Transición al territorialismo

Al tenor de los acuerdos habaneros, el territorialismo será el que convertirá al país en un paraíso, según Jaramillo. Olvida el diletante y retorcido negociante, que han sido el regionalismo y el caciquismo los orígenes de todas nuestras estúpidas guerras.

La incapacidad de los gobiernos para integrar efectivamente provincias al país, en particular fronterizas, concluye ahora con las zonas de concentración fariana principalmente ubicadas en los contornos ecuatoriano (Cauca, Putumayo, Caquetá) y venezolano (Catatumbo, Arauca), países socialistas que proclaman “la patria grande de Bolívar”, para no mencionar el estratégico Urabá. Estas franjas limítrofes registran vitales rutas marítimas –Ecuador- y aéreas -Venezuela- para la exportación de cocaína, además de ser áreas fundamentales de la economía fiscal, de producción petrolera. Y mientras seguimos nadando en coca, la “Estrategia territorial para la gestión equitativa y sostenible del sector de hidrocarburos”, lanzada por la ANH, dificultará aún más la industria petrolera, ya desalentada por bajos precios, mala gerencia gubernamental y torpedeada por comunidades manipuladas por milicianos de las farc.

El acuerdo habanero plantea serios retos a la integridad territorial colombiana, pues reforzará las guardias campesina, indígena y cimarrona, las mismas que expelen consuetudinariamente a la Fuerza Pública de esos territorios y crea un sistema de prevención y alerta territorial, que podrá emitir “alertas tempranas de forma autónoma sin tener que consultar o someter sus decisiones a ninguna otra institución” (página 94). Esta estrategia de dominio territorial, diseñada por el Foro de Sao Paulo, asesorada por el G2 castrista y promovida por Jaramillo, inhabilitará la Fuerza Pública para su acción legítima, creará bastiones autonómicos a los que se suma lo pactado sobre tenencia de tierra, producción agrícola y participación política, constitucionalmente aprobados por un Congreso miope en asuntos de Defensa Nacional, todo lo cual nos conducirá a mayores conflictos.

Entonces los militares ¿Cómo cumplirán su obligación constitucional de garantizar la integridad territorial, en fronteras como la ecuatoriana y la venezolana en donde asentarán firmemente su gobierno las bandas marxistas-leninistas narcoterroristas transnacionales de las farc, el eln y otras?

Esta es la transición que Jaramillo liga a la paz territorial, que Timochenco exige para un nuevo Estado, los parlamentarios y cortes menosprecian y los colombianos desconocen, miran con sospecha o frivolidad.

Caídos los regímenes izquierdistas de Argentina y Brasil por ineficientes y ladrones y Venezuela sostenida a punto de represión y hambre, Colombia emerge como el posible nuevo baluarte del socialismo latinoamericano.

Y empezará con la consolidación legal de autonomías regionales y la difuminación de sus fronteras internacionales. Habrá nuevos conflictos por cuenta de un comunismo rechazado por la mayoría de los colombianos, pero legalizado por magistrados politizados, veniales y por polítiqueros cuchufletos.

Pregunta: ¿Con la Misión hogar, del Minvivienda, empezaron en Colombia las misiones tipo Venezuela?.

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