De flexibilidades y rigideces o un ornitorrinco político

No he de callar por más que con el dedo, ya tocando la boca o ya la frente, silencio avises o amenaces miedo.

(Epístola satírica y censoria contra las costumbres presentes de los castellanos, escrita a Don Gaspar de Guzmán, Conde de Olivares, en su valimiento.)

Francisco de Quevedo, poeta y hombre de estado.

Esta es una parábola sobre la paradoja de la flexibilidad y dureza, existencial o política, que pueden culminar en corrupción o una honestidad difícil de practicar, sin ser malinterpretado. El ornitorrinco es un representante de esa contradicción del reino animal al que muchos humanos se le parecen.

Prácticamente todos los líderes que han logrado algo positivo para la sociedad han alternado entre períodos de flexibilidad pragmática y rígida intransigencia frente a una malévola oposición política, hechos desagradables o escenarios no negociables. Ante a esa realidad muchos se preguntan, si en relación con las Farc existe la posibilidad de que ‘evolucionen’ para ir de la rigidez ideológica del marxismo a la flexibilidad de una sociedad multidimensional. El enfrentamiento de Márquez y Timochenko que en un momento dado ‘comulgaron’ con la paz, es el ejemplo de ese viejo dilema, estilo ornitorrinco, que han llamado línea dura militarista (Márquez) y la línea blanda, flexible, que es la de la política mentirosa (Timochenko), mediante la cual dizque han pretendido construir un nuevo país. Si no me lo creen léanse “FARC el país que proponemos construir” Editorial Oveja Negra, diciembre 2001.

Ahora bien, cuando Santos y las Farc decidieron armar su acuerdo, sabían que no habría plata para llevarlo a cabo. Por eso en la página 71 del mencionado libro leemos esta perlita fariana: “Ya hemos planteado a la comunidad internacional la necesidad de una moratoria de 5 años en el pago de los servicios de la deuda externa, para invertir esos recursos, cerca 100 billones de pesos de hoy en la reconstrucción de la industria nacional, en la economía campesina, en la investigación científica. (Sobra hacerles ver a los lectores que ellos querían reconstruir con la plata de los otros lo que ellos mismos destruían.)

“Hemos señalado la necesidad de que esos recursos que se ahorren, queden a disposición de la Mesa Nacional de Diálogos, dados los altísimos grados de corrupción de la llamada clase política colombiana.” (Como vulgarmente diríamos hoy: ¡Mandan huevos! ¿Nos creen pendejos? Y excúsenme.)

Con la propuesta anterior hoy Colombia sería un país paria; y esos son los que pretenden gobernarnos. El lío de ese ornitorrinco político puede ser estudiado por los estrategas para aprovecharlo sin olvidar que ambos extremos, aparentemente irreconciliables, buscan un solo fin: el poder político para tomarse el estado colombiano. Los camaradas lo llaman ‘todas las formas de lucha.’ Así que escucho al ‘pastor pacifista’ Timochenko y me sonrío, porque el diablo también conoce la Biblia.

En la misma línea los gringos, son algo muy diferente cuando los conocemos personalmente, ejercen como políticos o policías del mundo, se comportan como embajadores o como exquisitos representantes de la izquierda caviar o whiskería. Esos borrachines de alcurnia quieren presionar al Presidente Duque a través de Mike Pompeo mediante una carta firmada por 79 congresistas que no conocen los vericuetos, altibajos, engaños e ilegalidades del llamado ‘proceso de paz.’ Firman e intervienen porque pueden mandar; no porque sepan de política colombiana ni de verdadera democracia. Ya veremos por qué.

Jamás entenderán que los procesos de paz son irrealizables porque están en una categoría idealista en permanente lucha con intereses pragmáticos. Esos procesos deben ser remplazados por un esfuerzo serio de mejoramiento global, según las capacidades de cada país, eliminando, desde luego, la violencia.

Sin embargo hay que esforzarse por averiguar qué hay detrás de la editorial del NYT, la posible malacrianza de Pompeo y los rumores de que son un entramado santista para hacer prevalecer su ‘legado.’ Ojalá que el canciller Holmes Trujillo y Pachito Santos les puedan explicar a los miembros de la junta directiva del NYT los misterios dolorosos de la política colombiana que pueden resultar en el despido del periodista Daniel Coronell por obcecado calumniador, por ejemplo; lo que es una supuesta ‘herejía’ para la libre expresión, como si esta no tuviera límites.

Pensando en Santos para que no siga jodiendo tras bambalinas, me hice la siguiente pregunta: ¿Cuál es la razón del posible fracaso de un proceso de paz, cualquiera que sea este, no importan quiénes lo firmen? Antes de responder a la pregunta quiero llamar la atención de lo que pasa en el Reino Unido con su enredo del Brexit. Los ingleses no saben si se separan o no de la UE, con o sin acuerdo de divorcio. Sacan a la Primera Ministra, pero no tienen claro su pensamiento hacia futuro. ¿El problema es de la ministra o de la forma cómo piensan que es una mezcla de ideales e intereses pragmáticos como los de cualquier terrícola? En este ajetreo los irlandeses podrían revivir su problema fronterizo y empezar a matarse otra vez, A PESAR DE HABER FIRMADO UN ACUERDO DE PAZ. ¿Por qué puede ocurrir eso?

Veamos el ejemplo parroquial. La ‘paz’ colombiana de Santos fue movida por un deseo ‘idealista’ de la sociedad colombiana de que no hubiese más muertos; pero ese anhelo tuvo que enfrentarse a los objetivos políticos de las Farc que, con su comunismo a ultranza, son los que han producido los muertos al tener que defendernos de esas pretensiones. Uno de los padres del acuerdo habanero, Don Humberto, dijo que el niño había nacido defectuoso pero no se refirió a la genética torcida del infante que se parecía a la de un ornitorrinco; es decir, el resultado de padres de especies incompatibles. Por eso los gringos, más pragmáticos, no negocian con terroristas, pero algunos senadores quieren que se les ‘respete’ en Colombia. ¿Quién entiende esa mentalidad de ornitorrinco? Otro de los ‘padres’, los duros negociadores terroristas de las Farc, entrenados para ello en la extinta URSS, con sus objetivos e intereses que todos conocemos, están guiados, genéticamente, por un instinto depredador que, en lenguaje humano, se expresa así: “lo mío es mío y lo tuyo es negociable.”Los otros ‘padres’ eran una caterva de pensadores ‘flexibles’ cuyo decálogo expondré más adelante. Con todo lo anterior, pretendía el ‘sabio’ caldense que:

1. La paz significara un avance en los intereses de la sociedad (que no hubiera más muertos) y los de las Farc, (tener el poder para lo que fácilmente renunciarían a sus muertos porque los ponen la gente del común, mientras los líderes se esconden). Pero todos sabemos que democracia y poder comunista son opuestos; es decir son el resultado de especies humanas diferentes aunque todos aparentemos ser bípedos pensantes. Eso, en el futuro, significaría más muertos y lo estamos viendo, si es que la muerte de desmovilizados son el resultado de venganzas políticas; o de otros oscuros intereses.

2. El ‘sabio’ bogotano, el ex presidente Don Juanpa, como le gusta que lo llamen, asumió el rol de Profesor de la Paz que consiste en predicar una filosofía, con palomita y todo, para formar conciencias pacíficas, a través de un costoso lavado de cerebro mediático predicado a los que nunca han hecho la guerra; es decir, la sociedad que la repudia. Lo anterior resulta de ignorar lo que es la política real: intereses pragmáticos sin idealismos. ¿Por qué lo digo?

Veamos cómo funciona el do decálogo del REALPOLITIK colombiano basado en la cultura, la idiosincrasia de una minoría que influye en la política, y que representa la crema y nata de cierta peculiaridad nacional, llamada de izquierda. ¿Qué carajos es eso? ¿Cree usted que la paz santista es posible con las siguientes realidades que se consideran normales y se las tolera por una sociedad confundida por ciertos ‘pensadores’, sus cajas de resonancia mediática y la justicia politizada? Debido a eso, estamos en un zaperoco porque el ‘Do decálogo’ de los moralmente ‘flexibles’ se cumple a carta cabal:

1. La justicia es pa’ los de ruana. Es decir el que tiene billete pone el juez, bien sea político, empresario o malhechor. En nuestra izquierda parroquial hay de todo.

2. Cierta influyente minoría, generalmente izquierdista, opina que los gringos son intervencionistas; pero no lo son, si ponen los dólares; o si con mentiras el New York Times quiere desprestigiar al ejército colombiano, enemigo de las Farc; además esos gringos tienen que poner los muertos en las guerras de otros. Trump le ha dicho no a esa estupidez; por eso lo odian. No se acuerdan los señores de esa minoría izquierdista que si no hubiera sido por los gringos ‘intervencionistas’ toda Europa hoy hablaría alemán.

3. Las Farc fueron terroristas hasta el 2016; pero no lo son, a pesar de las ‘disidencias’; un cuento que solo se tragan los bobos; pues ‘disidencia’ y partido político son las dos caras de la misma moneda: todas las formas de lucha.

4. Frente a la paz santista somos buenos si callamos sus falencias o el robo del plebiscito; o si, debido a la mermelada y los interese políticos que favorecen al comunismo, nos hacemos de la vista gorda dándoles vitrina; es decir, somos malos si criticamos esa ‘paz’ como en cualquier democracia.

5. Los corruptos son bienvenidos en todos los estratos por los ‘escogidos’ de mente torcida. Por eso sobre Colombia hay una cobija inmensa para tapar y pasarla ‘calientitos’ y estar protegidos hasta de la corrupción política, si es del caso. Eso se llama el régimen de favores inconfesables. Y los ‘encobijados’ mandan, como en Venezuela mandan los enchufados.

6. Se acepta como normal: “El exceso de argucias y alegatos produjo en el país las raposas jurídicas, una especie venenosa que marchita muchos talentos auténticos y se atraviesa en el camino del sentido común.” Antonio Panesso Robledo. Esos ‘fallos’ se acatan, pero no se respetan. Y todos quedan como excelentes sujetos éticos. Nadie se pregunta por qué es tan fácil que el campo de falacias jurídicas pase desapercibido como un sembrado de coca y a nadie le importe. Con esas argucias se absuelve al diablo y se condena a Jesús.

7. Ejemplo 1.: Luis Gustavo Moreno Rivera, político y jurisconsulto, autor de “El falso testimonio,” está en la cárcel.

8. Ejemplo 2.: En sentencia del 17 de agosto del 2018 de Rigoberto Echeverri Bueno la CSJ dijo que Santrich no era congresista porque no se había posesionado y el 30 de mayo de 2019 se contradice y le da la orden de liberar a Santrich en una peculiar interpretación de ‘investidura’ parlamentaria en la que la alcahueta es la constitución. Dice la CSJ que Santrich no se posesionó por eventos de fuerza mayor como dice el Consejo de Estado; pero esa fuerza mayor o hecho imprevisto, no lo es tal; lo generó Santrich mismo al cometer un delito y ser capturado. Un hecho es imprevisto cuando el evento es de un carácter tan remotamente probable y súbito que ni siquiera una persona diligente hubiera razonablemente tomado medidas para precaverlo. Ejemplo: que se accidente o le caiga un rayo. Pero el hecho de estar narcotraficando significa que Santrich debió prever que lo capturaran. Por eso hacía sus operaciones ilegales con toda la precaución. La CSJ está ciega y va a seguir ‘pensando’.

¿Acaso no hay ética en la justicia? Si bien es cierto que Santrich tiene derechos, también la sociedad tiene el derecho de saber la verdad sobre su caso, mediante un juicio. Y si alguien quiere argumentar que hay dudas, sin haber un juicio, entonces se elige la solución preventiva de no dañar a la gran mayoría, porque Santrich no constituye una minoría con derechos. Lo que significa que, preventivamente, debe permanecer en la cárcel. Y todo lo anterior debe hacerse sin manipular el sistema legal, ni la Constitución, que son el contrato legal y social que el Consejo de Estado y la CSJ tienen con la sociedad. Esa es la ética, señores, que ustedes ignoran.

9. Se ha olvidado, como si fuera nada, la esencia de la justicia: “Que los hechos primen sobre las palabras.” Jorge Eliécer Gaitán. A Obama le pagaron millones por decir la misma vaina en Arena Movistar. Por eso se enreda la extradición de Santrich entre el amenazante palabrerío izquierdoso de la inconveniencia, la JEP, la CSJ, y la falta de formación de la opinión para denunciar la peligrosa flexibilidad moral de los poderosos en torno a la justicia.

10. Cierto negocio nacional apetecido en el extranjero por el que la paz no es posible: “El tráfico de cocaína puede definirse como un delito en el que Colombia pone los muertos, mientras buena parte del resto del mundo pone la nariz y los bolsillos.” Fabio Castillo. ¿Quiénes están detrás de la defensa de Santrich, además de las Farc?

11. A ver si nos alcanza esta evidencia en la carrera por la calumnia para entender los ‘falsos positivos’ de la denuncia política: “En Colombia la gente se muere más de envidia, que de cáncer” Martín Emilio ‘Cochise’ Rodríguez, ciclista, varias veces campeón.

12. El desconocimiento o rechazo del sentido común que crea convivencia. “El dilema es: o solidaridad o solitarios. O unidos por el amor o divididos por el odio. La solidaridad da solidez a la sociedad. Al educar para compartir, congelamos el egoísmo y con la justicia ¡nace la paz! Gonzalo Gallo González

Frente a ese do decálogo de ciertos colombianos, políticamente gritones o embaucadores, me arriesgo a exponer lo que Alejandro Gaviria, ex ministro de salud, hoy rector de la Universidad de Los Andes, quiso dar a conocer como su filosofía sobre cierto tipo de actitud, muy respetable en lo personal, y que yo comparo con la ‘flexibilidad decente’ con la que se asumen muchas cosas en Colombia, frente a las cuales uno no sabe qué pensar. Este es su escrito que tituló: “Yo soy tibio.” (Fuente: Semana Alejandro Gaviria se declara ‘tibio’.)

1. Intento mantener cierta provisionalidad en mis opiniones, cierta maleabilidad de pensamiento.

2. Creo que la lucha por la igualdad de condiciones y la dignidad humana debe respetar la inteligencia y el trabajo de quienes nos antecedieron.

3. Desconfío de los discursos fundacionales.

4. Tengo una guía ambigua: “Ni resignación, ni desmesura”.

5. Entiendo que la derecha se aferra a la realidad y la izquierda, a las quimeras. A veces toca lo uno. A veces, lo otro.

6. Opino que la perfección es una idiotez, pero también que todas las instituciones son perfectibles.

7. Creo que, en la raíz de muchos problemas sociales, hay dilemas colectivos irresolubles, trágicos, sobre los que nunca nos pondremos de acuerdo.

8. Considero que las fallas de mercado deben evaluarse a la luz de las fallas de estado y viceversa.

9. No me hago muchas ilusiones con la política. Las adhesiones políticas no deberían ser una pasión desbordante.

10. Sé que la tibieza es una posición precaria. A todos nos atraen los extremos.

Como buena literatura, podría ser interesante y debatible pensar en ello, como una posibilidad entre el REALPOLITIK torcido y el idealismo político, pero no adoptarlo como un hábito personal de decisiones estatales, porque siempre tendremos en la conciencia el acicate de la verdad abrumadora de todos los días y a un país no se le puede gobernar con suposiciones o acertijos: una pistola en la cabeza es una realidad que no se puede admitir ni discutir como es nuestra situación actual con tantos grupos delincuenciales. Son la maldad. Punto. Se actúa o se muere. Pero a muchos no les conviene diferenciar entre lo que es políticamente correcto, (cumplir un acuerdo) que a veces es ridículo, (tener terroristas hablando de moral o acusando debido a ese acuerdo) y lo que es necesario, (hacer reformas para que la paz funcione) sin caer en la violación de la ley, pero sin olvidar los peligros de los vicios políticos. Tomar ese bien escrito decálogo para gobernar a Colombia, sería como intentar hacerlo teniendo como Constitución “Cien años de soledad.”

Uno de los vicios de los negociadores camaradas es: “lo mío es mío y lo tuyo es negociable” y gritan hasta que lo consiguen mediante estrategias que pueden durar años. En la alta política eso se llama “aprender a negociar con los soviéticos.”Por eso una de sus tácticas es decir mentiras, mamando gallo. Y no sé si por eso uno de sus negociadores, Humberto de la Calle, diría en alguna ocasión: "Colombia es el reino de la estupidez y la ferocidad". (Fuente: Frases inmarcesibles de colombianos.)

Frente a ese complejo escenario quizá una recomendación para el Presidente Duque sería no detenerse a contemplar las flores de la alabanza en el sendero que se ha trazado; de hacer lo justo ignorando los tambores de guerra política. Esas ‘flores’ son las espías secretas que vienen del Reino de la Ilusión Política de donde surgen los dictadores. La mermelada promueve esa ilusión y su hecatombe. Ahí empieza la prueba de la soledad del poder. Cuando no hay plata no tenemos ‘amigos.’ Pero esa soledad es en realidad una bendición porque esa ‘plata’, que es un símbolo del contubernio indecoroso con lo indebido, es lo que mata al que está dormido espiritualmente cuando llega a las instancias elevadas del poder.

Por todo lo anterior, comparo al proceso habanero y sus repercusiones actuales con un ornitorrinco; una vaina rara de mucho cuidado que te puede envenenar. Si comparamos las Farc con esa paradoja del reino animal, veremos que así como los primeros científicos que observaron al animalejo en el Museo de Historia Natural de Londres, (el proceso de paz en la habana) y no lo vieron actuando en su hábitat natural, pensaron que un taxidermista bromista había utilizado y unido diferentes partes del cuerpo de otros animales, pues era un monstruo zoológico, una contradicción andante que tiene carta de ciudadanía en Australia: un mamífero con pezuñas venenosas que pone huevos; no tiene pezones; respira aire, pero pasa la mayor parte de sus horas de vigilia bajo el agua, con los ojos bien cerrados; utiliza su pico similar al de un pato como su “sentido” para encontrar alimentos.

Como los ornitorrincos, los farianos y la JEP son difíciles de entender. Comen el 25% de su peso corporal cada día porque son imposibles de mantener en un laboratorio de paz: quiebran a un país. Como la rebelión libertaria es un ícono cultural, muchos los quieren, a pesar de ser raros como una peligrosa paradoja humana armada y rabiosa; tienen garras venenosas, pero quieren que se les consideren palomas; no sé si eso sea la influencia de la ideología de género. Ponen huevos de diversos colores, que se parecen a los dólares, y los entierran en las guacas de la selva, pero son pobres.

Como han podido sobrevivir en las zonas urbanas, pueden competir con los perros y zorros políticos, pero vuelan en helicópteros para escapar a Venezuela. Y la más increíble de la paradoja política del modo de pensar del ornitorrinco fariano, como lo es el animalejo australiano, es la siguiente: quieren controlar y ser comprendidos por la sociedad protegiéndose de ella, matándola. No han entendido que el control violento y con las mentiras del camuflaje es lo natural en el reino animal, no en el humano; porque ellos mismos repudian la violencia y la mentira cuando se ejerce contra ellos. ¿Y qué fue el proceso de paz? Un invento que nadie entiende para controlar a Colombia y decir que aquí no pasó nada, como lo estamos viendo.

¿Quién está dormido espiritual y políticamente en el 2019 tanto en USA como en Colombia; es decir que se hace el desentendido? Aquel que no se da cuenta de la contradicción de los acostumbrados vicios políticos que se asumen para gobernar ‘exitosamente’ con todos. Es lo que mata el alma humana porque hay que convertirse en ornitorrinco. Álvaro Gómez llamaba a esa clase de gobierno el régimen. Su administrador no podría gobernar con autonomía. Porque tendrá que convenirles a todos: el poder económico, la maquinaria política, los caprichos de los senadores gringos y nacionales de izquierda que conviven en contubernio de intereses, la JEP, las Farc, hacerse el de la vista gorda con el glifosato, con la extradición de narcotraficantes, hacerle pasito a los alzados en armas de cualquier pelambre que en realidad son narcotraficantes; callarse ante los medios de comunicación y políticos que dicen mentiras sobre la paz, sobre todo el New York Times; no debe hacerles ver el Presidente a esos senadores gringos que lo critican, el significado de que Timochenko y Márquez, firmantes del tratado, estén cada uno por su lado; el uno guerreando y el otro hablando de paz; que haya 188 acreditados ante la JEP como víctimas de secuestro culpando a la cúpula de las Farc cuyos miembros se sientan en el Congreso; y ahí sí los senadores gringos callan sabiendo, además, que hay presencia de las disidencias farianas en 16 departamentos; es decir, que la ‘paz’ de Santos y las Farc fue de mentiras porque esas disidencias demuestran que no tenían mando ideológico ni militar. Había solo intereses de narcotráfico que es mejor negocio que la paz. Y lo más triste de todo es que el jefe de las Farc, Timochenko, solo habla de paz como un medio para engatusar. ¿Por qué no le preguntan sus entrevistadores si ha renunciado a la toma del poder por otras vías? Decía Tirofijo: "Hay que entregarle la tierra al que la necesita y la quiere trabajar por la vía que nos dejen las oligarquías. Vamos a ver cuál es, si es la vía política o es la otra". Las Farc usan ahora la vía política; y las disidencias ‘la otra.’ Los 79 senadores norteamericanos y el NYT están convenientemente ‘ciegos’ como Santrich y la CSJ. ¿Por qué será?

Si hiciéramos un ejercicio de ficción política futura y consignáramos a los representantes y amigos del proceso de paz habanero en el museo de las paradojas humanas, como es la presente realidad política colombiana vapuleada por ciertos senadores izquierdosos gringos, diríamos que el tal proceso fue una genialidad literaria macondiana, pero difícil de llevar a cabo en la realidad política y jurídica del país.

Y a todos esos imbéciles que no les gusta que el Presidente Duque no quiera ser el administrador de semejante régimen estúpido, los catalogaría como descendientes del ornitorrinco: una broma política. Por eso, Darwin que prefería ser primo del mico, se quedó callado cuando vio el ornitorrinco. Muy elocuente su silencio, porque entendió la contundente y fáctica broma científica de Dios. Claro que ahora los científicos dirán que Dios es genetista. Sí; y su laboratorio es la tierra a ver si produce un ser humano tan supremamente inteligente que quiera ser Hijo de Dios. Ya nos dio una muestra engendrada en un cruce del cielo y la tierra que fue y es un inolvidable maestro de maestros que enseña a amar, a utilizar la emoción y la inteligencia creativamente en una estrategia perenne y permanente para vivir dignamente como un verdadero ser humano y no un ornitorrinco.

Share on facebook
Facebook
Share on google
Google+
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn

Buscar

Facebook

Ingresar