El pensamiento desiderativo vs la fe genuina para 2019

La no violencia requiere una doble fe; fe en Dios y también fe en el hombre. Mahatma Gandhi

Aquel que tiene fe, nunca está solo. Carlyle

Pensamiento desiderativo sea quizá la mejor traducción para ‘wishful thinking.’ Es el impulso mágico de hacer realidad una creencia, o tomar una decisión en función de lo que nos gustaría imaginar, sin tener en cuenta la evidencia, la racionalidad o la realidad. Es la salida forzada al dilema entre la creencia y el deseo. Es el filo de la navaja o la prueba real para todo político, para los creadores de ‘fake news’, las aventuras de ultramar, las exploraciones de tierras desconocidas y quizá la motivación para ganarse un pasaje en primera clase para el otro mundo; ignorando, sin embargo, que hay un Dios que conoce el corazón de cada quien donde mora la verdad verdadera. ¿Vas a misa, al servicio, o a la sinagoga, por amor genuino a Dios y tu comunidad o porque pretendes ser bueno?

Sin embargo, si las circunstancias de ese futuro imaginado permanecen iguales, ese pensamiento desiderativo impulsará lo que llamamos pensamiento positivo que influye de manera excelente sobre el comportamiento de las personas.

El pensamiento desiderativo en política nos lleva al ‘ciclo de fantasía’, cuando nos comportamos inconscientemente de acuerdo con los deseos imaginados sobre el candidato que es lo que llaman ‘luna de miel’ hasta cuando viene el despertar de las realidades del matrimonio; y un matrimonio es una interacción, no la realidad de una persona. Cuando la realidad insoslayable nos presiona, viene la frustración, y cuando las cosas normalmente funcionan mal, como siempre ha sido, pues así llaman ‘el sol a las espaldas,’ entrando a la etapa de pesadilla, cuando queremos que todo ‘cambie’. Ahí es cuando entran a jugar los populistas. Pero olvidamos que la naturaleza ha previsto la etapa del ‘sueño’ para las hermosas fantasías y pesadillas; y el ‘despertar’ para la vigilia consciente y racional que nos deja satisfechos; o, en el peor de lo casos, con el pobre lecho y la limitada habitación de una cárcel en la que despertamos para comenzar otra vez el ciclo de las fantasías y pesadillas. Por eso decía Calderón de la Barca que ‘la vida es sueño.’

Cuando el pensamiento desiderativo es inconsciente surgen los irracionales agüeros de Año Nuevo; buenos para divertirnos, pero malos para tomar decisiones.

1. La maleta para viajar. Más bien asegurémonos de trabajar duro y ahorrar dólares.

2. Las 12 uvas con un buen deseo para cada una. Aterricemos los deseos.

3. Billetes de 1.000, 20.000 0 50.000, no importa el valor; lo importante es que el 2019 no nos sorprenda sin dinero, para que a todos los integrantes de las familias no les falte la abundancia. Asegurémonos de que los billetes no sean chimbos.

4. Usar ropa interior amarilla para la salud, la prosperidad y el amor. Más bien montemos el negocio de venta de cucos y calzoncillos amarillos para ese día; podremos conseguir la plata para el viaje.

5. Tener espigas de trigo en la celebración para alejar las malas energías y que no falte la prosperidad. Comencemos el negocio de panadería.

6. Abrazar a una persona del sexo opuesto para que no nos falte el amor. Asegurémonos que de verdad sea del otro sexo y no trans.

7. Para saber cuál será el pronóstico económico en el año siguiente, se colocan 3 papas debajo de la cama. La primera debe estar completamente pelada sin cáscara, la segunda a medio pelar y la tercera debe quedar con toda la cáscara. Cuando sean las 12 de la noche del 31 de diciembre, se deben meter debajo de la cama con la luz apagada para no saber cuál es cuál. A la mañana siguiente, si sacas la papa con cáscara, significa que el año que empezó será muy próspero económicamente. Este ejercicio debe cumplirlo cabalmente el Ministro de Hacienda de turno y los señores de Wall Street.

Lo anterior puede parecer una mamadera de gallo. Sin embargo, ¿sabe usted prevenir las ilusiones y, una vez detectadas, intervenir de manera constructiva para limitar sus efectos? A manera de ejemplo les cuento que vivo en Cedritos y cada año, sobre el corredor comercial de la 140 veo cómo se abren y cierran negocios. Me pregunto si hicieron estudios de factibilidad económica y financiera que demostraría que el negocio puede ponerse en marcha y mantenerse, mostrando evidencias de que se ha planeado cuidadosamente, contemplado los problemas que involucra para mantenerlo en funcionamiento, no solamente para hacerse rico, sino para generar empleo. Y ni hablar de quienes quieren iniciarse en los malos pasos olvidándose que no podrán controlar todas las situaciones para salirse con las suyas. Pero veamos entonces al asunto central de este escrito como es el entender la diferencia entre pensamiento desiderativo y fe genuina. La cosa es tan grave que asuntos de justicia que deben fallarse de acuerdo con la más estricta evidencia de pruebas, racionalidad, justicia y la realidad de probidad e imparcialidad de los jueces en las diferentes instancias, se conviertan en sueños inalcanzables como lo expone Plinio Apuleyo Mendoza en su columna “Ilusiones del 2019” al referirse a los casos de Andrés Felipe Arias, el Coronel Mejía Gutiérrez y muchos otros.

Por todo lo anterior, a veces la fe no es sino pensamiento ilusorio. Las personas quieren algo, pero nunca están convencidas de que realmente suceda. Así que no pasa nada. Nunca se preguntan el porqué. Sin embargo, empiezan a ensayar opciones, modos, recursos, para empezar a armar un plan. Después de muchos años de ensayar y fallar a partir de lo que llaman fe, llegan a la conclusión de que tienen experiencia cuando logran el éxito. Pero jamás consideran lo que es la vivencia del fracaso, luego no aprenden a preguntarse en qué consistió la fe de este proceso.

Cuando venimos al campo religioso muchas personas creen que tienen fe por lo que anhelan servir a Dios, hacer un impacto en los demás, ver a Dios hacer cosas asombrosas, pero nunca toman la idea lo suficientemente en serio como para superar pensamientos ilusorios. A menudo son demasiado egoístas, perezosos o están demasiado ocupados, o distraídos para ejercer la fe genuina (Lucas 9: 57-62).De la fe buscan el impacto del portento, lo maravilloso, pero jamás piensan que puede ser el resultado de una relación con alguien maravilloso. ¡UNA RELACIÓN, NO UN RITUAL, NI UNA CREENCIA O UN ANHELO! En una relación personal con Dios o Jesús el conocimiento surge de ‘caminar’ diariamente con Él, reunirse con los amigos comunes que comparten esa relación, practicar sus mandatos y consejos, apoyar todas las iniciativas que lo involucran, actuar siempre en SU Voluntad, etc.

Es esa relación probada día a día con Jesús lo que impulsa la Fe genuina, verdadera, la que cree que algo no es solo una buena idea con posibilidades, sino que quien la ejerce está totalmente convencido de que Dios ha reunido los suficientes "factores" en la vida de alguien, una comunidad, o un gobernante por ejemplo, para que con Su liderazgo una situación sea una probabilidad y de esa probabilidad se produzcan hechos positivos. Y esa fe ejerce su verdadero impacto transformador cuando el pueblo de Dios, acompaña a ese gobernante porque está convencido de las promesas de Dios o de su dirección.

Ahora bien, como yo no puedo responder por los otros en su compromiso con Dios y nuestra patria solo puedo desear que nuestra respuesta de fe genuina se dé para ver a Dios obrar poderosamente (Josué 3: 14-17; Romanos 4: 20-21; Hebreos 11: 1), para su gloria y mejoramiento de nuestra fe, en beneficio de la patria en este nuevo año porque para Dios no hay nada imposible. La afirmación anterior tiene confirmación en la historia del pastor Don Piper que se puede conocer en la película “90 minutes in heaven” de Netflix (90 minutos en el cielo) y en el libro que ha vendido más de seis millones de ejemplares. Esta es la historia basada en hechos reales:

El 18 de enero de 1989 de regreso a casa luego de una conferencia, Don Piper, ministro bautista, chocó de frente su auto con un camión semirremolque, aplastando su vehículo. El destrozado cuerpo de Don quedó bajo una lona durante los siguientes 90 minutos habiendo sido declarado muerto por los rescatistas en la escena del accidente. Mientras tanto, el alma de Don experimentaba el amor, la alegría de una vida como nunca antes había conocido, pues estaba en el cielo. Vinieron a saludarle quienes habían influido en su vida espiritual, experimentando la verdadera paz. Abajo, en la tierra, un ministro que pasaba y que también había asistido a la conferencia, Dick Onerker, impulsado por Dios se sintió guiado a orar por la víctima, sin saber quién era; aunque le dijeron que Don estaba muerto e insistían en que su oración sería inútil, Dick persistió en su empeño; como hombre de oración y fe genuina le creyó a Dios a pesar de todas las evidencias en contrario que le señalaban los allí presentes. Milagrosamente Piper volvió a la vida, cantando un himno a Jesús. Cundió el júbilo ante el increíble milagro de resurrección.

Sin embargo, ese fue un milagro que Don deseaba que nunca hubiera ocurrido, pues se preguntaba: ¿Por qué me trajiste de vuelta a esta vida después de haber estado en el cielo? La felicidad del cielo fue reemplazada por un dolor insoportable y una agitación emocional. Con el apoyo y las oraciones de su amada Eva, sus tres hijos y amigos cercanos y lejanos, Don se aferró a su fe en Dios y luchó por recuperar las circunstancias de su vida anterior. La increíble y verdadera historia de la familia Piper sobre la perseverancia y la superación de los desafíos de la vida, y la muerte, ha traído esperanza y ánimo a todos los que conocen la historia.

Sin embargo, ¿Por qué se demoró mucho tiempo en contarla? Porque Don temía que lo catalogaran de loco o mentiroso. Finalmente les contó a su esposa, amigos y familiares quienes le convencieron para que compartiera su historia. Un relato inspirador y alentador, 90 minutos en el Cielo, seguirá llegando y consolando a cientos de miles de personas del mundo, ofreciendo un vistazo de la inexpresable dicha celestial dejándonos el mensaje de que el cielo es real.

Para quien dude del mejor regalo que podamos recibir, la fe, que “El Señor te bendiga y te guarde; El Señor haga resplandecer Su rostro sobre ti, Y tenga de ti misericordia; El Señor alce sobre ti Su rostro, Y te dé paz.’ (Números 6: 22-26) en este 2019 y siempre.

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