La Jef: justicia exculpadora de la Farc

Cuando se negociaba el proceso de apaciguamiento e impunidad extorsiva entre un cartel narcoterrorista y el anterior gobierno corrupto y corruptor, a espaldas de la ley y especialmente de las víctimas que “pusieron en el centro de la negociación”, pero para burlarse de ellas en un rango de 360º; señalamos que dicha manguala estaba diseñada por delincuentes y para delincuentes.

La extorsión convertida en acuerdo, -que pisoteó la ley, la voluntad popular, la sangre de los soldados muertos y especialmente a las víctimas, pero no esas que “selectivamente” escogió un organismo de la academia mamerta para que absolvieran en La Habana a sus victimarios-, incluyó la conformación de una organización parajudicial diseñada por los victimarios, con jueces elegidos por camaradas ideológicos de los victimarios, para que por encima de la constitución colombiana y de todo, “juzgara” a los victimarios, pero sin pena condenatoria distinta a tener el planeta por cárcel, exculpara a los victimarios para que pudieran ser premiados con billones de pesos del presupuesto nacional, se disfrazaran de actores políticos y quedaran jubilados y protegidos de por vida de cuenta de quienes pagamos impuestos. Tal desvergüenza no ha pasado en ningún acuerdo para la finalización de la guerra, incluso en estados fallidos africanos.

Ese engendro se materializó en la JEP, que debería llamarse JEF, “Justicia Exculpadora de las Farc”. Recuerdo que algunos que apoyaron el acuerdo extorsivo de impunidad, llegaron al extremo de justificar la formación de este organismo parajudicial al servicio de los victimarios, diciendo que como el sistema judicial colombiano era tan ineficiente, era sensato crear uno especialmente para que los “pobres victimarios” no sufrieran siendo juzgados por el sistema judicial al que sí deben someterse los colombianos que no roban, secuestran, violan niños y niñas, torturan y comercian con drogas. Definitivamente en Colombia ser pillo paga y mientras más pillo mejor.

Este organismo parajudicial al servicio de los victimarios es una vergüenza. No solo por su propósito, por quienes lo concibieron y por muchos que lo constituyen, sino por sus actuaciones hasta hoy. No hemos visto sino de la JEF hacer todo lo que esté a su alcance para encubrir y alcahuetear a los monstruos de las Farc. Permisos inconcebibles para cualquier otro colombiano, en la JEF es normal le sean otorgados a sus patrones. ¿Que no quieren presentarse a declarar? Es que ellos están muy ocupados procesando coca o secuestrando, y no pueden abandonar sus guaridas en Venezuela.

Sostener a los miembros de este parásito institucional, que como cualquier parásito infecta y vive de quien lo aloja, les cuesta a los colombianos que pagamos impuestos “880 millones de pesos diarios”. Cuando el presupuesto total en 2019 para la “Justicia Especial para la Paz” es igual a la suma del presupuesto de Ciencia y Tecnología y el de las labores de inteligencia del país, uno comprende que Colombia dejó que unos delincuentes y su aliado con Nobel, la volvieran inviable.

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