Alerta roja desde el oficialismo

Hasta los más optimistas con el proceso de paz nos conmovemos y ponemos nerviosos con los videos provenientes de Venezuela; es increíble lo que allí ocurre. Tampoco somos ajenos a los comentarios bastante apocalípticos de los adversos al proceso de paz, liderados por patriotas, quienes ven el proceso de paz como un camino a lo que vive Venezuela y no a lo que debería ser: un camino a la paz y a la armonía nacional.

Los que hemos creído en el proceso de paz somos tildados de ingenuos, de ignorantes, de ciegos, entre otras cosas. Solo por defender lo que creemos es lo mejor para el país y confiamos en que el líder de este proceso es capaz y tiene las mejores intenciones. Pero con los casos recientes de incumplimientos abiertos al proceso de paz por parte de la Farc; cuando vemos que hay miembros de nuestras Fuerzas Armadas que no han tenido acceso a la educación, inclusive algunos son analfabetos, y a los guerrilleros sí salimos a educarlos, nuestros argumentos se debilitan; y con razón.

Señores de las Farc, ¡no abusen!, ¡no se burlen mas de los colombianos!. Se les han dado todas, absolutamente todas, las oportunidades.

Una cosa es apoyar un acuerdo de paz y otra muy diferente es ser permisivos en su estricto cumplimiento.

A  las Farc no se le puede permitir ningún tipo de falta por menor que esta sea. Punto.

Tomamos la desesperada pero “necesaria” decisión de firmar un acuerdo de paz, pero no podemos olvidar que en este proceso hay una sombra maligna y omnipresente: el ‘Castro-chavismo’ y sus ineficaces, perversas, macabras, inoperantes, manipuladoras y populistas políticas, que solo llevan a la destrucción del aparato productivo, acaban el emprendimiento privado y engordan hasta estallar parásitos del Estado, entre otros muchos males, todos generadores de pobreza y violencia.

No, no y no le podemos permitir a la guerrilla que tenga caletas y no pase nada; que envíen cartas a funcionarios para citarlos y no pase nada; que mientan públicamente al difundir sin ningún pudor y con la complacencia del Estado sus ideas llenas de rencor y lucha de clases que han demostrado no servir de nada. Como dice el dicho: “calladito te ves mas bonito”. A la guerrilla toca cortarle ya las alas que le están creciendo con este acuerdo. Es inaceptable lo que estamos observando; ya muchos contradictores del proceso lo habían dicho; ¿y qué ha pasado? Nada, absolutamente nada. Apoyar un proceso de paz no nos hace ni ciegos ni bobos.

Señor presidente Santos, por favor a poner en cintura a estos “señores” de las Farc. Si bien se les perdonaron todo tipo de delitos para lograr la paz y el desarrollo sostenible, ahora no se van a tomar este país de ruana. Invito a todos los colombianos que votaron por el Sí y por el No a exigir el cumplimiento estricto de los acuerdos.

Guerrilleros en primera clase de Avianca, ¡por favor!; ellos deberían viajar a pie; en teoría no deberían tener un solo peso; todo deben entregarlo al Estado; todo.

Siempre he confiado en el Estado de derecho; he confiado en que el camino de la paz es el mejor, cuesta menos vidas humanas que como cristiano considero invaluables, pero de allí a ver cómo repetimos la historia del vecino sin hacer nada hay mucha diferencia.

Señor presidente, si la guerrilla incurre en algún tipo de incumplimiento, por pequeño e ‘insignificante’ que este sea, deben perder todos los beneficios y ser conducidos de manera inmediata a un establecimiento carcelario regular. De lo contrario, Doctor Santos, le estaría dando la razón a la oposición que afirma que usted está entregándole este país a una manada de delincuentes indultados llamada Farc, y eso, presidente, traería mucha sangre, más de la que se hubiese derramado si la guerra hubiera continuado. Por lo tanto todos nuestros esfuerzos para lograr la paz se perderían y seríamos derrotados por la guerra.

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