La derrota de los grandes inquisidores: Robledo y Coronell.

Peor que cualquier vulgar inquisidor de la “santa iglesia” en una mano la biblia y en la otra la cruz, Jorge Enrique Robledo juega al exorcizador al interior de lo que fuera antes el orgulloso Polo Democrático Alternativo PDA, expulsando los “malos espíritus” como éramos los bolivarianos y los comunistas y hoy Clara López Obregón. Los primero por “oler” a rastrojo y ser “mal hablados”; la segunda, por “traición” y probable ganadora en la consulta interna del PDA ante la candidatura presidencial para Colombia. Advertencia: Robledo, no es el PDA, es apenas una persona natural que queriendo asimilarse al régimen y sus partidos hegemónicos tradicionales totalmente en contravía a lo que hiciera un revolucionario de verdad; pretende apropiarse del mismo, para intereses personales sacando a quien sea, como sea.

“Robledo, el profacho inquisidor; en contra de Clarita E. López O. en Colombia”

Por J. Manuel Arango C., 21 de enero de 2017,KAOSENLARED / Información contra hegemónica para el cambio social.

Encontré la información anterior investigando sobre las técnicas del interrogatorio policial en la desaparecida URSS que fue lo que me vino a la cabeza cuando vi el cuestionario de Robledo incriminando al Ministro Carrasquilla; y, además, habiéndole oído decir en la radio que el debate sería mortal para el ministro. Recordé la psicología de los interrogadores soviéticos entrenados para quebrar a las personas: confiesas tu culpabilidad, siendo inocente, o te mueres; era el método de la Santa Inquisición para combatir la herejía del momento, siendo los procedimientos de Tomás de Torquemada el tenebroso legado que siguen los modernos esbirros de lo más inhumano. Pensemos en las torturas y abusos de prisioneros en Abu Ghraib. Se estima que bajo el mandato del español, el Santo Oficio quemó a más de diez mil personas y un número superior a los veinte mil fueron condenados a penas deshonrosas. Desde luego que a Robledo no se le permitiría torturar físicamente, pero debido a una malentendida democracia y fuero senatorial sí puede hacerlo sicológicamente, a través de los medios y las redes, auxiliado por sus esbirros.

La cosa comenzó en Rusia, en mayo de 1928. Este fue el primer gran ensayo de propaganda en el que muchos de los acusados no solo confesaron su culpa sino que también expresaron su arrepentimiento y hablaron fervientemente a favor del régimen contra el cual supuestamente habían conspirado. Ese fue el caso de los especialistas en minería de Don Basin, conocido como el Juicio Shakhty. Fue acompañado por una campaña publicitaria nacional y terminó en siete condenas a muerte. Algo similar se intentó en Colombia con la pretendida muerte política de Carrasquilla, al intentar hacerlo renunciar; y con ello que el Presidente Duque admitiera que se había equivocado; es decir, la vieja estrategia persecutoria de los comunistas.

«La base de todo gobierno», dijo Saint-Simón, el verdadero precursor de Marx, «es la fuerza y el fraude.» Casi desde el comienzo de la revolución, los juicios estatales jugaron un papel importante como medio de propaganda para reunir a las masas en torno al Partido Comunista. Se hizo en Cuba, se hace en Venezuela y nos referiremos tangencialmente al engaño de Robledo, viejo militante del MOIR, pues su descalabro en el congreso ha sido ampliamente expuesto por el Centro Democrático. Nos interesa la psicología del inquisidor.

Robledo como inquisidor utilizó la crítica para hacer sentir al ministro como una persona incapaz de ejercer el cargo al no estar a la altura de las supuestas exigencias éticas de Robledo quien lo acusó de corrupto. El truco de Robledo fue elaborar 26 preguntas complejas sobre hechos ciertos o supuestos que pretendían ser exhaustivas y que contenían una suposición controvertida o injustificada como podría serlo una presunción de culpa, como se hacía en la Santa Inquisición, para justificar un enriquecimiento deshonesto, hipótesis sembrada por Daniel Coronell en una de sus columnas. Tanto el inquisidor como su ayudante sustentaron un entramado de manipulaciones tratando de hacer pasar como ciertas, razones abiertamente contradictorias. Al olvidar Robledo que el supuesto delito del ministro tenía un contexto, Carrasquilla desbarató los argumentos del inquisidor rebatiendo cada una de las suposiciones. Los senadores que estaban a la espera de que el Soberano Gran Inquisidor de la Orden de la Oscuridad ganara, se fueron sumando a la luz de los argumentos del ‘enjuiciado’ y las amplias explicaciones del senador Álvaro Uribe.

La astucia de Robledo consistía en incorporar una presuposición que implicaba algo, además de la manera de hacer sus preguntas y el entramado de las mismas que lo protegían de afirmaciones falsas. Era una forma de razonamiento engañoso, y una falacia cuando el público no detecta la información supuesta implícita en las preguntas complejas o en el acto de citar al ministro a un cuestionamiento para que aceptara como hechos reales las suposiciones de Robledo. Contaba el senador con que a la opinión pública le quedaría difícil establecer el diseño de una acción delictiva en un tema abstruso por lo que cualquier especulación podría tener visos de verosimilitud probatoria. PEROSE OLVIDÓ EL SENADOR QUE NO SE ENFRENTARÍA CON UNA OPINIÓN PÚBLICA DESINFORMADA SINO CON UN AVEZADO PENSADOR. ¿Cuál era el objetivo político de Robledo? Hacer que Carrasquilla renunciara, con miras a fortalecer el poder de su partido. Pero, además, calumnió en la W al Centro Democrático diciendo que las mayorías que podría tener Robledo en el Congreso para evitar una moción de censura sería el resultado de la mermelada del gobierno, según el reclamo que le hizo el senador Macías. (Oír entrevista en la W con Julio Sánchez Cristo el 18 de septiembre de 2018.)En ese contexto utilizó la figura del control político, que al igual que la crítica periodística son fundamentales en la democracia; pero el uso que se hace de esa facultad o ese derecho de informar pueden ser cuestionables; pues habiendo sido en esa ocasión la actividad del senador Robledo una función cuasi judicial, implicando su ideología política, al igual que la malquerencia de Coronell hacia el Centro Democrático, sesgaron la validez de la supuesta objetividad profesional de esos señores al proponer una posible moción de censura. Ese es el daño político que se le ha querido hacer al presidente Duque al que pretenden sitiarlo en su gestión, mediante la ingobernabilidad y la erosión de su poder presidencial.

¿Qué daño se le hace al país con el ataque a Carrasquilla? Suponer que se enriqueció ilícitamente es arrojar un estúpido manto de duda sobre su gestión actual. Pero la editorial de El Tiempo “La calentura en las sábanas” y la columna de María Isabel Rueda “Un fantasma que pide turno” dejan sin fundamento las mentiras de Coronell y los razonamientos engañosos de Robledo.

¿Cuál es la sicología fallida del inquisidor moderno? En sentido general puede observarse que el deseo de controlar, a partir de las más disímiles tácticas de manipulación del otro, posee en su base una profunda inseguridad personal, una incapacidad para lidiar con la realidad y reajustar sus planes. El inquisidor desea intimidar, mediante insultos y amenazas de Robledo; y la manipulación de la sospecha en el caso de Coronell, porque no son capaces de obtener los mismos beneficios mediante la comunicación asertiva, ya que sienten que no tienen los argumentos necesarios y suficientemente sólidos como para hacer prevalecer sus criterios por lo cual toman vías alternativas, atajos que los conducen a buscar nuestros supuestos puntos más débiles para sacarles partido. Detectar sus estrategias es un buen principio para desarmarlas.

Por su parte, al otro inquisidor nacional, el ‘impoluto’ Se estima que bajo su mandato, el Santo Oficio quemó a más de diez mil personas y un número superior a los veinte mil fueron condenados a penas deshonrosas Daniel Coronell también le dieron de su propia medicina. Una periodista perspicaz, Paola Ochoa, admiradora del periodista, pone en evidencia su falta de ética. Leer: “Maestro Daniel Coronell” (El Tiempo, 16 de septiembre de 2018) Dice:
“Por eso me sorprende tanto lo que está pasando con tu último escándalo mediático: el del ministro Carrasquilla y los bonos de agua que este diseñó hace casi diez años.

“Primero, me inquieta que no hayas hecho lo más elemental en este caso: un telefonazo al ministro para pedirle las explicaciones antes de publicarlo. ¿En serio, Daniel, no ameritaba llamarlo? ¿No era importante conocer su versión en medio de todo este entramado? ¿Al menos consultarlo, antes de salir a acabarlo?

“Segundo, me preocupa que hayas concluido desde el primer párrafo que Carrasquilla empobreció a 117 municipios para enriquecerse con este caso. ¿Cómo se puede concluir eso desde el comienzo, querido Daniel? ¿Es Carrasquilla el culpable de que los municipios no hayan hecho los acueductos? ¿O serán los alcaldes y concejales de cada caso? ¿Miraste la responsabilidad del ministro de Vivienda, a cargo de las inversiones de agua en todo el país? Entiendo que los periodistas estemos obligados a buscar el mejor primer párrafo –el ‘lead’ del que hablan los textos de periodismo– pero no a cualquier precio.

“Tercero, me llama la atención que no hayas consultado con más fuentes que conocieran específicamente de estos temas. Hablaste con José Roberto Acosta, un curtido abogado y asesor en asuntos financieros, pero no un experto en valoración de títulos. ¿Y el resto de fuentes? ¿No ameritaba hablar con expertos en estructuraciones financieras? ¿Con expertos en finanzas municipales? ¿No valía la pena llamar a otros ex ministros de Hacienda? ¿A Óscar Iván Zuluaga, por ejemplo, quien hizo la ley que permitió pignorar las rentas del Sistema General de Participaciones?

“Cuarto, me entristece que no le hayas dado contexto a tu relato. Cuando los bonos de agua salieron, el planeta atravesaba por la peor depresión desde los años treinta y por eso ningún banco estaba prestando dinero. Mucho menos a unos municipios que se habían quebrado a finales de los años noventa. Ese contexto era fundamental para entender por qué esas tasas eran razonables en ese momento de turbulencia. Tanto así, que eran cercanas a la tasa de interés de cualquier crédito hipotecario. ¿Es culpa de Carrasquilla que las tasas de interés en Colombia sean caras? ¿O es culpa del excesivo poder de los bancos colombianos?”Vemos así quela perspicacia sabia de la discípula está por encima de la suspicacia perseguidora del maestro inquisidor.

¿Cuál es la tragedia de todos los inquisidores? Que parapetándose hipócritamente detrás de un supuesto ejercicio de justicia, con toda su parafernalia que busca seriedad como era el caso de la inquisición española, y amparados por un fuero o un secreto profesional, los inquisidores modernos no pueden dejar de mostrar lo que son: cobardes y crueles; y son así porque hace tiempo dejaron de diferenciar lo correcto de lo incorrecto. Robledo el inquisidor es arquitecto; Carrasquilla el ministro cuestionado es economista y demostró su valía en el gobierno Uribe. Mucho de economía ignoran tanto Coronell como Robledo; y también de decencia y ética. Por eso Carrasquilla de amenazado salió triunfador.

Sin embargo, como la literatura es la mejor profetisa de la historia permítanme ilustrarles desde esa experiencia, amables lectores, que el complot contra Carrasquilla, Duque y el uribismo, no ha terminado; de ahí la siguiente advertencia saludable. Me he topado, por casualidad, con este poema breve y lapidario de Bertolt Brecht.

Hay muchas maneras de matar.
Pueden meterte un cuchillo en el vientre.
Quitarte el pan.
No curarte de una enfermedad.
Meterte en una mala vivienda.
Empujarte hasta el suicidio.
Torturarte hasta la muerte por medio del trabajo.
Llevarte a la guerra, etc.…
Sólo pocas de estas cosas están prohibidas en nuestro Estado.

Pero por esas ironías de la vida, el poeta no incluyó la manera en que él mismo pudo haber muerto o sido asesinado por la policía política de la Alemania del Este. ¿Sabremos algún día quien lo mató? Un alto dirigente de la Stasi recordó más tarde que, desde el hospital, el poeta había amenazado con denunciar ciertos abusos del régimen comunista y al día siguiente murió de un ataque al corazón. Le faltó poner en su poema:

…pueden meterte una sobredosis de tu medicación para provocarte un ataque al corazón.

Hace años leí un aterrador artículo de Carlos Alberto Montaner sobre la manera silenciosa y efectiva como el régimen cubano dispone de sus enemigos políticos: “El tratamiento búlgaro.” Léanlo y se sorprenderán. Aquí somos más sofisticados. Se estila acabar moralmente a una persona para terminar con la vida de quien consideran una amenaza para después decir: Entre todos lo mataron y él solito se murió de sus achaques. Nadie sabe nada. Cuídese Ministro Carrasquilla porque le echarán la culpa a la vaca, si le pasa algo. Y muchos lo respetamos y necesitamos.

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