esa solución en “la ética, la tecnología avanzada, la profesionalización, la formación del “capital humano,” el mejoramiento de la calidad de vida, el debilitamiento del dólar, y la juventud como ariete de la lucha contra los vicios,” es decir, las herramientas tradicionales con las que el sistema capitalista se mantiene avanzando en medio de sus dificultades. La evidencia empírica nos muestra que el capitalismo, en su larga historia de ensayo y error, ha ido forjando una experiencia estructural que le permite desafiar y superar los muchos problemas de la evolución social. Por el contrario, se ha presentado el socialismo marxista como un peligroso experimento de aventureros que, en su mejor momento, China, se vuelven al capitalismo como tabla de salvación.

Dieterich quiso ensayar su Socialismo del Siglo XXI, pero su concepto es que Chávez nunca lo entendió. Vemos los resultados de esa contradicción. Por otra parte, considera que la izquierda latinoamericana está en una bancarrota intelectual lamentable. Quizá Fidel Castro leyó, antes de su discurso en La Habana, la desilusión de Dieterich expuesta el 28 de febrero de 2004 en su famoso artículo: “Entre Topos y Gallinas, revisitado La bancarrota de la “izquierda” y sus intelectuales.” Y esos son los que pretenden mostrarnos el camino.

La ‘fascinación’ de un aspecto de la personalidad pública del dictador llevó a los expresidentes colombianos a ‘consultarle’, mientras Castro se informaba, vía Farc – ELN y otros de los flancos estratégicos del país. (Leer “La paz en Colombia” por Fidel Castro Ruz, Editora Política La Habana, 2008) En sus años cuando Juan Manuel Santos usaba barba se reunió con Fidel y Gabo (Ver imágenes de Fidel Gabo y Santos); de esos encuentros han salido interpretaciones. ¿Hablaba Juanpa de literatura con Fidel y Gabo? Por otra parte, creado por Fidel mediante el Premio Nobel, Gabo fue su embajador de avanzada durante muchos años para informarse de primera mano sobre la situación latinoamericana. (Leer “Gabo y Fidel El paisaje de una amistad” por Ángel Esteban / Stephanie Panicelli, Espasa, 2004) Página 204:

“Cuba tenía su Nobel y el Nobel tenía su reinado en la “Reina del Caribe” Fueron tres los países que pidieron formalmente el galardón para Gabo: Cuba, La Francia de Mitterrand (Amigo de Gabo) y Colombia, según nos aseguró Elizabeth Burgos en su simpático apartamento del Barrio Latino de París.”

De ahí en adelante Gabo, un supuesto amante de la democracia, es el intercesor ante el ‘Rey’ de parte de los diferentes gobiernos e intereses latinoamericanos, pues Fidel le pasaba al teléfono a cualquier hora, se ufanaba Gabo (Magazine Dominical de El Espectador, 8 de abril de 1984 (núm. 54, pág. 5) Desaparecido el influyente Gabo, Cuba tenía que tener otro Nobel, como parte de su estrategia geopolítica. Esta vez fue Noruega, facilitadora, la que propuso al actual Nobel de paz. Si a lo anterior le agregamos George Soros, amigo de Santos, financista de Open Society (La Silla Vacía) Human Rights Watch y ahora interesado en Cuba, (Leer: “Los desafíos actuales de Cuba”… con George Soros y sus Open Society Foundations) además de ser el líder mundial de la legalización de la droga, (Leer “La locomotora colombiana de la droga”) financiador del Foro de Sao Paulo, siendo además, enemigo de Trump (Leer: Soros continúa la campaña contra Trump: 10 millones de euros contra sus políticas); si a todo lo anterior, digo, le agregamos la noticia de última hora que los dirigentes de las Farc visitan a El Tiempo y Semana ( Leer “La cúpula de la Farc visitó las sedes de El Tiempo y Semana Por William Calderón Z.) Y si recordamos que Richard Grasso, presidente de la Bolsa de Valores de Nueva York visitó a las Farc en El Caguán para invitarlos a invertir en Wall Street (Ver el Abrazo Grasso) o si lee en El Espectador del 26 Ene 2009 – “ONU denuncia que el dinero de la droga salvó a varios bancos de la crisis, “tenemos así muchos intereses en juego alrededor de las Farc para preguntarnos: ¿Qué es lo que en realidad hay detrás del Proceso de Paz? Solo sé que el dinero allana todos los caminos, hace desaparecer los estratos, nivela a los enemigos ricos y los aproxima.

Narra el Libro de Enoc que muchos ángeles buenos del cielo quedaron fascinados por la ‘belleza’ y el arrojo de Lucifer al enfrentarse a Dios (desafiar el sistema); Eva fue engañada por las promesas del seductor ángel caído, lo que también hacen los sistemas; Adán fue atontado por la ciega confianza ‘en el sistema’. No son mitos; son conductas humanas y sistémicas presentadas en forma mítica. Ese es el peligro del Efecto Lucifer, avalado por la ciencia. El Nuevo Acuerdo de Paz parece estar contaminado por ese virus que justifica entonces todos los engaños y mirar para el otro lado, como en Cuba y muchas partes de la comunidad internacional, fascinadas por el seductor ‘ángel de la paz’ con barbas o lampiño. Es la prueba alucinante de que se puede crear el mal a partir del bien, gracias al poder de un sistema de buenas intenciones, como lo propone el Dr. Zimbardo. ¿Puede la buena intención de establecer la paz justificar la violación de la ley y la destrucción de instituciones? La pregunta nos recuerda el viejo adagio que dice: “El camino al infierno está pavimentado de buenas intenciones” A eso lo llama la ciencia El Efecto Lucifer.

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