Mentiras internacionales

Dicen los enmermelados que este gobierno ha tenido gran éxito en su política internacional. Lo que hay que aclarar es la clase de información que se entrega a esos gobiernos para recibir su apoyo y, en el interior del país, los aplausos de los enmermelados beneficiados a costa de la estabilidad económica nacional. Vamos hacia el abismo económico empresarial y ya nos movemos en ese abismo de la economía estatal, pero felices con la falsa imagen vendida a costa del pueblo agobiado.

¡El Santo Padre recibió a Santos! Debió darle vergüenza a Juanpa (como le gusta que le digamos) que en la Santa Sede se hayan dado cuenta de que nuestro presidente los hubiera tratado de engañar. Con tan mala suerte para él, que el jefe de protocolo del Vaticano, como sospechando algo, llamó al presidente Uribe para confirmar su asistencia, ya que Santos se había comprometido a invitarlo. Acababa de llegar de New York, Uribe recibió esa llamada cuando estaba en la oficina del Procurador. Fue al Senado y allí recibió otra llamada, ya del Secretario de Estado, el Cardenal Pietro Parolin, para solicitarle su asistencia. Muestra lo anterior el interés del Papa de tener la información de Uribe y no solo la de Santos. ¿Desconfianza en lo que pudiera decir una sola fuente? Lo cierto fue que Uribe tuvo que organizar su viaje a la carrera para estar 24 horas después con el Papa. Primero llamar a su casa en Rionegro para que le enviaran el pasaporte a Bogotá y luego agradecer y aceptar aLuis Carlos Sarmiento Angulo el ofrecimiento para utilizar su avión privado y, así, poder viajar a Roma.

¿No quería Santos la presencia de Uribe en su cita con el Santo Padre? ¡Claro que no la quería! Era someterse a que el Papa Francisco se diera cuenta de sus mentiras internacionales, para justificar la entrega del país a la guerrilla. Era someterse a unos argumentos claros de Uribe frente a un desconocimiento universal de Santos, sobre los temas que se tratarían. Era, para Santos, mostrar su debilidad de conocimientos frente a la fortaleza de Uribe. Hay que aceptar que Santos reconoce con los hechos esa diferencia abismal entre el conocimiento del uno y su propia ignorancia.

Por lo anterior, entiendo que Santos no hubiera cumplido con el compromiso de invitar a Uribe. Tenía el argumento cierto de que Uribe estaba en New York, pero le faltó honradez para llamarlo y cumplir con su palabra. Fácil habría sido para Uribe viajar de los Estados Unidos a Roma. Santos prefirió la acostumbrada mentira para no cumplir con su compromiso que era invitarlo. Creo que no se sintió nada cómodo con semejante estadista a su lado y frente a semejante figura mundial que pudo sopesar su total incapacidad frente al conocimiento de quien lo llevó a la presidencia.

Miedo le debe dar a Juanpa (como le gusta que le digamos) de que el mundo se entere de la entrega a la subversión, de sus violaciones a la Constitución, de la cantidad de presos políticos y de muchas cosas más.

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