Las manipulaciones de O. J. Simpson, el proceso de paz y la pos verdad

Desde la infancia nos enseñan, primero a creer lo que nos dicen, las autoridades, los curas, los padres… Y luego a razonar sobre lo que hemos creído. La libertad de pensamiento es al revés, lo primero es razonar y luego creeremos lo que nos ha parecido bien de lo que razonamos.

Gobernar a base de miedo es eficacísimo. Si usted amenaza a la gente con que los va a degollar, luego no los degüella, pero los explota, los engancha a un carro… Ellos pensaran; bueno, al menos no nos ha degollado. 
Para poder haber una democracia, tiene que haber demócratas. Y para ser demócrata hay que tener libre el pensamiento. Pero toda la educación que nos dan, va contra la libertad de pensamiento. Si usted no tiene libertad de pensamiento, la libertad de expresión no tiene ningún valor. Si lo que usted está expresando es lo que le han dicho que diga, no tiene ningún valor personal. Deberían educarnos para pensar por nuestra cuenta y ser cada cual quien es. Para ello hay que reeducar a la gente. Pero estamos educando para no tener independencia y para ser sumisos y buenos borregos. Demuestra que la democracia no funciona. Si mandase el pueblo, eso no pasaría. Pero como mandan los amigos del que está ahí, pues pasa. El pueblo vota sin libertad de pensamiento, influido por los medios que dicen de difusión, pero que son de persuasión: televisión, periódicos que están en manos de los que mandan. Y como están en manos de los que mandan, informan lo que les conviene y quieren; y de lo que no quieren, no informan. José Luis Sampedro

Esta larga cita de Sampedro, la inspiración ética y moral de los Indignados en España la incluyo a propósito de la preocupación que existe entre los líderes mundiales, según lo reporta ‘Actuall’ en su Boletín de febrero 20/17:

“El debate sobre las “noticias falsas” ocupó el centro del escenario de la Cumbre de Seguridad celebrada en Múnich este fin de semana, con más de 350 líderes de 70 países en la asamblea; entre ellos, el vicepresidente estadounidense Mike Pence y la canciller alemana Ángela Merkel. El informe puesto en discusión se titula “Post-Truth, Post-West, Post-Order?”–“¿Post-verdad, post-Occidente, post-orden?”.

Para contextualizar un poco lo anterior quiero referirme a un conocido ejemplo de ‘post verdad’, como llaman ahora a la desinformación o manipulación EN LAS REDES, publicitado mundialmente y del que millones gozaron. La serie de Netflix El juicio del siglo: ‘The People vs. O.J. Simpson’ ganó 5 premios Emmy, 2 Globo de Oro, 4 Critic’s Choice Awards y se proyecta como una de las mejores de esta temporada. Es la historia de cómo la democracia norteamericana fue manipulada por los abogados de O.J. Simpson para que se indignara y sirviera a los propósitos de la absolución de un asesino. La recomiendo para aquellos que siguen dando palos de ciego enfocándose en las Farc y Santos y no en los que idearon la estrategia, los abogados y asesores.

En este artículo me propongo señalar similitudes entre el caso gringo y el colombiano porque el ‘negocio’ de La Habana se cerró; y qué se haga con lo que fue entregado por los abogados (el documento del Acuerdo de Paz) es otro asunto. Los cerebros tanto de la estrategia gringa como la colombiana tenían el mismo objetivo: Absolver a O.J. Simpson y a las Farc, haciendo lo que fuera necesario. A un escenario similar se opuso con una sabiduría de pensamiento poco común José Luis Sampedro, el mentor del M15, la versión española de Los Indignados. Por otra parte, usted puede defenderse patas arriba para que no le impongan una ideología, pero si los medios le seleccionan lo que le debe interesar ¿qué es eso? La ideología del ‘rating’ que satisface un negocio, intereses, capitales. Veamos uno de esos casos de pos verdad que la definiríamos como: “circunstancias en las que los hechos objetivos tienen menor influencia en la formación de la opinión pública que los llamamientos a la emoción y a la creencia personal.”

ESCENARIO EN USA. El caso Simpson, como el Proceso de Paz colombiano, logró atraer la mirada del resto del mundo como una estrategia de presión, ignorando las cuerdas de los titiriteros detrás de escena. Así, se logró incorporar al juicio una opinión pública predispuesta para cierta reacción favorable a O.J. Simpson mediante la manipulación mediática. Estrategia: hacerle creer a la gente que las pruebas objetivas que inculpaban a Simpson habían sido manipuladas por la policía de Los Ángeles debido a su comportamiento racista. Hubo enfrentamientos entre simpatizantes y detractores de Simpson que creó un estado de conmoción nacional, admitido por el Presidente Clinton que era la victoria buscada por los abogados. Los defensores de Simpson llamaron a ese ‘escenario’: conspiración, según la investigación histórica subsecuente. Y ganaron el caso.
ESCENARIO EN COLOMBIA. El antagonismo como cortina de humo se creó con ‘los enemigos de la paz’ lo que los medios han llamado ‘polarización’. Se logró crear así, a través de los medios, un ambiente favorable al proceso para la vitrina extranjera. En Colombia no se atreven a calificar a los actores del gobierno como ‘conspiradores’ porque sus actuaciones ocurrieron, más o menos, a la luz de la opinión pública, pero nadie conoce las conversaciones privadas de los negociadores, como no se conocían las de los abogados de Simpson. Conversaciones que fueron objeto de un supuesto espionaje que resultó chimbo con un supuesto hacker infiltrado. Pero todo este escenario se pudo manipular en el momento justo para el resultado previsto. Sin embargo, los resultados del plebiscito muestran que la opinión pública no pudo ser manipulada. VEAMOS AHORA LAS CONSECUENCIAS DE LA CONSPIRACIÓN GRINGA Y LA COLOMBIANA.

DESLEGITIMIZACIÓN Y MEDIOS. USA. “Los medios de comunicación animaron al público para que actuara como el decimotercer jurado, cuando en realidad no podían hacerlo. No estaban en la sala de audiencias, no podían percibir lo que ven los jurados. Incluso ver un juicio en televisión no es lo mismo que estar en la sala de audiencias. Trágicamente, en lugar de mirar el proceso del juicio y ver cómo las partes de un juicio contradictorio pueden funcionar porque cada lado tiene los mismos recursos; en vez de evaluar ESO, la mayoría del público se centró en el veredicto de ‘no culpable’;(debido a la simpatía que inspiraba O.J. Simpson como estrella del futbol, al igual que la simpatía que inspira la paz) de esa manera el público no pudo procesar una explicación basada en el análisis de los jurados, (o de los hechos en Colombia), y concluyó que había algo muy malo en nuestro sistema de justicia penal, si un asesino (y unos terroristas) obvio(s) podía(n) ser absuelto(s) por las razones equivocadas, DESLEGITIMANDO ASÍ EL SISTEMA.” Ese resultado se celebró. (Peter Arenella. Profesor de derecho en la Facultad de Derecho de la UCLA. Asesor jurídico de ABC News durante el juicio de Simpson.)

DESLEGITIMIZACIÓN DE LA JUSTICIA EN COLOMBIA. Una negociación no es, legalmente, un juicio. Pero en la práctica un terrorista siempre está en la condición moral de ser enjuiciado, condenado o perdonado por la sociedad, dependiendo de su actuación en el conflicto. ¿Qué tienen en común Simpson y las Farc? Que un asesino o unos terroristas obvios son absueltos por las razones y procedimientos adaptados a un resultado apoyado por un ambiente artificialmente creado. La paz, tan deseable como la justicia, pueden ser deslegitimadas, por el procedimiento para lograrlas. Posteriores debates han confirmado esta percepción.
LA JUSTICIA Y EL MENSAJERO MENTIROSO: DETECTIVE MARK FUHRMAN. USA. Cuando al Prof. Arenella le preguntan: ¿Qué cree que sucedió realmente dentro de la deliberación del jurado? Responde: “En términos del veredicto real del jurado, usted tiene un caso en el cual los miembros del jurado no pudieron confiar en el mensajero, y por lo tanto tenían muchos problemas para creer en el mensaje (de justicia). Por desgracia, eso significaba que cuando los agentes de policía y los criminalistas y otros presentaban evidencia quizás bastante confiable, evidencia física de culpabilidad, era fácil para los miembros del jurado descartar la importancia probatoria de algunas de esas pruebas porque no confiaban en el mensajero.

LA PAZ Y LOS MENSAJEROS MENTIROSOS. COLOMBIA. Primero fue la negación de que se estaban llevando a cabo conversaciones secretas en La Habana, hasta cuando fue imposible ocultarlo. La posición cínica de voceros de las Farc que abiertamente planteaban querer el poder para implantar un régimen comunista en contraposición con sus defensores o simpatizantes que ignoraban y siguen ignorando ese planteamiento. Las conductas abiertamente persecutorias del Fiscal Montealegre en oposición a la supuesta neutralidad del proceso. Las afirmaciones y reculadas del Presidente, sus amenazas y mentiras (De no aprobarse el proceso las Farc iniciarían la guerra urbana); las amenazas contra empresarios de parte de Sergio Jaramillo (’Tenemos una noticia triste que nos ha dado el Fiscal quien dice que de los proceso de justicia y paz han salido 13 mil noticias criminales que involucran a empresarios, y eso tiene que ver de todas maneras con el conflicto. ¿Qué es lo que vamos a hacer exactamente? Hay que reconocer que hay una falta de concientización de lo que significa la terminación del conflicto en muchos sectores incluyendo el empresarial. Hay que mirar ese tema delicado pero inevitable de mismo empresariado’’. ¿Qué pasó en la reunión de Sergio Jaramillo con los empresarios? Por: Las2orillasabril 23, 2015) los incumplimientos, dudas, tergiversaciones, etc., han destruido la credibilidad del mensaje de paz, debido a los mensajeros manipuladores tanto de las Farc como del gobierno.

Ahora bien, si como dijimos arriba, la post verdad significa “circunstancias en las que los hechos objetivos tienen menor influencia en la formación de la opinión pública que los llamamientos a la emoción y a la creencia personal”, entonces todo en nuestro país y sus instituciones está cuestionado; por lo que el conformismo con esa ‘verdad’ tiene sus 15 minutos, o su siglo de insipidez moral. Ese es el mecanismo del rechazo al proceso de paz. Y el gobierno contribuye a esa percepción porque la lucha por la paz tiene igual categoría que la pereza. Da lo mismo perder o ganar un plebiscito; que las leyes sean elaboradas por el presidente o el congreso; que las Farc sean de la izquierda caviar (según los amigos) o terroristas irredentos que piden perdón, pero no quieren pagar por sus delitos. Se entra en la era de lo que postulaba el tango Cambalache:

Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor / Ignorante sabio o chorro / generoso o estafador / Todo es igual / nada es mejor / lo mismo un burro / que un gran profesor. (Un terrorista en el senado que un gran senador, añado yo).

El tango y el conformismo proponen el todo se vale y la pos verdad quiere consagrar esa legitimidad. ¿Pero por qué nos quejamos cuando no hay límites éticos porque, contrario a lo que los progresistas piensan, los medios importan tanto como los fines? ¿Y por qué atacan la falta de verdad, virtud y ejemplos en sus enemigos, pero no los ven en sus propias conductas? Esa incoherencia en unos y otros es lo que impide reconocer el liderazgo que salva los pueblos.

Por lo que se acepta con sumisión que el congreso o el presidente hagan lo que se les venga en gana. No importa que sea injusto o adverso el que las Farc nos manden porque se firmó un acuerdo a lo mal, con respaldo internacional mediado con precedentes que ‘expertos’ quieren sentar como doctrina para favorecer a las Farc (Leer “El estatuto de Roma no modifica la Carta Política”) Para muchos estar conforme con lo que sucede, apruebe o digan los ‘expertos’ es estar de acuerdo con la paz; porque levantarse en contra de lo criticable es políticamente incorrecto. ¿Para qué me voy a quejar si recibo mermelada? El conformismo rehúye todo lo que huela a enfrentamiento. De esa manera se silencia la autoestima propia y la de los otros. Los sujetos con una pobre o cínica opinión sobre sí mismos son más sumisos a la opinión de la mayoría, al soborno, la amenaza o lo que sea; más propenso a plegarse a las presiones sociales que aquellos que tienen una elevada autoestima. El conformismo, la mediocridad son el engendro de la pos verdad del cinismo; por lo que si le hacemos el ‘test’ de la pos verdad al proceso de paz ¿que tenemos?

Una cosa es la paz real que todos conocemos y queremos, QUE NO DEPENDA DE AMBICIONES POLÍTICAS DE LIBERALES, CONSERVADORES, SOCIALISTAS Y COMUNISTAS; LA PAZ DE LA VIDA COMÚN Y CORRIENTE; y otra el proceso como realidad mediática, inmerso en una lógica política que ha escogido un blanco de muchos receptores con un bajo grado de conocimiento sobre LOS MANEJOS JURÍDICOS SOBRE LA PAZ por lo que sus decisiones se basarán sobre la emotividad o el sentido común. La prueba es que el 99.9 de la población se rehusó a leer el texto del Acuerdo Final. ¿Por qué? Por abstruso; y porque 49 millones de personas no son tan pendejas para facilitarle la toma del poder a un grupo que ha sido terrorista, narcotraficante y que desea implantar un régimen comunista. Ese es el llamado ‘conflicto colombiano’. Elemental, mi querido Watson. Prueba: Si el proceso de paz es tan bueno ¿por qué el nivel de aprobación de Santos está en el 21%, el más bajo que ha tenido un presidente?

A pesar de esa prueba objetiva de falta de lecturabilidad del mensaje edulcorado con mentiras, se hizo caso omiso a ese analfabetismo funcional mediante un escenario que se manipula con ‘mensajes’ que forman un relato hermoso como ‘El amor de la mentira” de Baudelaire. Ala gente le gustan las historias, decían los abogados de Simpson y le crearon la historia legal que le convenía al asesino. Dela misma forma el sentido de pertenencia al ‘grupo de la paz’ como al de Simpson es lo que cuenta; por lo que los argumentos, las pruebas racionales, la descripción objetiva de los hechos, no son tenidos en cuenta.

Como parte de un pos verdad ¿Por qué se desconfía de la JEP pero da igual si ahí está? Porque la mentira puede presentarse como un constructo legal al esperar que la opinión pública colombiana CREA de forma total que la JEP representa la mejor forma de justicia para el país cuando EN REALIDAD es una cierta necesidad de intereses políticos la que pretende remplazar a la justicia para que satisfaga una venganza histórica de clases liderada por las Farc; porque la mentira es la madre de una violencia manipulada para endilgarle crímenes aparentes al objetivo determinado; o una inexacta narración de hechos adulterados por testigos falsos. ¿Navegar a través de lo inexacto, incorrecto, amañado, fraudulento pos verdadero, es lo que pretende hacer la JEP y llamarlo ‘justicia’? ¿Hacerle una mala cesárea al sistema jurídico para que nazca un niño (las Farc) sin las afugias del nacimiento normal a un mundo de justicia reclamada, no fingida? ¿Pero por qué está ahí a pesar de no creer en ella? PORQUE SE NOS PROGRAMÓ PARA CREER CIEGAMENTE EN LA JUSTICIA Y LOS MEDIOS APOYAN ESA CREENCIA. No se nos ha enseñado a RAZONAR Y CUESTIONAR la justicia, como se cuestiona cualquier realidad vital. Esa jartera se la dejamos a los abogados. Pero con esa justicia INCUESTIONADA nos joden y ahí sí aprendemos a pensar.

Como la ‘negociación’ habanera era un relato, al llegar la hora de la verificación de lo justo en todas sus necesidades y manifestaciones, entonces ya no se rige por las reglas de la lógica, presentación de datos-pruebas, y verificación mediante el contraste con la realidad, sino que se conforma según las pautas del relato de ficción con los siguientes capítulos: se cumplirá, las cosas son difíciles, no podemos dar marcha atrás, imagínese lo que sería este país en paz, lo que hemos invertido es valioso, comienza el éxodo de la esperanza, “La paz por buen camino” (Editorial de El Tiempo), el juego de pelota entre la ONU y el gobierno, etc., donde la exigencia de verdad ha sido sustituida por cierta coherencia interna de novela que hace creíbles, una vez situados en el plano de lo ficticio o la esperanza, la acción y la propia creación de los personajes que se necesitan para el objetivo final: Entretener con guerrilleros resignados a su última marcha, presidente acucioso pero ineficaz, medios pendientes de los acontecimientos, cortinas de humo, justicia express, etc.. Así, al ‘pintar’ el paisaje político, aquellas zonas de la realidad que desean iluminar se destacan, y se oculta el resto, conformando de esta manera la pseudorrealidad mediática donde vivimos y con la que manipularán nuestras mentes llamando a ese proceso pos conflicto; el ‘sapo’ prometido desde un comienzo contra lo que José Luis Sampedro nos advierte.

No sé si usted esté triste por lo que pasa. Soluciónelo: llore, laméntese, critique, maldiga, no haga nada. Pero si su tristeza hace brotar las quemantes lágrimas de la dignidad, quizá lo conviertan en una indignación creativa y persistente para hacer cambiar las cosas. Esa es la verdad que necesitamos.

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