Dos jefes militares de EE.UU. visitan la zona fronteriza de Colombia con Venezuela

Su presencia desata la especulación tras la enigmática nota de Bolton sobre los «5.000 soldados en Colombia»

Nadie da razón de los 5.000 soldados que, al menos sobre el papel y no en tierra colombiana, estaría preparando el gobierno de Estados Unidos para presionar la salida de Nicolás Maduro o disuadirlo de generar una crisis fronteriza para tapar la implosión interna a la que ha conducido a Venezuela. El primer movimiento en el tablero lo hizo, el pasado 29 de enero, el Asesor de Seguridad Nacional del gobierno de Trump, John Bolton, un curtido diplomático que dejó ver en su libreta de notas una simple pero mediática anotación: "Afganistán, damos la bienvenida a los diálogos… 5.000 tropas a Colombia". Desde entonces el escándalo ha corrido como la pólvora y la mecha de las especulaciones no ha dejado de arder.

La diplomacia y el juego político internacional están plagados de gestos. Y también de errores, que en este caso resultarían de desconocer el rechazo que causa en la región cualquier intervención militar por parte de Estados Unidos. Una cosa es que caiga Maduro y otra que el gobierno de Trump entre a sacudir la estantería.

Además, y esto no es menor, para poder enviar esas tropas, el Ejecutivo debe pedir autorización al congreso estadounidense. También el presidente colombiano Iván Duque tendría que solicitar permiso al Senado colombiano, pues requiere su autorización para el tránsito de tropas extranjeras por suelo de la república. Los demócratas ya le anunciaron a Trump que no respaldarán una acción armada, y cabría esperar que los partidos de oposición colombianos y la opinión pública nacional, rechazarían cualquier aventura militarista a lo largo de una frontera de más de 2.200 kilómetros.

Mientras los especialistas siguen debatiendo las implicaciones y los más alarmistas ven la antesala de la tercera guerra mundial en esta esquina norte de América del Sur, dado el respaldo de Rusia y China al régimen de Maduro, el teatro de guerra sigue avanzando. El martes pasado Colombia movió tanquetas a la frontera, argumentando la necesidad de reforzar la seguridad de la zona por la presencia de grupos armados ilegales; y el jueves el jefe del Comando Sur, almirante Craig Faller, llegó al país para visitar la zona fronteriza de Cúcuta, donde sostuvo reuniones con miembros de las fuerzas armadas colombianas. Allí mismo, dos días antes, había estado en la zona el comandante del Ejército Sur de EE.UU., general Mark Stammer.

Esta semana de amenazas y gestos beligerantes la cerró el asesor Bolton, quien el viernes en la mañana prometió a Maduro que, de no abandonar el Palacio de Miraflores, le tiene lista una celda en la prisión de Guantánamo, ubicada justamente en un pedacito de Cuba que tiene en arriendo EE.UU. desde 1903 y donde opera una prisión de alta seguridad que guarda talibanes, terroristas y tendría espacio para dictadores de diferente cuño.

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