Tomémonos el poder

Según el último trino del excandidato Petro, que han difundido los medios y no ha sido desmentido, su llamado es a la revolución o, como él dice, a la movilización, porque se acabó la democracia.

Nunca he creído en la real vocación democrática de quienes han estado en la clandestinidad y la rebelión. Y Petro creció en ello. Es, por supuesto, bueno y de todos modos un mal menor que quienes han estado en armas contra lo establecido (generalmente una democracia imperfecta, pero en libertad) las dejen en depósitos vigilados por la ONU y finjan aceptar leyes que han combatido y formas políticas contra las cuales han luchado a muerte.

En esas estamos, ante la confusión creada por el inexplicable video, de claro corte clandestino y tema de chantaje por parte de un amigo con trastienda, el candidato Petro se sube al bus de las manifestaciones estudiantiles y fácil le queda liderarlas pues en ellas soplan aires de izquierda, con sabor a indisciplina, a guerrilla, a grafiti, a buses y vidrieras destruidas. Curioso. El M-19, guerrilla de la que procede Petro, fue de origen anapista y conservador.

¿Para dónde van las cosas? Se quiere probar hasta dónde llega el presidente Duque, que tan tonto puede ser y provocar a su ministro de la Defensa y de las protestas sociales, para que autorice el desborde de la fuerza pública, al que es ella tan proclive. Lo dicen en la calle y no se puede escribir, pero me atrevo a hacerlo, que se está buscando el muerto, el estudiante x (su glorioso nombre se divulgará por años), el cual servirá de nuevos y fructíferos desórdenes, procurando siempre extremar las contradicciones, en absoluto código comunista.

Me afligen temores de una repetición histórica, que afortunadamente nunca es exacta, pues ni el presidente es Ospina, igualmente bondadoso y pacífico, ni el opositor aguerrido es Gaitán, ni hablemos de amenazas de muerte (de lo cual Dios nos ampare y favorezca), aunque sí menciona el encartado con las bolsas de billetes (de veras, qué encarte) que quieren llevarlo preso o inhabilitarlo, como ya estuvo en esas por un rato o como logró hacerlo el procurador Maya con Fernando Londoño Hoyos por servir de gerente de una entidad que no lo tenía.

No nos desviemos. La situación es que están probando y provocando a Duque. Téngase fino, presidente, deje las manillas, póngase serio y cuide mucho para que ni un disparo de pomos de algodón salga de los cañones del Esmad, así piadosas señoras, como ya ocurrió, deban proteger con sus brazos inermes a la Policía de los vándalos. En el verso aquel, el ave herida por el cazador “abrió sus alas y cubrió a sus hijos”.

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No por ser Belisario dejé de cumplir con mis deberes de crítico así como él nunca abandonó los suyos de noble amigo. Le lloro.

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